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En espera. Los propietarios de los centros nocturnos están preocupados por la ausencia de clientes.Christian Vinueza

Guayaquil: la delincuencia aniquila la farra

Los bares y discotecas son afectados por el nuevo estado de excepción focalizado en Guayaquil. Acusan desinformación y temor en sus clientes. La medida afecta y la seguridad no mejora

Cuando parecía que todo volvía a la normalidad y los bares y discotecas se restablecían; y las ventas empezaban a mejorar, llegó otro toque de queda que los tiene contra las cuerdas a cientos de emprendedores y empresarios.

“Ya no sabemos qué hacer, cuando parecía que volvíamos a levantarnos, nos lanzaron esta nueva restricción, estamos fregados”, decía con un tono muy preocupado Johanna Moncayo, propietaria del bar ‘Remiendo de corazón’, en la Zona Rosa, quien asegura que las ganancias han disminuido a más de la mitad.

“Hubo dos meses que estaba todo mucho mejor, pero el último fin de semana a duras penas se llenó el 60 % y eso que no tenemos restricción de aforo, esta nueva medida nos ha dañado el negocio nuevamente”, dijo, mientras espera que ese día al menos pueda tener algo de ganancia, ya que desde que se impuso la medida “todo ha venido de bajada”, aseguró la mujer.

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El pasado 29 de abril, el presidente de la República, Guillermo Lasso, dispuso un nuevo toque de queda focalizado en Guayaquil, que solo incluye las parroquias Ximena y Pascuales, esto ha hecho que los negocios nocturnos sufran consecuencias. “Creo que por lo menos el 70 % de nuestros clientes son del sur y la gente ya prefiere no venir, es algo que nos ha perjudicado enormemente”, analizó Alexandra Macías, de la discoteca Dubái, en el centro de Guayaquil.

Estábamos reactivándonos y este nuevo toque de queda nos volvió a paralizar. No es justo, también necesitamos trabajar

Cristian Silva, administrador de restobar

Mientras tanto, los clientes que suelen asistir a los bares y discotecas se sienten condicionados y muchos han preferido ya no salir. “Es una pena que ahora que sí podemos hacerlo porque el virus ha disminuido, no nos lo permitan por la delincuencia. Esto es algo que daña muchos planes”, decía Erick Mora, joven de 21 años que reside en Las Acacias, al sur de la ciudad.

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Discotecas. Cerca de la medianoche, los centros nocturnos permanecen prácticamente vacíos.Christian Vinueza

Pese al toque de queda dispuesto, los asesinatos al estilo sicariato se han mantenido. “¿De qué sirve el toque de queda si ahora matan incluso durante el día y en las zonas turísticas? Esto no solo es en la parroquia Ximena, es en toda la ciudad. Es una discriminación, los del sur nos sentimos marginados”, reclamó indignado Adrián Montesdeoca, habitante de la ciudadela La Floresta 2, una de las ahora afectadas.

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Para Emilio Sánchez, encargado de la discoteca Premium, ubicada en la zona de Los Esteros, en el sur de Guayaquil, esta disposición nuevamente los ha mandado a guardarse. “Definitivamente aniquilaron la farra, no hay vida nocturna en esta zona y los más perjudicados somos nosotros. ¿Quién nos devuelve lo perdido?”, se cuestionaba el hombre, quien asegura que la solución que encuentra ahora es abrir más temprano y volver a vender comida. “No tenemos de otra, nuevamente debemos convertir esto en un restaurante, funcionamos solo hasta las 22:00 por el toque de queda, pero se pierde nuestra esencia”, comentó el hombre que lleva 8 años en el negocio.

La última semana las ventas disminuyeron un 50%. Hay mucho miedo y desinformación en los guayaquileños

Johanna Moncayo, propietaria de discoteca

En Los Almendros, ciudadela ubicada cerca al centro comercial Mall del Sur, nuevamente los centros nocturnos se mantienen cerrados; uno de los propietarios no disimula su enojo. 

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Efecto. Los negocios advierten que las clientela ha bajado.Christian Vinueza

“No nos permiten trabajar, pero vayan a ver en las casas cómo hasta se amanecen. Compran trago, se abastecen y se quedan tomando. Deberían dejarnos trabajar a nosotros también”, reclamó enérgico Arturo Castillo, del bar La estación. “No hay operativos, solo pasan por aquí a las 23:00, se preocupan porque todo esté cerrado, pero luego de eso no vuelven a asomar sus narices. Realmente no velan por la seguridad ciudadana”, reclamó Castillo.

Algo similar ocurre en la Zona Rosa, Antonio Mendieta, administrador de la discoteca Praga, se queja por la poca guardianía que existe. “Gracias a Dios no han robado y todo está tranquilo, pero si ocurriera algo aquí nunca hay patrulleros dando vueltas. Solo pasan a las dos de la mañana para hacer que todos cerremos y no más”, expresó con mucha molestia.

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Mientras tanto, en bares de Urdesa y el norte de Guayaquil la situación se repite. “La gente llega en menor cantidad. El problema es que hay un poco de desinformación. Los clientes la primera semana pensaban que nadie podía salir, pero es solo ciertas zonas, no es toda la ciudad. Ahora ya están un poco relajados, pero igual no se llena como hace dos meses”, relataba Mónica Muñoz, propietaria de una discoteca en Sauces 8.

Entre tanto, Santiago Vasco, propietario de una discoteca y vicepresidente provincial de bares y discotecas, confirma la disminución de ventas y presencia de público; él no solo lo atribuye al toque de queda focalizado, también considera que la época escolar juega en contra. “Hay mucha delincuencia y un toque de queda, es cierto, pero el inicio de clases ha hecho que la gente esté muy gastada y quizá por eso también prefiera no salir”, explicó, añadiendo que espera que las cosas mejoren para este sector. “Seguimos siendo perjudicados, pero buscamos la manera de salir adelante con lo que se puede. Las discotecas siguen abiertas”, sentenció.

Este nuevo estado de excepción complica un poco porque algunos amigos ya no podrán venir y otros tenemos miedo de salir

Marina Toledo, cliente