Al navegar por Internet es probable que haya leído la historia de cómo algunas celebridades han bajado sorprendentemente de peso con la práctica del ayuno intermitente.

También existen los influencers que lo promocionan en redes sociales como la última tendencia en nutrición, y animan a las personas a hacerlo si quieren disminuir kilos en la balanza de forma ‘casi instantánea’.

Por eso, para derribar algunos mitos o dudas, SEMANA conversó con la nutricionista Martha Belén Ortiz, past presidenta de la Asociación de Nutricionistas delGuayas, quien explica técnicamente qué es el ayuno intermitente. “Es una estrategia de alimentación en la que no existe ingesta de comida durante un rango de tiempo determinado en el día (entre 12, 16 o 20 horas)”, dice la experta.

Aunque esta restricción (recomendada principalmente para pacientes con obesidad mórbida) ha ganado reconocimiento porque sí genera pérdida de peso, Ortiz acentúa que es indispensable que quien lo realice, lo haga bajo la guía de un profesional de la salud que le elabore un plan acorde a sus requerimientos nutricionales.

Esta práctica debe efectuarse uno o dos días a la semana, por dos meses aproximadamente. “A largo plazo, podría ser perjudicial para la salud porque puede existir una alta toxicidad en el organismo debido a la acumulación de los cuerpos cetónicos (desechos de las proteínas) y, por lo tanto, disminuiría la masa muscular”, enfatiza la nutricionista Ángela Dau.

Comer de forma inteligente

La clave para que durante el tiempo que haga el ayuno intermitente logre bajar de peso de forma correcta es incluir en la dieta los macronutrientes (proteínas, carbohidratos complejos y grasas buenas), y dejar a un lado el exceso de dulces, la comida procesada o con exceso de grasas trans. “Algunas personas piensan que en las pocas horas en que pueden ingerir comida, puede ser cualquier alimento, pero no es así. Lo importante es crear un hábito positivo para que cuando retome la alimentación regular no exista un efecto rebote”, aclara Ortiz.

La dieta debe ser hipocalórica (entre 25 y 30 % menos de las calorías que el cuerpo requiere al día), priorizar los vegetales y frutas de bajo índice glicémico, como el melón, frutilla y pera. “Planifique los menús, controle las porciones y disfrute de los alimentos. Hay personas que no quieren comer casi nada porque piensan que es lo mejor, pero esto podría desencadenar trastornos de la conducta alimentaria, como anorexia o bulimia”, explica Dau.

Durante el ayuno, sí puede ingerir líquidos no calóricos como agua, café o té sin azúcares.

Casos patológicos

Este tipo de alimentación también está indicada en pacientes con afecciones o enfermedades hormonales, autoinmunes, neurológicas o con resistencia a la insulina, porque “es una estrategia para una pérdida rápida de enzimas hepáticas, pancreáticas, ayuda a desinflamar el intestino y a nivelar los niveles de insulina”, dice la profesional.

También favorece a los adultos mayores con enfermedades de base como cáncer, pancreatitis o cardiovasculares. El control médico es crucial y cada cierto tiempo se deben hacer exámenes de laboratorio para analizar la mejoría del paciente.

Recuerde

• Implemente en su rutina diaria hábitos saludables como el ejercicio, la hidratación constante y dormir cerca de ocho horas diarias. Estos factores influyen para que el metabolismo trabaje de forma correcta. El ayuno intermitente no va a eliminar por sí solo todos los kilos de más que obtuvo durante varios meses o años.
• Si practica un deporte o rutina de ejercicio intenso, se recomienda que lo haga dentro del rango de horas en el que consume alimentos. De lo contrario, puede existir un agotamiento físico exhaustivo, distrofia muscular o contracturas.
• Independientemente de la cultura alimentaria que tenga, los veganos y vegetarianos también pueden aplicar esta estrategia para perder peso.

Atención

• Antes de iniciar esta estrategia nutricional es necesario que su médico le envié a realizarse exámenes de laboratorio para conocer el nivel actual de glucosa, insulina y si existe deficiencia de hierro, vitamina D, calcio o magnesio.
• Este ayuno no es recomendado para niños, adolescentes, mujeres embarazadas, en estado de lactancia, personas diabéticas, con bajo peso, anemia o gastritis.
• Entre las consecuencias negativas de la restricción alimentaria están el desequilibrio hormonal, cambio de humor, falta de concentración y de energía, fatiga, ansiedad y pérdida de reflejos.