Ciencia y Tecnologia

Despegó el James Webb, el mayor telescopio jamás enviado al espacio

Partió en busca de las primeras galaxias.  En un mes llegará a su destino.  Ha sido descrito como la ‘máquina del tiempo’

Telescopio
En Navidad se dio el esperado despegue del cohete Ariane 5, que llevaba al telescopio espacial James Webb.EFE

El mejor telescopio espacial de todos los tiempos, el James Webb, irá desplegando en un complicado ballet sus estructuras, un proceso que durará un mes y que es tan delicado o más que el despegue de ayer, pues debido a su envergadura ha tenido que viajar doblado en el cohete Ariane 5.

Este telescopio tiene como misión observar el momento en que surgieron las primeras galaxias y ayer dio el primer paso con un lanzamiento “absolutamente perfecto” desde el puerto espacial europeo de Kuru, en la Guayana Francesa.

Eran las 12:20 GMT cuando el cohete Ariane 5 encendía motores para dar el empujón definitivo a un proyecto de más de tres décadas y años de retrasos, que han puesto en marcha las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA), Europa (ESA) y Canadá (CSA).

James Webb es el mayor y más potente telescopio lanzado hasta ahora. Una hazaña de ingeniería que ha sido descrita como una máquina del tiempo.

Ejemplo de galaxia espiral cercana M81, donde se identifica fácilmente el bulbo, la parte central más rojiza, y el disco, plagado de zonas donde se forman estrellas actualmente y aparecen como regiones azules formando brazos espirales.

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Gracias a su visión en el espectro infrarrojo y a su enorme espejo primario ofrecerá una vista inédita del universo y permitirá mirar hacia atrás más de 13.500 millones de años para ver las primeras galaxias que nacieron tras el Big Bang, la gran explosión que dio origen al universo.

James Webb mide ocho metros de altura y su escudo solar, formado por cinco finas capas de un material especial llamado kapton, tiene el tamaño de una pista de tenis, por eso ha tenido que doblarse como si de una figura de papiroflexia se tratara para reducir su dimensión a 10,6 metros de alto y 4,5 de ancho.

Los espejos primario y secundario, así como el parasol solar son algunos de los elementos que deberán recuperar su forma original durante el mes que tardará en llegar a su puesto de observación, ubicado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. “Se trata de una operación muy delicada, muy arriesgada. Nunca se ha hecho nada parecido en el pasado”, lo que “nos provoca bastante insomnio”, aseguró Santiago Arribas, investigador del Centro de Astrobiología.

Nunca se ha desplegado en el espacio un telescopio de “esta magnitud”, destacó Arribas, que forma parte del equipo científico de la Agencia Espacial Europea para NIRSpec, uno de los cuatro instrumentos que componen el telescopio.

Solo 31 minutos después de su despegue del puerto espacial europeo en la Guayana Francesa, el James Webb desplegó los paneles solares que le proporcionan energía y sucesivamente la antena de ganancia para las comunicaciones. En ese momento es cuando ha comenzado los “21 días al filo”, según se refieren a ese período algunos expertos de la NASA.

El escudo térmico, para protegerle del Sol, una de las estructuras más llamativas del telescopio, se empezará a desplegar al tercer día de vuelo: en primer lugar, la estructura que lo sustenta, y luego sus cinco capas de kapton, que deberán tensarse correctamente.

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Este proceso durará cinco días y a continuación se desplegará y encajará el espejo secundario. Y de allí viene más. Todo este despliegue que la NASA describe como “un ballet complicado” deberá realizarse con precisión milimétrica.