Una Bélgica con muchas caras nuevas empató 1-1 con Costa de Marfil en un partido amistoso y aburrido en el que ambas selecciones mostraron un nivel bajo y que tuvo como testigos a 6.800 espectadores en el Rey Balduino.

Aunque la primera parte Bélgica controló bien el choque, se le notó algo desnaturalizada y sin apenas ritmo, lo que permitió al combinado africano no sufrir en exceso. Sin apenas ocasiones, el partido llegó 0-0 al descanso.

En la reanudación Bélgica saltó al césped con más brío y obtuvo recompensa casi a las primeras de cambio por mediación de Batshuayi, que marcó aprovechando un gran pase de Saelemaekers (53’).

Cuando Bélgica acariciaba el triunfo, un derribo de Bornauw a Zaha en el área acabó en gol de penalti de Kessié (87’). Al final, tablas en un duelo tan soporífero como prescindible.

Pero de amistoso solo tuvo el nombre. Las treinta faltas que se pitaron, 20 de Bélgica y diez de Costa de Marfil, provocaron la interrupción continua del juego. 

El español Roberto Martínez no pudo contar ni con Thibaut Courtois, declarado como no apto por los servicios médicos belgas, ni con Eden Hazard, que ni siquiera fue convocado por una lesión muscular.

El seleccionador de Bélgica eligió a Simon Mignolet para sustituir al portero madridista e hizo debutar a Zinho Vanheusden y Alexis Saelemaekers, en un once de los “Diablos Rojos” poco habitual. En el lado de Costa de Marfil, el francés Patrice Beaumelle se estrenaba en su cargo como seleccionador.