Con una manguera, como si fuera carnaval, varios niños del sector La Chontilla, en Milagro, jugaron por cerca de media hora. Ellos fueron los primeros en aprovechar que el sector finalmente cuenta con agua potable. Un servicio que los habitantes venían reclamando por al menos una década.

Son 60 familias de esta ciudadela las que se abastecían a través de pozos profundos. “A veces venía un poco amarillenta, sucia. Que se hayan instalado redes y guías domiciliarias es un respiro”, aseguró Mariela Meza, quien sacó una manguera y se puso a mojar la calle para aplacar un poco el polvo. Ella recuerda que para cocinar o lavar la ropa, por seguridad e higiene, tenía que ir a otros lados a buscar agua.

Ángela Domínguez, también moradora del sector, dice que en los 14 años que lleva viviendo allí, siempre se vio obligada a consumir el agua que el pozo le proveía. “No siempre era la mejor, hubiese preferido comprar pomas de agua, pero no me alcanzaba. Tenía que ajustarme a ello”, manifestó.

En La Chontilla, las familias hicieron un llamado a las autoridades para que controlen y sancionen a quienes se conectan de forma clandestina al servicio. “Ellos harán que el servicio se deteriore. Urge control”, coincidieron.

Frente a esta situación, el alcalde del cantón, Francisco Asan, ha dicho que lo hará. “Tengo conocimiento de que hay incluso lavadoras clandestinas de motos y carros que no pagan por el servicio y se conectan a las tuberías. Eso hace que la calidad se deteriore. No lo vamos a permitir más”, indicó el funcionario.