La imagen que hace poco colgó un biólogo guayaquileño de un gato durmiendo sobre el tronco de uno de los árboles de manglar en el parque lineal de Kennedy Norte, ocupando el lugar que debería estar en posesión de las especies silvestres, generó una serie de comentarios en una de las redes sociales. Jaime Camacho, quien colgó la foto, demostró su preocupación al asegurar que tener “una colonia de gatos en dichas áreas es inadecuado. Los gatos son cazadores por instinto y está demostrado que impactan profundamente en las especies silvestres”.

En su momento, el epidemiólogo Alberto Orlando Narváez, director del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (INSPI), también lo mencionó: “Los perros que deambulan libremente por las calles pueden provocar consecuencias negativas a los humanos y otros animales, como ataques, transmisión de enfermedades y contaminación en los espacios públicos”.

Camacho mencionaba que no se trata de eliminar a los gatos, pero sí de ubicarlos en sitios más adecuados. Si bien es cierto que hay estudios que señalan que tener animales de compañía es positivo para la salud mental y emocional de las personas, otros advierten que su mal manejo puede ser un riesgo para la salud pública. Por ejemplo, el 61 % de los microorganismos infecciosos reportados en seres humanos son transferidos por animales, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Un artículo publicado recientemente por la revista científica Conservation Science and Practice advierte que los gatos callejeros son un problema para la biodiversidad, y para la salud pública, que debido a su naturaleza de cazadores se han convertido en ‘depredadores dañinos’, siendo los causantes de la extinción de cerca de un cuarto de las especies de aves, mamíferos y reptiles de todo el mundo.

En todo caso la culpa no es atribuible a los animales, sino a su tenencia irresponsable. “Es por irresponsabilidad de los tutores”, dice Álex Endara, un promotor independiente de la cultura de identificación animal, con lo cual, asegura, se reduciría el índice de perros y gatos en las calles y los riesgos y problemas que esto implica.

Para Eliana Molineros, médica veterinaria y directora de la Fundación Proyecto Sacha, las organizaciones vinculadas al medio ambiente tienen registros de la especie silvestre afectada por perros y gatos cuyos dueños los sueltan en el día y los recogen en las noches. “Tenemos varios reportes fotográficos de animales con enfermedades que posiblemente tienen que ver con el ingreso de perros al bosque protector Cerro Blanco”. Proyecto Sacha tiene una investigación en la que se evidencia el contagio de un cuchucho con sarna y moquillo canino.

Recomendaciones

• No dejar sueltos a perros ni gatos. Promover su registro e identificación.
• Recoger el popó de su mascota. Limpiar las necesidades del perro o gato va más allá de evitar que otras personas las pisen: sirve para que parásitos o enfermedades que pueden tener las heces de los animales no lleguen a los suelos.
• Evitar que los gatos defequen y orinen en los techos de las casas, ya que pueden contaminar los canales de agua lluvia y otros cuerpos de agua.
• No automedicar a los animales. El uso de medicamentos, como la ivermectina, plaguicidas desparasitantes o analgésicos, impacta el suelo por la excreción de metabolitos.
• Alimente bien a sus mascotas. Aunque parece el consejo más obvio, la buena alimentación y la calidad del agua, así como su higiene, reduce los riesgos de propagación de enfermedades. Esto incluye tener al día las vacunas, estar desparacitados y no tener garrapatas y pulgas.