En la Costa, sobre todo en la zona rural, entre la gente mayor está muy arraigada la creencia de que los temblores marcan los cambios de clima, así como el comienzo o el fin de la estación lluviosa. Y después del sismo de 4,7 grados del miércoles y el subsiguiente aguacero de esa noche y madrugada de ayer, tras meses sin ese tipo de fenómenos naturales, resultaría difícil discutir con algún abuelito.

Pero lo cierto es que la ciencia niega que exista relación entre los movimientos telúricos y el clima. Y a diferencia de los primeros, que aún resultan impredecibles, los fenómenos climáticos se pueden pronosticar.

El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) señala que en un boletín del lunes 7 de diciembre ya advertía que en las noches del martes 8 y miércoles 9 habría lluvias de variable intensidad, con tormentas eléctricas dispersas en varios sectores de nuestro país.

Además, basado en el registro histórico, recuerda que en la Costa la estación lluviosa (que en el agro y entre los mayores es conocida como ‘invierno’) empieza normalmente a mediados de diciembre.

Es decir, lo anómalo sería que todavía no comenzara. De igual forma, ese registro reitera que los meses más lluviosos son febrero y marzo. Y que el periodo de precipitaciones se extiende hasta mediados de mayo, cuando comienza la estación seca. O lo que los abuelitos llaman ‘verano’.

A través de estaciones meteorológicas, que miden tanto la temperatura del aire como la cantidad de agua que cae cuando llueve, el Inamhi también indica que 2020 ha sido el cuarto año menos lluvioso de la actual década (sin contar el aguacero de ayer ni los que se puedan producir hasta que termine el mes).

“Los años 2011, 2013 y 2018 fueron menos lluviosos que el 2020. Del período analizado, el más lluvioso fue el 2017, con 2.280,8 mm de precipitación; y el menos lluvioso fue 2018, con 855,1 mm”, detalla el reporte que el Inamhi facilitó a Diario EXPRESO.

En ese aspecto, la entidad pronostica que al menos el primer trimestre de la nueva estación, de diciembre a febrero, estará ‘bajo su normal climatológica’. Es decir, debajo de los valores esperados o estimados normales.

El registro considera normal un acumulado anual de 1.501 mm. Un año que estuvo cerca de ello fue 2019, con 1.470 mm.

En cambio, lo que cada vez es menos normal es la temperatura promedio. Según indica la entidad a EXPRESO, todos los meses de 2020 tuvieron una media por encima de lo que los registros consideran habituales.

“Es decir, las temperaturas medias registradas este año han sido mayores a los valores esperados. Siendo el mes de enero el que tuvo la anomalía de temperatura más alta, con 1,1 ºC sobre la normal. Sin embargo, el mes con las temperaturas más altas fue abril, con 27,8 ºC”, precisa.

Esto coincide con reportes climáticos mundiales, los cuales informan que, siguiendo la tendencia del último lustro de que cada nuevo año se convierte en el más caluroso, 2020 será “el más caliente jamás registrado”. Por mes, noviembre marcó el nuevo récord planetario.

Es decir, sea en el agro o la ciudad, habrá que adaptarse a un clima cada vez más cálido. Y los abuelitos deberán aceptar que esa tendencia ya no se revertirá, por más temblores que haya.

EL CLIMA EN EL MUNDO: LA NIÑA EVITÓ UN AÑO MÁS CALUROSO

“El calentamiento global está empujando las temperaturas en todo el planeta hacia arriba. Aunque el fenómeno La Niña empuja las temperaturas hacia abajo, la señal del calentamiento global es más fuerte”, explica a EXPRESO el grupo Antarctica.cl. 

Son investigadores de la Universidad de Santiago (Chile) que estudian el rol de la Antártica en el clima global y los impactos del cambio climático en el hemisferio sur. 

Afirman que 2020 pudo haber sido aún más caluroso. Uno lo puede decir de la siguiente manera: “De no ser por el fenómeno La Niña, el alza en la temperatura en todo el mundo durante este año hubiese sido aún mayor”.