niños zombies
Jean Fran Baldeón, de 12 años, muestra su habilidad en el lanzallamas, una tarea que es vigilada por los instructores para evitar algún accidente.Christian_Vasconez

Un actor que busca evitar ‘niños zombis’

Los menores aprenden teatro, acrobacias y hasta    lanzar llamas. Las madres reconocen que sus hijos pasan ‘hipnotizados’ en casa por andar con el celular

María de los Ángeles Orbe ya se para en los zancos y hasta desfila como modelo con ellos. En solo dos meses y, a sus 10 años, ella ha conseguido estabilizarse sobre los ‘tacos de madera’ y, al mismo tiempo, ha logrado algo más: olvidarse del celular por unas cuantas horas.

Arte y acción en lugar de ‘pequeños zombis’. Ese es uno de los objetivos que se busca con 98 niños y jóvenes, en un proyecto que involucra a menores de los sectores Ciudad de Dios, Janeth Toral y el bloque 3 de Bastión Popular, al noroeste de Guayaquil.

Fernando Landívar, de 47 años y con más de 27 en el mundo del arte, es quien da vida a este plan. Actor de teatro de la calle como ha sido y “viendo que la delincuencia y el consumo de drogas va ganando terreno y apoderándose de muchos jóvenes”, decidió lanzar esta propuesta.

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“¡Ah!, y al mismo tiempo para que salgan de otro vicio que está    destruyendo familias:el estar todo el día pegados al celular, el darle más importancia al chisme y la vida ajena que a la familia, el conversar y chatear con otros y no conversar con nuestros hijos, con la esposa o el esposo cuando llega a casa”, agrega Landívar.

Y aunque algunos niños llegaron casi obligados por sus padres, todos ahora comparten horas enteras de alegría.

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Personaje. FernandoLandívar en una clases de mimicas.Christian_Vasconez

Vanessa Yépez, de 22 años, madre soltera de dos pequeños de 8 y 1 año, es una de ellas. En pleno parque del bloque 3 de Bastión Popular, se convierte en la atracción cuando toma un palo en cuya punta hay una tela remojada de combustible, se lleva un poco de diésel a la boca y ¡zas!... ¡fuego!

Ella, que sobresale entre tantos chiquitines, cuenta que llegó con la esperanza de aprender “algo de arte que me permita ayudarme económicamente”.

Junto a ella, Jean Fran Baldeón, de 12 años, también ‘escupe fuego’. Vive enCiudad de Dios y ese día llegó para compartir con los niños de Bastión Popular, en una jornada de integración. Admite que al inicio solo fue “por sapada”, pero ahora entiende que “es una manera de distraerse, de no estar pensando en jugar en el celular o estar de vago en casa”.

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Y mientras ellos lanzan fuego, pequeños como Allison Moreira, de 10 años, y los hermanos María y Julio López, de 10 y 8, se trepan en unas llantas para ganar equilibrio. Del celular ni se acuerdan ya. “Aquí es más divertido y hacemos amiguitos”, coinciden los tres mientras siguen jugando. “Aquí igual es mejor”, grita uno de ellos para recalcar lo ya dicho.

Sacar adelante este plan no es fácil, pues se necesita respaldo. Y allí es donde aparecen personas como Luis Serrano, a quien llaman “el doctor del pueblo”. Sin tanta bulla, él decidió apoyar con el pago de $ 10 por cada uno de los participantes en el taller, que cuesta 20 dólares al mes, para movilización de los instructores.

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Productor. El también músico JA Washington enseña algunas acrobacias a los pequeños.Christian_Vasconez

Otra de las que salió al frente es Briggitte Carvajal Mero, de 18 años y líder juvenil de Bastión Popular, quien dialogó con Landívar para desarrollar la tarea con jóvenes de su sector.

“Yo quiero dar un ejemplo con trabajo”, agrega JA Washington, de 24 años, artista, músico y productor visual, y quien junto a Fernando Landívar instruyen a los niños. “Me involucré en cosas malas, pero ‘desperté’ y vi que el arte es vida y ayuda a no estar vago”, dice mientras se lanza en acrobacias con un grupo de niños y niñas.

Estar aquí ha hecho más dinámicos a los chicos, más abiertos, ahora en la cena conversan con el papá de lo que hacen. Además, aprenden y se divierten.


Alba Torres
madre de familia

Esto ha sido de gran ayuda para mi hija. Hasta se ha olvidado del celular. Incluso a mí y el papá nos sirve de distracción, para no estar metidos en casa, los acompañamos”

Mayra Córdoba
madre de familia

“Vamos, vamos, que hay que ponerle energía a la vida”, grita Landívar. Y los niños reciben el mensaje. Sudan la gota gorda, aprenden y se divierten. Ya no quieren ser más ‘niños zombis’.