Hay niños que tienen miedo a los difraces
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Los niños y los disfraces

En época de Halloween, mientras que a muchos infantes les gusta usar disfraz, a otros no y mucho menos ver a gente disfrazada. Sepa qué hacer al respecto

A la mayoría de los niños les emociona la idea de usar un disfraz. De hecho, es algo que se considera beneficioso ya que les permite explotar su creatividad, darle rienda suelta a la imaginación e incluso desarrollar su empatía al asumir un rol con determinadas características.

Y qué mejor pretexto para disfrazarse que la época de Halloween en donde además de divertirse tienen la opción de conseguir algunos dulces. Por otro lado, tenemos también a los niños para quienes cualquier fecha es buena para disfrazarse y no tienen ningún reparo en salir al parque un día cualquiera usando su traje de bombero o vestidos de Frozen.

Pero también es cierto que existen niños para quienes la sola idea de disfrazarse, o ver a alguien disfrazado, les genera una gran angustia y lo rechazan por completo, pudiendo desencadenar algunas escenas preocupantes para los padres.

¿Por qué sucede esto?

Primero, por un instinto natural de supervivencia: Al encontrarse frente a una imagen extraña, algunas veces grotesca o que oculta su rostro, instintivamente puede asociarse como algo de temer, lo cual sumado a la posible interpretación exagerada del personaje, puede generar en el niño la sensación de estar en una situación de riesgo de la cual claramente hay que huir.

Estos sucesos suelen darse generalmente con niños pequeños y es que hasta los 6 años aproximadamente, muchos de ellos no logran distinguir con facilidad la realidad de la fantasía por lo que ver en vivo y en directo lo que parece ser un vampiro puede ser de gran impacto para el pequeño.

Para ayudar, lo primero por hacer es empatizar con el niño, evitando minimizar su temor y evitando además forzar acercamientos, lo  cual solo generaría una escena con más dramatismo y posibles malas noches producto de pesadillas. Mejor bríndale la opción de observar desde lejos o si prefiere acompáñalo a estar en otro ambiente haciendo una actividad de su preferencia.

Al encontrarse frente a una imagen extraña,  grotesca o que oculta su rostro, el niño puede asociarlo como algo de temer, lo cual sumado a la posible interpretación exagerada del personaje, puede generar en el pequeño la sensación de estar en una situación de riesgo de la cual claramente hay que huir.

Otro día, consigue unos pocos elementos de disfraces como puede ser un sombrero, alguna capa u orejitas de animales y en medio de la tranquilidad del hogar jueguen con eso, interpretando diferentes roles, observándose en el espejo y disfrutando de la experiencia.

A medida que notes que se siente cómodo pregúntale si desea agregar algún otro elemento a su personaje y así poco a poco y sin presiones notarás cómo tu pequeño se va sintiendo más seguro y empieza a adentrarse con confianza en el mundo de la fantasía.