Exposición
La obra de Raúl Ayala remite a la sanación desde el uso ritual de los fermentos de las plantas.Cortesía

Una exposición que pone a prueba los sentidos

Lo visual, lo olfativo y lo táctil se conjugan en ‘Un jardín nuestro’, en el Museo Nacional del Cacao. Explora la relación con el mundo vegetal

De una escultura colgante que asemeja una enorme lengua gotea constantemente sobre un plato un extracto de flores de jazmín y magnolia, mezclado con un macerado de lana de borrego. La curiosidad atrae a los visitantes de la exposición ‘Un jardín nuestro’, en el Museo Nacional del Cacao, que se acercan para colocar sus muñecas bajo esta escultura y experimentar un efecto estimulante.

La artista quiteña Martina Miño no deja de sorprenderse con todas las sensaciones que despierta su obra, impresa en 3D y de color blanco perlado. Hay quienes no ven allí una lengua, sino un corazón, una glándula, el pistilo de una orquídea, los órganos sexuales, un ángel y hasta a la diosa hindú Shiva.

Y ocurre igual con los olores, que evocan en algunos una época o momentos y a otros le recuerdan a personas. Martina dice que en su obra sensorial hay de todo un poco.

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‘Ínsula’ es el nombre de esta propuesta artística. Se llama como una región cerebral que se relaciona con las emociones y es una de las creaciones de 16 artistas contemporáneos presentes en esta muestra “que busca una reflexión sobre nuestra relación con el mundo vegetal”, explica Paulina León Crespo, la curadora de la exposición.

Exposición
‘Ínsula’, de Martina Miño, permitió percibir diversas sensaciones.Cortesía

“A partir del confinamiento mucha gente se volcó a sus jardines y a sus macetas, a generar pequeños huertos urbanos y a cuidar de sus plantas. Allí surgió la pregunta de qué relación hemos podido construir con el mundo vegetal”, indica.

Una de esas obras que muestra ese acercamiento es la de la guayaquileña Dia Muñoz, que quiso reflejar cómo se vería conversar con una planta.

Se le ocurrió colocar una máquina con sensores de latidos del corazón, pero para aplicarlo al mundo vegetal. Así se ve como si las plantas descargaran una especie de registro eléctrico cuando una persona se acerca.

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Mientras conecta la planta y le arroja esta respuesta dice que conversa con esta de una forma meditativa, energética... A raíz de esas curvas que obtiene, crea las diversas esculturas. La curva se convierte entonces para la artista en la espina dorsal que define la forma de cada una de sus obras.

En la exposición inmersiva, el público disfrutará también de un jardín levantado dentro del museo con distintas plantas medicinales que arrojan sus olores y sabores.

Durante estas semanas se llevará a cabo una serie de activaciones a través de comidas artísticas, talleres, proyecciones, performances y rituales.