Déficit de aprendizaje
Los padres se han convertido en maestros improvisados para sus hijos.Christian Vinueza / EXPRESO

El déficit de aprendizaje requiere ser medido

Las clases en casa se dan con limitaciones. Hay el riesgo de que los niños se atrasen en su desarrollo y conocimientos

Sentada sobre la cama del pequeño dormitorio de su humilde vivienda, que también sirve de sala y comedor, María Pin, ayuda a su hija, de 4 años, a pintar los sentidos (oído, vista, olfato, tacto y gusto), mientras le explica con unas figuritas que pega en una hoja, las funciones de cada uno de ellos. Ella se desespera al ver que no logra captar la atención de la menor, quien se distrae con cualquier cosa que está a su alrededor. “No sé cómo enseñarle. Me da miedo que ella se atrase en su aprendizaje”, manifiesta desesperada la mujer que apenas llegó a terminar la escuela.

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A pocas cuadras de esa vivienda, ubicada en la cooperativa Sergio Toral, en el noroeste de la ciudad, vive Olinda López y sus cuatro hijos de 4, 8, 12 y 14 años, para quienes se ha convertido en una profesora improvisada, que poco o nada puede enseñarles. “Hago lo que puedo, pero estoy consciente de que ellos no están aprendiendo como deberían hacerlo”, se lamenta.

El niño en el aula puede ser estimulado para que construya el conocimiento. Detrás de una pantalla se torna algo complicado.

Roberto Briones, experto en Neuroeducación

Este mismo problema se vive en muchos hogares del país, desde que los niños y adolescentes enfrentan un nuevo modelo de enseñanza, debido a la pandemia de la COVID-19.

Sin computadoras, sin celulares adecuados o sin conectividad y con padres sin recursos pedagógicos para ayudar a sus hijos, el proceso educativo desde casa incidirá en los resultados de aprendizaje, ya que originará vacíos, retrasos y déficits de conocimientos y desarrollo emocional de los niños, indican expertos educativos consultados por Diario EXPRESO.

Sí se debe evaluar, pero no con el esquema de si pasan de año o no, sino para saber qué necesitan los niños, las familias y los docentes.

Patricio Cajas, administrador de Proyectos Educativos
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Marlene Perlaza, psicóloga educativa y consultora internacional en este campo, explica que el seguimiento individual y de cerca de parte de los docentes es crucial en el proceso de estudio. “No recibirlo puede aumentar las desigualdades entre los niños con diferentes ritmos de aprendizaje, especialmente en los más pequeños que están desarrollando sus habilidades y destrezas o están aprendiendo a leer, escribir, contar, etc.”, manifiesta.

Más que un contenido, los niños han adquirido otras habilidades y conocimientos que no estaban en el currículo.

Cynthia Game Varas, presidenta de la Organización Mundial para la Educación Preescolar

Alberto Noboa, experto en neuroeducación, considera que muchos niños que se encuentran en etapas importantes de su desarrollo no tendrán la oportunidad de ser estimulados adecuadamente, ya que en muchas ocasiones las familias no cuentan con las competencias pedagógicas para apoyar el proceso educativo de sus hijos.

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En el país hay 4,4 millones de estudiantes, de los cuales el 74 % está inscrito en instituciones fiscales. Un millón de alumnos estudia en zonas rurales, donde apenas el 21 % de la población tiene acceso a internet, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Allí, para recibir clases en línea, los estudiantes han tenido que trepar árboles o subir empinadas montañas para captar la señal de internet con su teléfono, como lo ha contado EXPRESO en varios reportajes.

La tareaLos expertos dicen que no solo hay que pensar en el retraso curricular sino en los estancamientos emocionales que van a suceder en los actores de la educación.
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Pero en la zona urbana el panorama no es diferente. En Guayaquil, por ejemplo, Monte Sinaí, donde viven cerca de 150.000 personas sin acceso a todos los servicios básicos, es uno de los sectores donde los niños viven una odisea para recibir enseñanza. En el lugar se han improvisado escuelas en casas o en solares vacíos a cargo de voluntarios para atender la educación de los menores.

La alcaldesa Cynthia Viteri dice que son 6.000 los niños que requieren ayuda para no perder el año escolar y la recibirán con 300 docentes que enviará a partir del 15 de octubre, cuando empiece el segundo quimestre de un año lectivo que, por lo menos en el Puerto Principal, las clases presenciales seguirán suspendidas, porque así lo ha advertido el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) cantonal.

Déficit de aprendizaje
Los padres se las ingenian para ayudar a sus hijos en el proceso de aprendizaje en casa.Christian Vinueza / EXPRESO

Pero este sector no es el único que tiene necesidades escolares, y el Ministerio de Educación lo sabe. Por ello, ante varias inquietudes de Diario EXPRESO, voceros de esa dependencia aseguran haber dispuesto que grupos de docentes, psicólogos y pedagogos se distribuyan en brigadas educativas en diferentes zonas deprimidas, donde se han entregado fichas pedagógicas de proyectos educativos que promueven la lectoescritura, las competencias comunicativas y lógico-matemáticas que el estudiante puede trabajarlos de forma autónoma, con la guía del docente o con apoyo familiar.

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Para fortalecer y medir el desarrollo de los procesos de aprendizaje, mencionan que se ha recomendado que los maestros desarrollen un proceso de evaluación diagnóstica focalizada en el fortalecimiento de habilidades socioemocionales y cognitivas; que se fortalezca la evaluación formativa, donde la retroalimentación continua es un elemento clave para alcanzar los objetivos de aprendizaje esperados; y que se trabaja en un adecuado desarrollo curricular. Diversas estrategias de investigación se focalizarán en medir aquellos niveles de logro alcanzados, destacan.

Pero estas medidas no satisfacen a Marcos Rosado, quien no se siente preparado para conducir a su hijo en este proceso de enseñanza y aprendizaje. “Tengo las herramientas tecnológicas, pero es difícil mantener quieto a un niño frente a la pantalla”, señala.

Sin embargo, el experto educativo, Roberto Briones, cree que sí es factible recuperar ese tiempo perdido, siempre y cuando los maestros trabajen bien, se preocupen por ello y cuenten con los padres para desarrollar esas habilidades de socialización que no la tienen los niños, porque no están en la escuela.

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En casa, sin las herramientas necesarias, los niños están perdiendo un año de clases.Christian Vinueza / EXPRESO
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Gladys Lindao, directora de la carrera de Educación de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), menciona que la parte socioafectiva del niño es aquella que está afectada. “Nos tuvimos que acoplar a la clase virtual que no es igual a la presencial, donde la maestra puede mantener ese vínculo con el niño que difícilmente se logra a través de una pantalla”, acota, al recomendar que los maestros preparen estrategias y metodologías para llenar esa carencia que los niños tienen en este momento.

Patricio Cajas, consultor en temas educativos, considera que el año escolar está perdido en términos tradicionales; pero que se ha ganado en la posibilidad de vínculos y de conocer otras cosas que suceden en el hogar; como por ejemplo, que los niños aprendan a asumir responsabilidades dentro de la casa o que la familia aprenda cómo desarrollar potencialidades para el respeto.

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2’500.000 estudiantes hay en el ciclo Costa. Un millón de ellos no tienen computador, laptop o un teléfono inteligente.