Las palomas se han convertido en parte del paisaje urbano y, aunque se ven inofensivas, la falta de control en su reproducción ya genera daños y malestar en una de las edificaciones patrimoniales de la ciudad: la Catedral San Pedro Apóstol, actualmente conocida como la Catedral Metropolitana de Guayaquil, ubicada en la calle Chimborazo, entre 10 de Agosto y Clemente Ballén.

Tras el terremoto de 2016, la infraestructura quedó afectada, por lo que entró en un proceso de remodelación en convenio con el Municipio, lo que no concluyó. Sin embargo, durante la pandemia sufrió otras afectaciones por falta de mantenimiento y la invasión de palomas y murciélagos, cuyas heces y escupitajos se observan tanto interna como externamente en paredes, vitrales, estatuas, altares, pisos de mármol, molduras y hasta en las pantallas tipo led colgadas dentro de la Iglesia Mayor. Es calificada como “muy lamentable” la situación actual de un patrimonio que es parte de la historia de la ciudad, con una riqueza arquitectónica de arte gótico.

Hace tres meses el padre Francisco Sojos, rector de la Catedral y sacerdote de la parroquia El Sagrario, inició un proceso de mantenimiento y restauración de la iglesia, que partió con la puerta del sagrario (donde se guarda la hostia), en la capilla donde reposa el Santísimo. Una obra que había perdido su color y que, luego de su intervención, recobró su belleza artística.

Pero fue el punto que llevó a otras restauraciones en el mismo sitio, de donde se levantó un sobrepiso que dejó al descubierto las baldosas originales (tipo mármol) que se pueden observar en otros templos antiguos. En ese intento por rescatar su esencia artística, también se ha logrado recuperar el marmoleado de una pared adornada con esculturas.

Pero para evitar el ingreso de las palomas y murciélagos, cuyos escupitajos predominan en las paredes de ingreso a la iglesia, el sacerdote presentó un proyecto para la colocación de mamparas, para separar el atrio de la nave y que se vuelva una zona de paso, donde se ha colocado un punto de atención para pasar a secretaría, detalla el párroco.

“No se trata de cerrar”, aclara, “sino de separar los espacios de tal manera que, primero, se evita la entrada de las plagas y la bulla. Las palomas entran por la puerta grande, pero se soluciona eso; y se separa para quien viene a buscar información o los turistas que también piden información”, sobre la historia de la iglesia, de la que puntualiza “no se está cayendo”, pero como toda edificación debe estar en permanente mantenimiento.

El logo que se resalta en el proyecto es lo que se considera la pieza más bella que tiene la Catedral: el rosetón, acompañado del eslogan ‘El corazón de la ciudad’, “para recordar que este es el centro de Guayaquil, el edificio más importante no solo en cuanto a la connotación de la fe; la historia de Guayaquil está vinculada con la Iglesia Matriz y, lógicamente es la edificación de valor arquitectónico y cultural más importante de Guayaquil”, sostiene el sacerdote.

Son un total de seis mamparas de madera y vidrio, con un costo total de 38.400 dólares la obra; y que deberán ser colocadas por el lado de Chimborazo, además de las entradas laterales de Clemente Ballén y 10 de Agosto.

¿Qué está haciendo el Municipio para el mantenimiento o cuidado de las iglesias, particularmente de la Catedral? Esa y otras inquietudes le extendió EXPRESO al Cabildo, pero hasta el cierre de esta edición no llegaron las respuestas. No obstante, mediante un comunicado se indicó que un comité técnico de Patrimonio Cultural trabaja para preservar 640 bienes patrimoniales de Guayaquil, entre monumentos, iglesias, edificaciones particulares y públicas, esculturas, sitios arqueológicos, entre otros.

Según se informó, la concejal Luzmila Nicolalde y los miembros del comité técnico de Patrimonio Cultural mantuvieron una reunión con el fin de conocer las actividades efectuadas por la Unidad Técnica de Patrimonio Cultural (UTPC) desde su formación. Y entre los temas tratados se informó sobre las gestiones realizadas, tales como conseguir apoyo logístico de instituciones académicas guayaquileñas, un plan de presupuesto para emergencias y las acciones requeridas para conseguir los recursos que el Estado adeuda al Cabildo porteño, con el fin de restaurar y conservar los bienes que conforman el patrimonio cultural de la urbe.

Melvin Hoyos, director de la UTPC, manifestó que un gran porcentaje del listado está desactualizado con casi 20 años, razón por la cual se está trabajando para tenerlo al día. Destacó que el Ministerio de Finanzas debe entregar al Cabildo porteño no menos de 40 millones de dólares para poder intervenir aquellos bienes que lo requieran.