Compartiendo la cena en familia
Comer en familia ayuda a una mejor comunicaciónInternet

¿Para qué comer en familia?

Las comidas en familia nos hacen sentir dentro de un ambiente seguro, cómodo.

Las comidas en familia nos hacen sentir dentro de un ambiente seguro, cómodo.

Actuamos con naturalidad, omitimos unos cuantos protocolos de etiqueta, tenemos una rutina específica, vemos situaciones familiares habituales, en fin, parecieran ser eventos poco memorables debido a su cotidianidad.

Pero en la suma de los días, cuando empiezan a pasar las primeras generaciones familiares, tales eventos simples pasan a volverse tesoros para el recuerdo, no porque todo haya sido perfecto o armónico sino porque han permitido que un fragmento de la vida de nuestros seres queridos quede impregnado en nuestra memoria.

Aprovechemos los momentos sencillos: una comida juntos y una conversación tranquila, son un gran recuerdo para atesorar.

Incluso aquellas discusiones recurrentes que sacaban de quicio a cualquiera y podían indisponer a toda una familia, con el pasar del tiempo notas que ni eran para tanto, ni eran un gran problema.

Con el tiempo todo es relativo

Ciertas cosas dejan de ser importantes y descubres que te hubiera gustado tener más de aquello de lo que en su momento renegaste.

¡Cuántos momentos de reflexión y aprendizaje se producen en medio de una comida en familia! Y es que, gracias a esa comodidad antes mencionada, los integrantes se relajan y empiezan a compartir algunos sucesos:

El niño pequeño pregunta el significado de alguna palabra que acaba de escuchar. El adolescente baja la postura defensiva y comparte alguna preocupación que lo aqueja. Los padres empiezan a narrar algunos sucesos del entorno familiar, laboral o incluso nacional. Los abuelos evocan alguna historia y comparten sus trucos secretos.

Todo muy normal, muy rutinario, muy sin importancia al parecer. Pero justamente ahí es donde la familia se fortalece y avanza:

Los menores aprenden de las interacciones, conocen lo que sucede en su entorno, descubren cómo desenvolverse ante otras personas.

Los padres aprovechan para hacer anuncios, enterarse de cómo van sus hijos y encuentran el momento ideal para predicar con el ejemplo en cuanto al uso de palabras o la forma de expresar sus ideas.

Los abuelos descubren que siguen siendo reconocidos y valorados por la familia y que su participación es importante.

Triste es el caso de aquellas familias en donde cada uno come a su propia hora o en habitaciones diferentes. O en donde está prohibido hablar en medio de las comidas.

En estos casos los recuerdos que se forman no necesariamente son malos ya que toda situación trae una oportunidad de aprendizaje, pero esa familia estaría desaprovechando la oportunidad de dejar un bonito legado para la posteridad.

Aprovechemos los momentos sencillos: una comida juntos y una conversación tranquila, son un gran recuerdo para atesorar.