Puente García Goyena
Moradores del sector de García Goyena y Antepara han tenido hasta que colocar cercas eléctricas en sus techos para evitar ser víctimas de los robos.Christian Vinueza

Habitantes de García Goyena: Hartos del puente y de la indiferencia municipal

Las familias de García Goyena y Antepara buscan a EXPRESO para denunciar que viven en peligro. Exigen que se derribe la obra para evitar más atracos

Ni la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, ni los concejales han respondido al clamor de los habitantes de las calles García Goyena y Antepara, quienes a gritos, desde hace ya un año, vienen solicitando a las autoridades que derriben el paso peatonal que colinda con sus casas, por considerar que es el origen de una serie de problemas que han matado la convivencia.

barandas robo

Las barandas de un paso peatonal son halladas en un negocio de Chongón

Leer más

Ellos llamaron a la Redacción de EXPRESO (que ha contado ya cómo la estructura se ha ido deteriorando y convirtiendo en un ‘hotel’ de consumidores y roedores) para alertar que no van a aguantar un día más sin una respuesta. “Queremos que las autoridades sepan que nos hartamos de rogar por ayuda, una reunión o una visita a este sitio, donde hasta nos ponen un revólver en la cara. No podemos más y tampoco vamos a poner más nuestra vida en riesgo. No vamos a tolerar más silencios. Ni uno solo”, sentenció la residente Natalia Varela, quien junto a sus vecinos ha empezado a colocar sobre la obra, carteles en muestra de rechazo.

Me duele ver que la Alcaldía calla ante una preocupación que nos alberga y lastima. Su silencio refleja ese quemeimportismo que nos pone en riesgo. 

Carlos Rodríguez,
residente

“Saquen esa guarida de delincuentes” o “Devuélvannos el ornato, el aseo y la seguridad” son el tipo de frases que se pueden leer en las pancartas, que continuarán colocando en las alturas y que llevarán incluso al Cabildo, prometen.

Para los residentes, este paso, que fue construido en la administración del entonces alcalde Jaime Nebot, no da soporte a los integrantes de la Sociedad Ecuatoriana Pro Rehabilitación de Lisiados (Serli), cuya sede colinda con la estructura.

“Se supone que el puente iba a facilitarles el paso a los chicos con discapacidad, que son quienes estudian allí, pero eso nunca pasó ni pasará. Y no solo porque la puerta principal de Serli cambió de lugar, sino porque es imposible atravesar el paso, que ahora tiene hasta excrementos humanos. Esa plataforma atenta contra nuestra dignidad. Todo apesta. Es una porquería que nos hace llorar”, denunció Varela, a quien desde el puente le han lanzado piedras cada vez que reclama.

PUENTE PEATONAL EN MAL (7545643)

Ciudadanía: “El puente roto refleja que la vía a la costa es tierra de nadie”

Leer más

A causa de ello, sus ventanales están rotos, al igual que los del inmueble de la familia de Carlos Rodríguez, cuyas paredes están grafiteadas y con la huella del humo de cigarros y drogas.

“Se meten de todo frente a nuestras narices, nos lastiman, nos disparan. Mire cómo tienden la ropa, vea la cantidad de colchonetas que hay ahí. Por Dios, hay gente que hasta tiene sexo en ese maldito lugar. Este puente es inservible. Hagan algo”, pidió la residente Gissella Calderón, quien habita en el sector y por miedo a cruzarlo, opta por recorrer el camino más largo, aun cuando la zona tampoco es muy segura.

 No queremos que digan que van a iluminar la obra, sino que la quiten. Con ella, vivimos en una cárcel, siendo testigos de robos, actos inmorales y balaceras.

Natalia Varela,
habitante
Puente García Goyena
Las barandas de la estructura sirven de colgadero de ropa y hoteles de paso.Christian Vinueza

Frente a esta situación, este Diario le consultó al Cabildo por qué han hecho caso omiso del pedido, si le darán luz verde y por qué nadie se ha acercado a hablar con las familias; pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

Mientras tanto, EXPRESO fue testigo de cómo en el lugar, al momento de hacer fotografías, dos individuos huyeron, dejando a su paso colillas y pipas, además de encendedores y cajas de fósforos. La fetidez era exagerada, tanto o más que las medidas que han tomado las familias para intentar, sin suerte, resguardarse.

Y es que por la cercanía que la estructura tiene con las viviendas, las familias cercaron sus techos con estacas y mallas de casi dos metros de altura, para evitar que algún delincuente brinque sobre las cubiertas e ingrese a los domicilios, como ya ha ocurrido.

Aquí la convivencia está prohibida porque salir de casa implica que quienes viven en el puente, te roben. Allí hay gente mala, estamos solos en esta lucha.

Giovanny Espinoza,
residente
Puente García Goyena
En el sitio, queman hasta el cobre de las cables, lo que genera un olor nauseabundo. Los cables que roban son de la misma estructura y otros bienes públicos aledaños.Christian Vinueza

“Todo está mal con ese puente. Perdimos la convivencia. Es tal el daño que nos genera, que los autos no podemos estacionarlos al pie de las viviendas, porque los desmantelan. Por eso urge que lo derriben. Aquí nadie va a permitir otra medida, ni que ahora sí lo iluminen y digan que ya no existe problema. No queremos las ‘sapadas’ de los concejales. No queremos sus promesas vagas, sus palabras sin sentido, ni su abandono y desatención”, advirtió Alfredo Ramírez.

La convivencia. Hasta los peloteos y las reuniones en el barrio se han pausado. Las familias asimismo se han empezado a ir, pero no hay quien alquile su hogar. 
E9y7e32XEAA7uq9

Guayaquil: los pasos peatonales son usados como pistas para los motociclistas

Leer más

Wilson Aldás, otro de los afectados, lamenta que el vecindario esté viviendo en lo que él llama “una cárcel”. “Somos 70 familias las que directamente estamos en peligro, porque colindamos con la obra. Desde nuestras ventanas vemos cómo apuntan a la gente y queman el cobre que roban. Ese olor también nos ahoga. Nos sentimos ahogados por la situación que vivimos, el silencio de la Alcaldía, los delitos de los que somos testigos y los golpes que recibimos cada vez que intentamos defendernos”.

La gente que vive en el puente ha dañado tanto el barrio, que no puedo ni caminar con mis amigos sin miedo. Nos han limitado a vivir entre cuatro paredes.

Iván Navarrete,
residente