Guayaquil

Los deportes que buscan más adeptos

Los jóvenes cuentan cómo estas actividades cambiaron sus vidas. A unos les ha costado hallar espacios para entrenar, quieren que su pasión se vuelva su profesión

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Expectativa. Los Caimanes organizan entrenamientos abiertos para todas las edades a fin de atraer a más seguidores.
JUAN FAUSTOS / expreso

La ciudad está llena de deportes que no todos conocen, pero que muchos practican. Esta variedad, a pesar de gozarse en distintos rincones y concebir exponentes con el potencial de representar al país, se ve limitada por los costos, la falta de infraestructuras, los pocos interesados y más trabas que sus escasos practicantes enfrentan.

Juan Andrés Sánchez, de 19 años, se encontró con el tiro con arco a los 7 años. Inició como un hobby sin saber que el deporte se practicaba en la ciudad. Creyó que era él único. Cuando se enteró que en la Federación del Guayas también se practicaba, se inscribió y entrenó como principiante durante sus tiempos libres.

En 2014, lo invitaron a su primera competencia y decidió que se dedicaría a ello. Su esfuerzo lo llevó a superar récords nacionales, ser campeón nacional, medallista de plata en los Juegos Suramericanos y parte del ranking mundial de arqueros.

Al tiro con arco se lo ve como algo ficticio cuando en realidad se practica olímpicamente y esos logros hacen que la gente se interese más

Juan Andrés Sánchez, arquero

Se volvió un deporte exigente que le costó tiempo con sus amigos, familiares y vacaciones. También “es sumamente caro”, pues su primer y único arco costó más de mil dólares.

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A la par, “se perdieron buenos futuros arqueros” porque bastantes jóvenes como él abandonaron el deporte por las responsabilidades universitarias. A pesar de esto, entrena con otros 30 jóvenes de diferentes edades en la actualidad.

Otra deportista destacada a nivel internacional es Kaianne Jiménez, de 17 años, que hace patinaje artístico. Es guayaquileña y empezó a los 8 años cuando entró a un vacacional por dos meses.

Sus actuaciones no solo la llevaron a distintas partes del mundo, sino que fueron una oportunidad laboral. Hace dos meses, la contrataron como maestra de patinaje y dio clases a las más pequeñas. Ella hace hincapié en que al patinaje “solo le falta más publicidad” porque, desde su inicio, el número de patinadoras aumentó, sobre todo ahora que varios colegios de la ciudad ofrecen cursos de patinaje artístico.

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Materiales. El costo es alto y se deben conseguir en el exterior porque no hay en el país.JUAN FAUSTOS SANDOVAL

En la otra cara, las lesiones la asustan hasta la fecha, pues ya le ha tocado detenerse por meses en varias ocasiones. Ahora está lesionada de la rodilla y, a pesar de estar en terapia, sigue entrenando porque no quiere perder el ritmo. Sin embargo, las responsabilidades de la universidad la obligaron a cambiar sus horarios: ahora entrena por las mañanas y va al gimnasio por las noches si es que puede porque “siempre hay tareas y responsabilidades que debo cumplir”.

Otro deporte olímpico es el fútbol. Sin embargo, no es ningún secreto que este deporte sea poco común entre las mujeres. Ahí aparece Rafaela Lozano, jugadora profesional con 17 años, para cambiar este estigma. Empezó a los 9 años jugando con los demás chicos y, tras estar en la selección masculina y femenina de su colegio, actualmente es la segunda portera del primer equipo de Emelec.

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Sin embargo, las cosas no eran tan fáciles al inicio. No solo estaban los estudios, sino el ámbito familiar: “como vivo en una familia muy unida, me he tenido que separar mucho”. A su madre aún le cuesta adaptarse. Admite que sus compañeros varones fueron los que mejor acogida le dieron. “Con las chicas, la situación es otra”, revela.

Mientras unos destacan a nivel deportivo, otros lo hacen profesionalmente. Este es el caso de Andrea Roditti, quien inició la carrera de danza hace poco. A sus cercanos no le gustó mucho esta idea pero ella estaba segura porque “no siempre hay que pensar en lo económico, sino en lo que te haga feliz”. En sus clases, está con otros treinta alumnos, de los cuales le sorprende que haya hombres puesto que nunca compartió con ellos en las academias por las que pasó.

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Espacios. Existen pocas áreas destinadas a estos deportes y los interesados deben esperar para usarlas.Freddy Rodriguez

Otra de las actividades practicadas en la ciudad es el fútbol americano, el deporte favorito de Daniel Franco. Él empezó a los 15 años, cuando vio a su tío jugando a este deporte por distracción. Desde entonces, ve partidos oficiales y practica el deporte.

Por su parte, su tío, Álex Franco, en 2015 se convertiría en el presidente de Los Caimanes, el primer y único equipo de fútbol americano en la ciudad. Aunque al inicio era “algo de amigos”, ahora asisten entre 35 a 45 personas de todas las edades.

El año pasado, Daniel jugó su primer partido con el equipo. Fue en Sucúa, donde viajó con el resto de jugadores pagando sus propios gastos. Esta es una situación común puesto que los equipos en el país deben financiar su participación con dinero propio. Algo similar sucede con la indumentaria que no solo debe pagarla cada jugador, sino que no hay dónde conseguirla en la ciudad. Esto los obliga a comprar la utilería fuera del país.

Otra traba que el equipo ve con este deporte está en tener un lugar donde practicarlo. Usualmente lo hacían en el parque Samanes, que es gratuito y permite que los interesados también participen de los entrenamientos; ahora lo hacen es un área verde de Ciudad Celeste, en La Puntilla (Samborondón). Por varios meses, cada tarde de sábado los jugadores tenían que esperar una cancha disponible en Samanes y, a veces, el tiempo no era suficiente. Les agarraba la noche y tenían que irse.

Practico el BMX desde los 12 años. Salgo a andar por la ciudad y conozco a muchos, pero son pocos los que lo ven como un deporte.

Aarón Herrera, ciclista

EXPRESO fue testigo de este escenario y constató cómo los deportistas iban de un lado a otro esperando tener espacio para lanzarse al campo de juego. No siempre era posible, a veces esperar les tomaba más de lo previsto y los obligaba a desistir del deporte. Ahora el panorama parece ser mucho más alentador y eso, advierten, es suficiente para seguir en la práctica que los apasiona.