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Los hinchas del Aucas llegaron a última hora hasta los exteriores del estadio Gonzalo Pozo para conseguir sus entradasHENRY LAPO

Largas filas para comprar entradas para la final de vuelta de la LigaPro en Quito

Los hinchas de Aucas reclamaron por la larga espera. En los alrededores ya hubo personas que ofrecían los tickets al doble del precio

Las expectativas de la final de la LigaPro son altas y más para los hinchas de Aucas, quienes han hecho una larga fila este 12 de noviembre, un día antes de la final de vuelta, en las afueras del estadio Gonzalo Pozo Ripalda, sur de Quito.

Damian Díaz

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Algunos llevaron bancos plásticos, colchones y cobijas para la larga espera. Santiago Murillo, por ejemplo, fue el delegado de su familia para dormir en la acera.

“Mi papá tiene 82 años y no puede estar en el frío, también hay niños. Yo fui el sacrificado”, dice el hincha de 36 años. Él durmió en una colchoneta y algunas cobijas.

La fila daba la vuelta del estadio y se extendía un par de cuadras más. Miles de personas esperaron incluso desde la mañana del viernes.

“Estamos preocupados de llegar a la taquilla y que no haya entradas”, dijo Javier Pérez, un hombre de 66 años que también se amaneció en la fila.

Para su familia, es una tradición ser hincha de Aucas, pues han acompañado al equipo incluso cuando estaba en segunda división. “La dirigencia del equipo nos ha maltratado. Cómo es posible que estemos casi dos días en una fila. Se beneficiaron los revendedores”, dijo Patricio Martínez.

En los alrededores se pudo ver a varias personas ofreciendo entradas al doble de lo que cuestan en taquilla. Por una general sur estaban pidiendo 70 dólares y por una general central 90.

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“También hubo gente vendía el puesto en la fila por 10 dólares. La dirigencia no vio por la hinchada, los que hemos estado en las buenas y las malas”, comentó el hincha.

Los aficionados de todas las edades reclamaban porque luego de varias horas la fila no avanzaba. “Mi hijo se quedó a dormir y yo le vengo a hacer relevo, donde le dejé ahí le encontré”, explicó María Yacelga de 65 años.

En la puerta del estadio un grupo de personas con discapacidad también clamaba por atención. “Tenemos los carnés y nos ha tocado hacer la fila normal. Decidieron que desde el 80 % de discapacidad atienden con preferencia, esto es un maltrato”, reclamó Klever Vaca.