El escenario es desolador. Pedalear por diferentes tramos de la ciclovía de vía a la costa significa atravesar una serie de obstáculos como la maleza, acumulación de escombros y hasta deslizamientos de tierra. El efecto de esta problemática es lamentable, pues ciertas partes del carril parece que se borran del mapa.

En el kilómetro 16,5, cruzando el paso peatonal de Puerto Azul, por ejemplo, los matorrales ocupan cada vez más el espacio de la zona ciclística y empuja a que los amantes de la bicicleta circulen en medio de una odisea. Las ramas de los árboles también interfieren en su acelerado paso.

Así lo argumenta Javier Mero, un ciclista que cada mañana sale con su bici portando guantes, gafas y casco, pero que al rodar por este punto se queja de no poder realizar la actividad deportiva con normalidad debido a que se choca con estos inconvenientes.

“La maleza es el principal problema de la ciclovía de vía a la costa. Es lo que nos obstruye el paso y hay casos en los que el monte sobrepasa a quienes pedaleamos”, se lamenta Mera mientras señala que en pocos metros tuvo que zigzaguear para no tener que estamparse con unas ramas.

Beatriz Henao coincide con su compañero, pero puntualiza que los desperdicios y restos de ramas y palos son algunas de las causas por las que ocurren accidentes. Y más la acumulación de desperdicios, hay ciclistas que son obligados a ir por el lado de la carretera. “Eso más les pasa a los ruteros”, asevera la joven.

Además, a esto se suma que a lo largo de la ruta se observa otro problema: bolardos inclinados, que son el resultado del irrespeto de conductores, como de motocicletas, que invaden este carril. No solo eso, también hay bandas reflectivas que están desprendidas y otras desgastadas.

Aunque este problema no es nuevo en el sector, los residentes de las urbanizaciones aledañas se muestran preocupados porque cada vez se siente el abandono. Carlos Pastenes, de Vía al Sol, detalla que ha insistido al Municipio de Guayaquil, pese a no tener la competencia, el desbroce de la maleza de una manera periódica, y que sea esta entidad que sea la responsable de la vía. Un pedido que, dice, ha sido solicitado desde que Jaime Nebot estuvo al frente.

A Pastenes le duele ver que en la ciudad estén naciendo ciclorrutas, pero que en esta, que se presentó hace más de seis años, se ruede en condiciones no favorables ya que la espesura crece como espuma.

También le molesta que en ciertos puntos el comercio informal se instale en la zona, por lo que exige mayores controles a la Policía Metropolitana y a la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE). Y da sus argumentos. “Hay comercio informal pese a que tenemos centros comerciales. Aquí hasta se instalan en camionetas, entonces interviene la CTE y ATM. Para unos casos jurisdicción y otros no. ¿Somos de Guayaquil o no?”, cuenta este morador.

Pese a que Diario EXPRESO solicitó información el pasado martes sobre los trabajos de mantenimiento que se realizan a lo largo de la ruta al Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), la institución se refirió al tema a través de un boletín, esa tarde, en el que afirmó que se contrató mediante catálogo electrónico a tres asociaciones de conservación vial para realizar el “mantenimiento rutinario de la ciclovía”.

En el documento se detalló que son 58,5 kilómetros y fue la dirección distrital del MTOP Guayas quien suscribió contratos con las microempresas Ecuavías para el tramo Puerto Azul - Peaje de Chongón; San Isidro desde el Peaje Chongón - Cristal; y Trabajadores del Progreso para la ruta Cristal - Progreso.

Sin embargo, para residentes como Guillermo Ayala, quien es usuario frecuente de la ciclovía, espera que se realice un trabajo integral y periódico para ya no tener estos bloqueos. A su juicio, los agentes de la Policía Metropolitana hacen presencia en distintos tramos, pero que así como sucede en otros puntos de la urbe, al momento que estos se retiran, el comercio informal vuelve a instalarse.

Con él concuerda Marcelo Echeverría, quien advierte que es una situación de alto riesgo hacer ciclismo en la noche. “Hay sectores como el kilómetro 22 sin luz en la vía, volviendo oscura la ciclovía. Finalmente, para quienes vivimos en este sector y hacemos ciclismo, somos testigos del aumento de la deforestación de los cerros. Hubo un excelente control hasta enero del 2019. La alcaldesa clausuró varias canteras y puso patrullas de la ATM bloqueando la entrada. Ya no le importa a esta autoridad”, concluyó.