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Las calles de la ciudadela Kennedy Norte y de otros sectores de la ciudad están plagadas de ‘franeleros’ que han hecho del parqueo informal un negocio rentable que causa molestias a la ciudadanía.Miguel Canales / EXPRESO

Guayaquil: Los ‘franeleros’ invaden las calles de la Kennedy Norte

Marcan su territorio y se adueñan de las vías. Encuentran la manera fácil de ganar dinero. Los carros obstruyen el paso y molestan a residentes

Se han convertido en los dueños de las calles de la Kennedy Norte. Provistos de franelas, chalecos, tarros, llantas viejas y palos marcan su territorio mientras que con una voz entre servicial e intimidante preguntan al conductor: “¿quiere lugar?”

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Se trata de los ‘franeleros’, quienes distribuidos en las principales avenidas de esta zona han aumentado sus niveles de operación apartando espacios durante los último años.

Un chiflido o unas palmadas en la cajuela de los automotores privados son señales de la presencia de los también llamados ‘cuidacarros’, una antigua actividad callejera que está causando molestias a los residentes de la ciudadela.

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Muchas personas no encuentran estacionamientos disponibles y parquean sus unidades en lugares prohibidos, por lo que forman doble columnas y obstaculizan el tránsito.Miguel Canales / EXPRESO

Los habitantes denuncian que las calles y veredas de sus viviendas han sido tomadas por los subempleados que se ganan la vida separando los puestos para que se estacionen vehículos que llegan de otros lados.

Una de las quejas viene de Carlos Cisneros, quien habita en la ciudadela hace más de 20 años. Él asegura que hay carros que están todo el día obstruyendo el tránsito e impiden el parqueo de las unidades de quienes sí habitan en el sector. “El colmo de esto es que tenemos que buscar, en otros lados, un parqueo y pagar para que vigilen las unidades hasta que se desocupe algún sitio cercano a nuestras viviendas”, anota.

A veces he tenido que dejar mi vehículo al cuidado de estas personas porque en esta zona hay pocos parqueaderos y por temor a las consecuencias de decirles ‘no’.

Mercy Sotomayor, residente de la Kennedy Norte
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Alexandra Vanegas, quien tiene un restaurante en la avenida Agustino Cornejo, también se siente perjudicada por esta situación, ya que los clientes no tienen dónde estacionar. “Esto me causa perjuicio porque el comensal se va adonde pueda parquear su carro sin contratiempo y sin que nadie le cobre ni un centavo”, explica.

Cuando llego a mi trabajo debo dar varias vueltas en mi carro hasta encontrar un lugar para estacionarlo, ya que los ‘franeleros’ madrugan para adueñarse del espacio público.

Irina López, habitante de la Kennedy Norte

Una ‘cooperación voluntaria’, que va desde los 25 hasta los 50 centavos, si no completa la hora; o una ‘cuota fija’ que representa el pago de 1 dólar por hora, son los retos que cualquier conductor debe enfrentar al momento de estacionar su vehículo en alguno de los sitios de la vía pública invadida por los ‘franeleros’.

Quienes se oponen a cancelar una tarifa o no dan una buena propina corren el riesgo de que le rayen el vehículo o ser agredidos, denuncia el ciudadano José León, quien la semana pasada sufrió este percance.

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Los franeleros separan los puestos con palos, cañas y otros elementos.Christian Vásconez / EXPRESO

“Quise estacionar mi carro en una esquina, pero me salió el dueño de la calle para decirme que debía pagarle 50 centavos y como no lo hice, uno de ellos le dio un puntapié al vehículo. Me bajé a reclamarle y me cayó un decena de sus compañeros que tienen tomada la avenida Vicente Norero”, enfatiza.

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La zona de la Kennedy Norte se vuelve un caos en especial de 08:00 a 10:00 y de 13:00 a 18:00. Los problemas se presentan principalmente en 10 cuadras, que van desde la calle Víctor Hugo Sicouret hasta la José Castillo. “Hay poco espacio para los vehículos, no queda otra alternativa que parquearse en donde se pueda”, menciona Salvador Herrera, quien pretende estacionar su carro cerca del parterre central, con la intención de ahorrarse los 50 centavos que debería pagarle al ‘franelero’.

ProblemaEn Urdesa, Garzota, Alborada, vía a la costa y en la mayoría de las calles del centro de la urbe los ‘cuidacarros’ se han apropiado de los parqueos.

“No pagaré nada porque solo estaré unos minutos hasta que mi esposa salga de un laboratorio clínico en donde trabaja”, agrega, sin percatarse de que esta decisión origina que el flujo vehicular sea lento, al igual que en otras avenidas de la mencionada ciudadela.

En el tramo de la avenida Luis Orrantia funcionan seis garajes, pero en ocasiones resultan insuficientes para la cantidad de vehículos que circulan por la zona, debido a que sus propietarios trabajan en las cientos de oficinas y negocios existentes.

La Dirección de Justicia y Vigilancia, junto con la Policía Metropolitana, asegura realizar controles a diario para retirar los obstáculos que ponen los cuidadores de carros.

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La ocupación de la vía pública por parte de los informales es un mal que no se ha podido erradicar.Miguel Canales / EXPRESO

Sin embargo, Susana Carrillo, otra residente de la ciudadela, menciona que esas acciones no surten efecto porque a las pocas horas los cuidacarros siguen adueñándose de las aceras y calles.

La Autoridad de Tránsito y Movilidad (ATM) establece sanciones para quienes estacionen sus vehículos en sitios prohibidos por la institución impidiendo así el buen uso del espacio público. Esta sanción equivale a una multa equivalente al 30 % de un Salario Básico Unificado.

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Pero esto tampoco ha erradicado el problema con el que tienen que lidiar los residentes de la Kennedy Norte.

Se desconoce cuántos ‘franeleros’ hay en esta zona o en la ciudad, en general. La anterior administración municipal ofreció realizar un censo para establecer el número de estos subempleados, pero la promesa tampoco se cristalizó.