Generalizar, en la mayoría de casos, resulta negativo. Asegurar que todas las personas se comportan de una manera determinada o que todas las ciudades de América Latina son iguales es un error. La humanidad se caracteriza por sus diferencias y precisamente esas son las que le dan sentido a la vida.

Sin embargo, hay una generalización adecuada y oportuna para quienes quieren tener una vida satisfactoria y armónica. Debemos recordar que todos los seres humanos estamos aprendiendo.

¿Aprendiendo qué? Cualquier cosa. Cada día, las personas aprendemos algo y podemos cambiar comportamientos inadecuados. A cada instante nos rodean hechos que nos ayudan a mejorar.

Recordar que todos estamos aprendiendo es particularmente importante cuando nos enojamos con algún amigo, familiar o compañero de trabajo. Si hizo algo que nos disgustó o dijo cosas que nos afectaron pensemos en que él o ella -así como nosotros- está aprendiendo.

Si tenemos ese pensamiento constantemente en nuestra cabeza será más sencillo que tomemos las cosas con calma. Nos molestaremos menos y tendremos menos peleas.

Las demás personas, en muchos casos, no hacen algo específico con el objetivo de lastimarnos. A veces solo es un error involuntario que puede corregirse con una charla pacífica.

El pensador minimalista e impulsor de una vida zen, Leo Babauta, da especial énfasis a la frase 'todos estamos aprendiendo' porque sabe que tú, él y yo somos parte de ese ejemplo.

Que estés leyendo esta columna da cuenta de un interés por mejorar tu vida y la relación con los demás. En otras palabras, estás aprendiendo.

En 'El pequeño libro de la satisfacción: Una guía para ser feliz en la vida y con quien eres', Leo Babauta sugiere que recordar el aprendizaje colectivo tiene un efecto inmediato en la vida. “Si alguien es grosero, significa que tiene mucho que aprender sobre cómo ser más considerado, o cómo manejar su ira”, dice.