Cerca de las 11:00 del pasado domingo, Javier Simbaña jugaba con amigos en una de las canchas de baloncesto del parque La Carolina, al norte de la capital, como lo hacen cada fin de semana.

El partido se desarrollaba con normalidad hasta que se acercaron unas personas que resaltaban por su altura.

Les pidieron poder sumarse al juego, a lo que accedieron sin pensarlo. Con el paso de los minutos, unos chicos que estaban en las otras canchas reconocieron que uno de los foráneos era Jimmy Butler, estrella de los Miami Heat de la NBA.

En ese momento todo cambió. Quienes estaban en los alrededores se concentraron en la cancha donde el basquetbolista norteamericano demostraba todo su talento.

Sin problemas se colgó dos veces del aro y celebró cada anotación con los que fueron sus compañeros por cerca de 20 minutos.

“Fue una experiencia increíble, única. Demasiado nivel, le quedaba pequeño el aro”, relató Simbaña.

Confesó que no reconoció a Butler hasta que la gente se concentró y empezó a comentar que era una figura de la famosa NBA.

“Aprovechamos para tomarnos fotos para que nos crean que jugamos con él. Me pareció una persona sencilla y muy amable”, comentó Simbaña.

Paulo Pérez es una de las personas que estaba en el parque y que dejó de jugar al conocer que Butler estaba en la cancha junto a la que estaba practicando el deporte que tanto le apasiona.

“Fue algo sorpresivo. Nunca pensé que jugando en el parque podía ver en acción a un jugador de la NBA”, contó emocionado Pérez.

Lo que más le llamó la atención fueron los ‘ganchazos’ que con facilidad realizó el norteamericano.

“La forma de jugar nos impresionó a todos. Es algo que nunca voy a olvidar. Sin problemas se tomó fotos con la gente, pese a ser una estrella del deporte”, enfatizó.

Butler fue huésped de la capital por cerca de 16 horas. Estuvo junto a su primo Marqueese Grayson, quien también practica el baloncesto.

Además de jugar en el parque, visitó un restaurante cercano a La Carolina y publicó en sus redes sociales fotos del recorrido desde el aeropuerto.

Con un “Quito, Ecuador, me encanta. Volveré”, el líder de los Miami Heat cerró su periplo en el país, donde dejó con una felicidad interminable a varios aficionados al baloncesto.