Buenavida

Son los ojos de quienes no ven

Los perros guía se convierten en los compañeros inseparables de las personas con discapacidad visual. Los ayudan a evitar situaciones de riesgo

Perro guía
Los animales reciben un entrenamiento que va de seis meses a un año.Cortesía

Hace casi seis años, un viaje a Chicago (Estados Unidos) para una convención de leonistas, dio a Valeria Chung y a su esposo Francisco Torres Larrea la oportunidad de conocer de cerca a los perros de asistencia. Les entusiasmó tanto la idea de hacer algo similar en Ecuador, que apenas llegaron se capacitaron para dar vida a una organización que diera una doble vía de ayuda.

Pensaron entonces en rescatar a canes mestizos de la calle a los que pudieran entrenar para que se convirtieran en guías de las personas con discapacidad visual. No ha sido un proceso sencillo. No todos los animales logran graduarse y los que no lo hacen se dan en adopción a familias para que los cuiden.

Los que sí cumplen su objetivo, salen de la Escuela de Perros Guía Ecuatorianos (EPGE) para ser los compañeros inseparables de quienes no pueden ver. Van con ellos a colegios, oficinas, restaurantes, hoteles, tiendas, centros comerciales, museos, cines, teatros, aviones, buses, taxis... Son para ellos sus ojos.

Estos rescatados están entrenados para ayudarlos a evadir obstáculos, para seguir las órdenes del usuario e incluso para aplicar la ‘desobediencia inteligente’ en caso de riesgos que no percibe la persona. Ocurre, por ejemplo, si un carro eléctrico se aproxima y no se escucha el sonido. Allí, el perro frena, explica Valeria, sobre el adiestramiento que se ofrece en esta escuela sin fines de lucro, con sede en Quito.

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El entrenamiento de estos canes puede tomar de seis meses a un año, un tiempo en el que pasan por un largo proceso que va desde socializar con otros animales o personas hasta aprender a obedecer.

Son entregados luego de que el usuario pasa también por un curso y se compromete a cuidar del animal en su alimentación y salud. Se firma allí un contrato. “Los entregamos a usufructo del usuario, con derechos y deberes, por el tiempo útil del perro guía, alrededor de 8 a 10 años, o el tiempo que el perro cumpla sus funciones correctamente”, explica Valeria. Habrá visitas periódicas para ver que todo marche bien y que el animal reciba también buen trato.

Pero, ¿qué ocurre después de que pasa el tiempo de vida útil del animal? Se jubila, es decir que regresa a la escuela para ser entregado a una familia, en este caso como mascota para que sea cuidado.

Guía
En Ecuador existe una escuela para perros guía.Cortesía

Pese a las dificultades para conseguir apoyo para su labor, la escuela continúa trabajando. Rescata perros que puedan ser guías, como aquellos que pesan entre 20 y 30 kilos, que tienen un alto grado de vivacidad cerebral, que están físicamente completos, que son sociables y que tienen entre 8 y 20 meses de edad para su entrenamiento. El trabajo es duro, pero les complace saber que hacen una labor que genera un cambio en varias vidas.

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  • La labor

Los recursos económicos, materiales y humanos que se invierten en cada perro es de 12.000 dólares. La mayor parte de los fondos salen del patrimonio de los fundadores, de padrinos y donaciones.

  • El proceso de aprendizaje

El perro primero aprende a halar con el arnés puesto. Luego tendrá que detenerse en las esquinas, terminación de calles u obstáculos para que el usuario no se tropiece.

Se le enseñará a dar vuelta tanto a la derecha como a la izquierda, a subir y bajar gradas y a buscar lugares, puertas, paradas de buses y más.

Aprenderá a evadir obstáculos colgantes. El animal mantendrá un espacio prudente con la persona para que no se tropiece.