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Desde lo alto no se observan parques públicosAlex Lima

El grito de La Puntilla por un parque público

Los residentes están hartos de no tener un espacio común y libre fuera de sus ciudadelas. Al Parque Histórico no lo ven como solución. Exigen una nueva urbe.

La inconformidad entre los residentes de las urbanizaciones que se levantan a lo largo de los 10 kilómetros que integran la avenida Samborondón, es evidente. La falta de espacios públicos comunes y libres que les permitan compartir y vivir en comunidad los tiene cansados. Quieren salir del perímetro de sus urbanizaciones, advierten.

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Las familias dan un grito desesperado y hacen énfasis en la necesidad de tener un área en la que puedan hacer deportes y encontrarse con sus amigos, sin horas prácticamente fijas. ¿Dónde están las resbaladeras y los columpios? ¿Dónde están las bancas para poder sentarse a leer un libro? ¿Dónde están las canchas de fútbol o índor?, cuestiona el residente Gio Kjiner, un joven que se encuentra realizando ejercicios en plenas camineras de la avenida principal, junto a las decenas de autos y buses que se movilizan sobre el asfalto.

Para los residentes, esa eterna promesa que ha hecho la Alcaldía de construir áreas de este tipo con la llegada del Nuevo Samborondón no termina siendo más que una ridiculez. “Pagamos impuestos altísimos y seguimos siendo nada más que una arteria larga repleta de casas. Nos ha tocado hasta llorar por tener buenos retornos y una ciclovía medio decente. De ese Nuevo Samborondón no sabemos nada. ¿Y si llega recién en diez años? Mis hijos ya no disfrutarán del parque, en esa época ya querrán irse a una discoteca”, cuenta con enojo.

A la comunidad, que el Municipio administre el Parque Histórico y lo considere un espacio público y libre para las familias, como lo ha manifestado en varias ocasiones, no logra convencerlos. “Para empezar, ese espacio estaba ya allí y el fin era otro, allí uno va a conocer animales, a una especie de zoológico y sí, es maravilloso. Ese, sin embargo, no puede ser un parque porque tiene horario de entrada y salida, solo lo abren en ciertos días, más aún en estas épocas y está ubicado en el extremo de la arteria. Que no nos cuenten ahora. Un parque público es lo que queremos. Que digan ahora que no hay espacios es culpa de la administración. ¿Por qué entonces no lo pensaron”, se queja Estéfani Zambrano, habitante de Ciudad Celeste.

La falta de un parque público puede provocar la ansiedad, obesidad y hasta depresión en los más jóvenes. Deben salir de su burbuja.Luigi Kijner 
​Instructor y nutricionista
Emilene Aguayo junto a su hija adolescente, en una de las jornadas de esparcimiento en el parque Samanes.

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Lino Paz, residente de esta misma urbanización, dice que ha venido pidiendo el área desde hace décadas, porque en la arteria principal aledaña a sus casas, la que los conduce a la avenida principal, como lo ha contado EXPRESO, está repleta de problemas.

El tráfico es caótico, la iluminación es escasa y hasta roban, advierte. “Le rogamos al alcalde Juan José Yúnez que construya un parque. No queremos ya vivir sobre una vía llena de asfalto y centros comerciales, eso hace daño a los jóvenes, los están encerrando en una burbuja. Esto lo han dicho ya decenas de especialistas, escúchese entonces”, expresó.

Frente a esta situación, EXPRESO solicitó una entrevista con el alcalde de Samborondón para hablar de la necesidad y las fechas en la que empezará ya a tomar forma el Nuevo Samborondón, pero no hubo respuesta. Desde el departamento de comunicación apenas dijeron que el tema “será atendido en su momento”.

Para el residente Claudio Luque es necesaria la construcción de áreas comunes abiertas al público, pero no lo ve viable. “Sería ideal, lo que nos urge, pero es imposible debido a la mala planificación que aquí ha existido. Los terrenos ya tienen dueño y nadie va a dar lo que compró para que se construya un parque estatal. Es prácticamente imposible”, indicó.

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Algunas personas realizan ejercicios en las caminerasAlex Lima
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Al transitar la calle se puede observar a muchas personas realizando ejercicios en espacios exclusivos para la ciclovía, lo que también crea incomodidad para los que practican ciclismo. “Se supone que este espacio es solo para nosotros, pero las personas se ponen a hacer ejercicios, a veces hasta quieren jugar fútbol”, dijo molesta Rina Valdez, residente de la urbanización Lugano.

Este Diario conversó con el residente Luigi Kijner, experto también en nutrición, quien se refirió sobre las consecuencias de la falta de un parque público en esta zona. “Los jóvenes pueden tender a hacerse sedentarios, pueden hacerse dependientes de la tecnología y en el mejor de los casos saldrán a los parques de su urbanización, pero no harán nada más”, explicó. Además, asegura que esto podría traer consigo otras enfermedades. “La falta de actividad física puede llevarte a obesidad y hasta depresión. Es importante que, principalmente, los jóvenes practiquen alguna actividad física.

Sin embargo en el afán de tener más áreas verdes en Samborondón, salta a la vista otra problemática del sector. “Es muy difícil construir un parque público porque las personas están temerosas a la delincuencia, con todos los asaltos y asesinatos que vemos a diario en las noticias, creo que no nos sentiríamos seguros en un lugar público, toca conformarnos con las áreas verdes de nuestra urbanización”, indicó el historiador Rodolfo Pérez.

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Moradores de la via a Samborondon piden se construya un parque público para realizar ejercicios Agencia (ag-extra)Christian Vinueza