Una medida más y ahora con más fuerza, para exigir el alza del pasaje y que se baje el costo del combustible, iniciaron ayer los transportistas urbanos. El 50 % de las unidades que hay en Guayaquil apagaron sus motores, lo que puso en aprietos a los pasajeros para poder movilizarse.

La presión no es nueva, pues en el pasado mes de mayo trabajaron media jornada por 13 días y en septiembre último protagonizaron un plantón al pie de la Gobernación del Guayas.

Ayer mientras cientos de transportistas, junto a sus unidades, hacían plantones en diferentes lugares de la ciudad (avenida 25 de Julio, explanada del estadio Monumental, Samanes, etc.), Maryuri Salazar sufría tratando de llegar a su cita médica. Llevaba 45 minutos esperando la línea 28 para ir desde la Cartonera hasta el dispensario Valdivia del Seguro Social, que está en la avenida 25 de Julio.

Al final no llegó el transporte y tuvo que sacar dinero del presupuesto de su almuerzo para pagar un taxi. Ya en el dispensario le dijeron que había perdido su turno, pero que la atenderían por solidaridad, debido a todo lo que experimentó para llegar hasta allí.

Se hizo atender por una fuerte dolencia en la espalda, debido a un problema de huesos. Pese a ello, tuvo que sacar fuerzas para caminar 30 cuadras para tomar la metrovía que la llevaría de regreso a su casa. Tampoco circularon buses cerca del dispensario.

Esta es una de las vicisitudes que experimentaron los usuarios, que también se quejaron de que la metrovía estaba más llena de lo recomendable por la pandemia. Lo diferente esta vez fue que esas escenas se vieron incluso pasada la hora pico, cuando es común ver el articulado repleto de pasajeros.

La reacción de las autoridades una vez más es en cámara lenta, cuestionó el ciudadano Iván Peña al enterarse de que recién hoy a las 14:00 la Agencia de Tránsito y Movilidad se reunirá con los líderes de los transportistas. “¿Por qué no se reunieron antes para evitarnos vivir este calvario al movilizarnos? La ciudad no cuenta con un perfecto sistema de transporte y con esta medida se aumenta el caos, y nosotros pagamos los platos rotos”, señaló Margarita Yépez, ama de casa que salió a cancelar una deuda, porque si lo hacía después pagaría más intereses.

La justificación para paralizar la mitad de los automotores es que no tienen ganancias. “Antes, en un día, un bus llevaba 700 pasajeros. Ahora son 400. A esto se suma que pagamos más por el combustible; antes por el galón eran $ 1,03 y ahora son $ 1,90. Entonces, ¿de dónde sacamos $ 120 para el cambio del aceite cada 20 días o $ 2.000 para cambiar cuatro llantas?”, manifestó a Diario EXPRESO Facundo Loor, presidente de la cooperativa Comandante Rafael Morán Valverde, de las líneas 16 y 17, que van desde el Guasmo Sur hasta la Ladrillera.

Otros choferes se quejaron de que sus unidades fueron embargadas por los bancos, debido a las deudas impagas que tienen. “Soy deudor de buena fe, me quitaron mi bus porque debo $ 11.000 de las letras atrasadas. Pero no tengo el dinero porque trabajo a pérdida”, dijo José Durango, jefe de grupo de la cooperativa Simón Bolívar, de la línea 137.

En medidas anteriores, la alcaldesa Cynthia Viteri había afirmado que no permitirá que el pasaje suba de $ 30 centavos, como pretenden los dueños de los buses.

En respuesta, ellos advirtieron que el 50 % de los buses que hay en la urbe no van a dar el servicio hasta que se suba el costo del pasaje. Y que habrá plantones todos los días, desde las 07:00 hasta las 19:00.

En medio de esta contienda, nuevamente se ponen al frente los líderes comunitarios, quienes defienden al usuario y se oponen al incremento del pasaje.

“Dejamos una carta en el Municipio, en la que entre otros puntos planteamos que existan más buses eléctricos, así baja el costo de la operación y hasta puede bajar el costo del pasaje”, indicó Guillermo Leones, coordinador de la Confederación Unitaria de Barrios de Guayaquil.