La falta de reacción en torno al aumento indiscriminado de vallas publicitarias también alcanza a diferentes gremios privados. Teniendo en cuenta que no se ha ofrecido ningún pronunciamiento, sanción o investigación por parte del Municipio, EXPRESO interpeló a la Cámara de Comercio, de la Industria y de la Pequeña Industria para conocer su accionar frente al tema y saber quién defiende a los empresarios en vista que se ha normalizado esta irregularidad.

Miguel Ángel González, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG), hasta el cierre de esta publicación no respondió las llamadas ni mensajes. Pero desde el equipo de Comunicación de la entidad se indicó que la CCG solo se pronuncia con “criterios técnicos sobre el comercio” y en este caso, dijo, no tienen “un pronunciamiento técnico”.

Lo mismo repitió la Cámara de Industrias de Guayaquil (CIG), que tampoco otorgó una declaración. “No nos pronunciaremos en este tema”, fue el argumento de su presidente, Francisco Jarrín, quien no explicó el porqué de su silencio.

Por su parte, María Cristina Vera, directora ejecutiva de la Cámara de la Pequeña Industria, argumentó que se hizo una revisión del tema y que el enfoque del ente obedece a una “representación gremial” y, acotó que no hay ningún socio que haya pedido ese tipo de colaboración.

“Adicionalmente, si hemos visto que hay intervención municipal, con la clausura de las vallas (...) No se va a emitir opinión, justo por lo que le digo, que no tenemos solicitudes de socios para representarlos”, respondió Vera.

Frente a la ausente reacción de los gremios, empresarios dedicados a esta actividad como Gabriel Muñoz, de Ecuavallas, advierten que es importante que se organice un frente común para que se defiendan los derechos de los empresarios inversionistas legales, tanto locales como extranjeros, que le apuestan a Guayaquil.

Resalta que este camino debe ser acompañado por los titulares de las cámaras, así como los de turismo, gremios empresariales y de la misma ciudadanía que, así como lo contó este Diario, también se ha visto afectada por la contaminación visual de la saturación de vallas en las alturas. Las denuncias reposan en el Cabildo.

En este frente que plantea Muñoz dice que también es necesaria la presencia de los concejales, que de una vez por todas se pronuncien y que apunten a ejercer un mayor control frente a las irregularidades.

“No entiendo por qué en Guayaquil existe un silencio permanente y juegan al olvido. No hay una respuesta contundente y lo poco que dicen no es coherente”, se lamenta el empresario.

Hace pocos días el Municipio anunció que desmontó vallas ilegales que permanecían en la calle Benjamín Rosales, mientras que, en otro punto, en la Carlos Julio Arosemena, el sello de clausura se estampa en algunas de estas estructuras. Para Muñoz, la acción demoró.

“Aplaudo que tengan el sello, pero por qué se demoraron tres años en hacerlo (...) debieron hacerlo desde un inicio”, sentenció.