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Realidad. Los creadores de cómics tienen distintos métodos para elaborar sus historias, los cuales pueden ir del dibujo digital al tradicional.Álex Lima / EXPRESO

Los cómics, una industria laboral difícil

Algunos publican sus historias con editoriales foráneos. Intentan subsistir con empleos alternativos; buscan más plazas internas de trabajo

No solo es una opción de carrera poco común en Ecuador; aquellos que han optado por recorrer este camino, buscan otra profesión mientras participan y se mantienen activos en esta comunidad, con la esperanza de subsistir -algún día- únicamente de ello.

“Yo intento mantenerme activo, publicando e ilustrando para un día vivir de mis historias”, manifiesta Jean Piere Rodríguez, de 24 años. Él labora realizando trabajos de diseño gráfico y fotografía para la compañía de sus padres. Comenzó a publicar a sus 17 años con ayuda de la editorial MonoComic. Su primera historia, ‘Bajo un guayacán’, tuvo dos impresiones de 1.000 copias cada una, con las que recolectó 800 dólares, debido a que también tuvo que pagar la impresión de su historieta.

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Actualmente no forma parte de este grupo, pero ha vendido dos obras independientes para agrandar su currículum.

“Comencé a hacer una publicación independiente de una historia que tengo. Planeo seguir vendiendo más. Sueño con poder vivir de los cómics y que mis obras lleguen a tener una adaptación teatral o televisiva, para mostrar toda la capacidad del talento ecuatoriano”, dice.

Sofía Zambrano, de 29 años, le apostó a las plataformas digitales, porque siente que en Ecuador no hay muchas oportunidades para su profesión; pero en lo que escogió le ha ido “de maravilla”. Ella, también guayaquileña, comenzó a los 15 años, publicando historietas en webcomics Tapas, como un hobby. Se mantuvo como artista freelance desde esta edad hasta los 24, tiempo en el que participó en varios proyectos de diseño gráfico e ilustraciones de cuentos para niños en editoriales. Eso, hasta que la compañía donde publicaba como un pasatiempo, le ofreció a ella, como ilustradora, y a otra persona, como escritora, para desarrollar una serie, que sería remunerada. Desde entonces, su pasión por crear cómics se volvió en su sustento.

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Realidad. Algunos publican sus historias con editoriales foráneos.Álex Lima / EXPRESO

Siento que aún falta mejorar la cultura por las historietas, pero sí vamos mejorando, poco a poco se va pagando mejor al ilustrador

Lex Campuzano, profesor de Diseño Gráfico e ilustrador

Lex Campuzano, de 55 años, ya es un veterano en el campo. Él comenzó a lucrar de sus dibujos gracias a proyectos de la dirección de Cultura del Municipio, como ‘Leyendas Guayaquileñas’, para el que llevó a cabo cinco historias. “Soy profesor de Diseño Gráfico. No me he dedicado por completo a este arte, pero he logrado obtener un ingreso de ello. Me siento feliz de poder formar parte de este gremio”, indica Lex.

A lo largo de su carrera como ilustrador de cómics, ha podido realizar los dibujos de varias historias, para medios nacionales y como independiente, junto a otros artistas internacionales, como es su caso actual, ya que se encuentra trabajando junto a una escritora italiana para la creación y publicación de una nueva historia. “Pese a que me ha ido bien, no puedo vivir estrictamente de esto, esa es la realidad de todos. Las personas piensan que es una cuestión infantil y por eso muchas veces es despreciado o poco valorado, y eso hace que no se pague lo que en realidad debe ser”.

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Él comenta que ha tenido experiencias de trabajos por los que quieren pagar muy poco, en comparación a lo que se cobra en los mercados extranjeros, donde para los ilustradores y escritores es viable vivir de esta industria.

Si bien aún no puedo vivir de esto, mi sueño es lograr crear y vivir de mis historias. Captar la atención del público con las historias que cree

Jean Piere Rodríguez, ilustrador y miembro activo de la Casa de la Cultura

Estos artistas, a pesar de las dificultades, consideran que el panorama de la carrera es complicado, pero no imposible para laborar. Eso sí, todos hacen énfasis en la necesidad de que las autoridades del Puerto Principal, y en sí del país, le apuesten a espacios que den cabida a muestras de este tipo.

“La cultura del cómic es maravillosa. La Comic Con nos ha permitido ver que en la ciudad la pasión por las historietas y este tipo de oficio es grande. No obstante, hace falta más. Urge explotar más la cultura, a fin de que puedan conocer todo nuestro potencial y lo que puede dar Guayaquil”, asegura Daniel Aguirre, estudiante de Diseño, de 20 años.