El accidente de tránsito suscitado la mañana del 30 de agosto en la vía Perimetral, entre el sector de El Fortín y la avenida Casuarina, en el noroeste de Guayaquil, conmocionó al país por la muerte de una menor de tres años, Adelayda Ramírez, y la lesión de otra de 10 (hospitalizada), quienes se alistaban para ir a su colegio a estudiar.

En la vía porteña, la madre de la infante de tres años detuvo la marcha de su furgoneta, pues esta se averió; la mujer recibió ayuda de Víctor Duarte, un buen samaritano que se desplazaba en su auto. Ambos vehículos fueron embestidos por un tráiler, cuyo conductor se dio a la fuga.

Sin embargo, el director de control de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), comandante Luis Lalama, reveló que la placa del vehículo pesado (RAA -6364)pertenece a la provincia de Los Ríos.

“En el sitio del siniestro de tránsito hay cámara de ATM, en la que se obtuvo información del video. Los datos fueron solicitados por el fiscal encargado y se está en proceso de investigación. En el video se ve las consecuencias que se conocen”, manifestó la autoridad de tránsito.

¿Cómo dar con el paradero? Lalama responde. “Si el fiscal o autoridad competente considera que hay que retener el vehículo, en este caso como no hay conductor de acuerdo a la ley, tiene que responder el propietario del vehículo hasta que dé la información de quién manejaba en ese momento. Si el fiscal ordena una acción contra el vehículo, estamos prestos para hacerlo, localizarlo, en base a los datos que tengamos y tomar procedimiento dentro de la ciudad de Guayaquil”, indicó Lalama.

La abuela de la menor fallecida, Cecilia Arévalo, molesta con las declaraciones, manifestó que esos datos las autoridades ya las conocían, es más, a ella y a sus familiares les tocó volverse investigadores de su propio caso. “Ya tenemos esos datos y si no lo revelaban, lo íbamos a hacer nosotros. Aquí todo tapan y eso es corrupción”, declara la mujer de 55 años, quien no descansará hasta que se haga justicia.

Cecilia, maestra de profesión, no puede contener su indignación. “Mi hija pidió ayuda a dos policías y no la socorrieron. Ellos son servidores públicos y fueron unos deshumanizados. Si hubieran ayudado, mi nieta estaría con nosotros”, expresó con pesar la docente.