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Marco Antonio Etcheverry: "Siempre tuve la intención de volver a Barcelona"

El exvolante boliviano recuerda sus vivencias con el Ídolo y cuenta la razón por la que fichó posteriormente por Emelec

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Etcheverry se encuentra junto a su familia en Santa Cruz de la Sierra, pasando la cuarentena.Archivo

Marco Antonio Etcheverry literalmente tuvo un paso fugaz por Barcelona, pero brillante. El mundialista boliviano jugó en el Ídolo desde noviembre de 1997 hasta enero de 1998.

Pero el Diablo, como se conoce al exfutbolista, no se fue sin pena ni gloria de Guayaquil. Su paso por el Ídolo dejó una huella imborrable en el corazón de la afición amarilla.

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Esa temporada Etcheverry, quien era considerado uno de los mejores jugadores de Bolivia y de Sudamérica, fue contratado por la dirigencia de Barcelona solo para disputar la liguilla de ese año.

El volante no defraudó y cumplió con el objetivo para el que había llegado: salir campeón. Trece años después de haber jugado en Ecuador, Etcheverry le contó a EXTRA cuáles son los recuerdos de esa temporada y, además, reveló por qué aceptó jugar en Emelec en 1998.

Han pasado 13 años de su llegada a Barcelona. ¿Qué recuerdos tiene?

Los mejores. Pese a que no jugué mucho tiempo fue una linda campaña, con uno de los equipos más importantes de Ecuador. Desde el primer día que llegué todos me trataron muy bien y eso me llena de orgullo y satisfacción.

¿Recuerda cómo fue su llegada?

Todo fue muy rápido. A mediados de octubre de 1997 había terminado la temporada en Estados Unidos (jugaba en ese entonces en el DC United) y mi empresario me comentó de la propuesta de Barcelona. La analicé, vi que era conveniente y como sabía lo que era Barcelona, por toda su historia, no dudé en aceptar. Lo único malo era que no iba a tener vacaciones, porque a fines de enero tenía que regresar a mi equipo.

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Marco Antonio Etcheverry llegó a Barcelona en octubre de 1997 y se fue en enero de 1998.Archivo

¿Y su primer partido?

Claro, se dio en un Clásico del Astillero (1 de noviembre de 1997). Ese día no salté como titular, pero ingresé en el segundo tiempo. Afortunadamente ganamos (3-1).

Ese Barcelona estaba cargado de jugadores de experiencia. ¿Le costó adaptarse al grupo?

Para nada. En el equipo hubo muchos líderes como Marcelo el ‘Pepo’ Morales, José Francisco Cevallos, Luis Capurro, Julio César Rosero, entre otros. Ellos sabían cómo manejar el grupo, siempre hubo respeto y fui bien recibido por todos.

De los 13 partidos que pudo jugar esa temporada, ¿cuál es el que más recuerda?

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Sin duda el que jugamos ante El Nacional en la penúltima fecha de la liguilla. Ese partido fue clave para el título, pues le dimos la vuelta a un marcador adverso (perdían 2-0 hasta el minuto 68) y terminamos ganando 3-2. Además, lo hicimos con un hombre menos (fue expulsado el colombiano Anthony de Ávila). Ese día Barcelona demostró su grandeza.

En 1998 me habría gustado volver a Barcelona para jugar la final de la Copa Libertadores de ese año

Marco Antonio Etcheverry, exvolante de Barcelona

¿Qué pensó cuando iban perdiendo 2-0?

Que me tenía que regresar a Estados Unidos sin haber alcanzado el objetivo para el que me llevaron. Así que me sentí algo presionado, pues no le quería fallar ni a la hinchada ni a la dirigencia.

¿Cuál fue la clave para vencer a El Nacional?

La paciencia. Cuando marqué el primer gol para Barcelona (68’), el equipo no entró en desesperación. Supimos esperar y aprovechamos los espacios que dejó el rival para marcar los otros dos goles.

¿Qué sintió cuando acabó el cotejo?

Alivio, porque había sido un partido muy complicado. El Nacional era un gran equipo, pero Barcelona sacó la garra y pudimos llegar bien al compromiso ante Deportivo Quito.

¿Cómo manejó la ansiedad en el último partido de la liguilla?

Fue difícil controlarla, pero la experiencia de los jugadores fue clave, pues pese a que necesitábamos vencer al Quito con dos goles (terminaron ganando 3-0), nadie salió desesperado. El grupo manejó bien el partido y eso nos permitió ganar y alcanzar el título.

¿Qué recuerdos tiene del festejo?

Aún recuerdo ver a mucha gente celebrando en las calles. El estadio era una locura, en ese momento vi la importancia que tiene Barcelona en miles de ecuatorianos.

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¿Es cierto que al año siguiente no quiso regresar a Barcelona?

No fue así. Siempre tuve las intenciones de volver, pero el presidente del equipo (Xavier Paulson) salió a decir que con lo que me pagaba a mí, pagaba la temporada del equipo y que por eso no me llevaban. Así que me hizo ver mal.

¿Y cómo se dio su llegada a Emelec en la liguilla de 1998?

Como no se dio nada con Barcelona, Emelec habló con mi representante. Se les hizo llegar las condiciones y aceptaron. Así que nuevamente me quedé sin descansar ese año.

¿Sintió que traicionó a la hinchada de Barcelona?

No, porque la gente sabía que quise regresar, pero las cosas no se dieron.

¿Cuáles fueron los objetivos trazados con Emelec?

Además de salir campeón, ayudar a que Jaime Iván Kaviedes sea el goleador ese año. La dirigencia quería venderlo al exterior y me dijeron que ese era otro de los objetivos.

Pero solo pudo alcanzar uno de los dos objetivos

Así fue, solo pudimos hacer goleador a (Iván) Kaviedes. Lo otro de salir campeón no se dio.

¿Por qué no se dio?

Se dieron muchos errores que nunca había visto en un club, como cambiar de DT una semana antes de la final del torneo (Jorge Lazo reemplazó al uruguayo Luis Grimaldi). No entiendo por qué, pero me pude dar cuenta de que no hubo seriedad en ese aspecto.

Emelec terminó goleado 7-0 en la final de vuelta ante Liga de Quito. ¿Se dejaron ganar?

No. Es verdad que el ambiente no era el mismo, pero el equipo quiso hacer las cosas bien, pero ese partido fue muy complicado. Terminamos jugando con ocho en la cancha, nos expulsaron a tres. Después de eso nos vinimos abajo.