Las banderas de China y Ecuador ondearon al concluir los obreros el túnel de conducción en la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, en abril de 2015.

EL yin y yang de los negocios chinos en Ecuador

El aporte de China al país es de vieja data, pero el boom de la última década polarizó la percepción. Los aciertos en el sector privado contrastan con los reproches en lo público.

La marca china ha ido poniendo su sello en cada vez más aspectos de la vida de los ecuatorianos. Con mayor o menor consciencia del origen de lo que se usa y consume, el país ha acogido de buen grado desde hace décadas (y con intensidad en los últimos años) el aporte oriental en lo que se sirve en la mesa, en la telefonía, en los autos y hasta en productos como el banano, que representan a Ecuador en el exterior. Pero la percepción sobre los aciertos que han tenido desde el sector privado los negocios chinos contrasta con los cuestionamientos a lo construido en alianza pública.

Esa distorsión se polarizó durante los diez años del Gobierno de Rafael Correa. El Estado se alimentó de préstamos y contratos de obra pública para desarrollar infraestructura y sostener las arcas públicas en momentos de necesidad, pero con un resultado final asfixiante. Ecuador está hipotecado a extremos difíciles de manejar, según fue desvelando después el Ejecutivo de Lenín Moreno, y China es un prestamista casi omnipresente. Su rol en la ejecución de contratos y en el financiamiento con base en preventas petroleras, ha distorsionado la buena imagen que las grandes corporaciones recién llegadas y las tradicionales de ascendencia china han desarrollado en el territorio nacional.

Mientras las compañías chinas que operan en el sector privado ecuatoriano no han sido señaladas por el momento en grandes escándalos de corrupción, las que están vinculadas a los sectores estratégicos se han visto salpicadas en el último año por una pila de informes de Contraloría que apuntan a delitos económicos y que ponen en duda la gestión de Ecuador respecto a los recursos públicos que puso a trabajar mano a mano con su socio asiático. A eso se añaden las demandas relacionadas a las obras por conflictos laborales o ambientales.

Las estadísticas económicas que se manejan desde ambos bandos (público y privado) son lo suficientemente elevadas como para poner la lupa en quién, qué y cómo se cumple cada tarea. En ese análisis, EXPRESO presenta hoy la primera entrega de una serie de cinco reportajes que ahondan en la huella que ha dejado China en el país, sopesando tanto los aciertos como los reproches cosechados en Ecuador. Se ha consultado a empresas chinas del sector privado, cuya voz se verá reflejada en las próximas ediciones. Asimismo, se ha buscado a las que operan en el ámbito público y al embajador de China en Ecuador, Wang Yuling, sin haber obtenido respuesta hasta el cierre de esta edición.

De las 64 sucursales extranjeras que tienen compañías chinas en Ecuador, 19 de ellas constan en los registros de la contratación pública nacional. Esa casi veintena ha ejecutado proyectos por más de 8.000 millones de dólares, en su mayoría con adjudicaciones directas, ya que era una condición imprescindible para que el Gobierno asiático prestara dinero fresco al ecuatoriano. Así, el Ecuador de Rafael Correa recibió hasta 17.400 millones de dólares en financiamiento.

Pero además de sucursales, los registros de la Superintendencia de Compañías hablan de casi 2.000 firmas que tienen capital o accionistas de origen asiático hasta un monto de 32,4 millones de dólares. La inversión privada se remonta a 1938 y, coincidiendo con las zonas de mayor expansión económica nacional, su presencia es mayor en Pichincha, Guayas y El Oro. Eso sin incluir a las firmas que, oficialmente, constan como ecuatorianas pero que son legado de la presencia histórica china en Ecuador. Ahora, la influencia se percibe en la expansión de nuevas marcas en sectores hasta ahora reservados para gigantes europeos o estadounidenses, como las telecomunicaciones o la industria automotriz. Por eso, los representantes del gran socio comercial ecuatoriano esperan que la oportunidad frustrada por las alianzas públicas no le coma el terreno a la expansión del prestigio en el ámbito privado.

Próximas ediciones

La obra pública

EXPRESO cuantificó la presencia de empresas chinas en la ejecución de proyectos de infraestructura promovidos por el Gobierno en la última década: 19 compañías de ese país se reparten una torta de contratos que superan los $ 8.000 millones. En su mayoría, fueron mediante adjudicaciones directas, porque estaban atadas al financiamiento otorgado por China.

Irregularidades

Entre préstamos y construcción de obras, China financió con 17.400 millones de dólares al gobierno del expresidente Rafael Correa. Las contrataciones, sin embargo, se hicieron sin actas de registro e incumpliendo normativa nacional. La Contraloría General del Estado, los ministerios contratantes y hasta organismos internacionales detectan anomalías.

Impacto empresarial

El aporte de las empresas chinas en el sector privado tiene un historial de décadas, pero se ha agudizado en la última. Hay 1.963 compañías en Ecuador con capital chino y 64 sucursales extranjeras que alimentan las estadísticas oficiales: generación de empleo, inversiones en empresas nacionales, importaciones, exportaciones, pago de impuestos...

Apuesta privada

China no solo hace negocios con el sector público. El gigante asiático se ha expandido en el mundo en diversas industrias, y Ecuador no es la excepción. Firmas como Huawei, del rubro de las telecomunicaciones, ofrecen sus bienes y servicios en el Ecuador. Los vehículos ‘made in China’ cada vez ganan más espacio del pastel del mercado automotor nacional.

“El Gobierno priorizó lo público en la relación bilateral”

El representante de la Cámara de Comercio Ecuatoriano-China revisa las relaciones entre ambos países. Considera que en la última década el Gobierno Nacional enfocó en lo público los acuerdos con el gigante asiático, y no en una agenda comercial para tener mayor apertura a ese mercado.

- ¿Cuándo despunta la influencia de la relación comercial de Ecuador con China?

- Empieza en 1980, con una apertura comercial en el tema del banano, que fue el primer producto ecuatoriano que ingresó al mercado chino. Uno de los impulsores del sector privado en esa relación fue Segundo Wong Mayorga. Toma mucho auge la relación bilateral en 2007, cuando empieza a darse una mayor presencia de China en Latinoamérica.

- ¿En qué ámbitos vemos el sello de China en el país?

- Su presencia en ciudades del Ecuador es de tres tipos: negocios privados, con almacenes de comercio y restaurantes; en el sector de inversiones públicas, con unas 90 empresas de infraestructura, telecomunicaciones y petróleo; y el tercero, con marcas chinas en el país, entre ellas podemos mencionar a Great Wall y BYD, en el sector automotor.

- ¿Qué estrategias debe tomar Ecuador frente a la balanza comercial deficitaria con China?

- El Gobierno debe enfocarse en el trabajo de apertura de restricciones fitosanitarias, reducciones arancelarias y en un acuerdo comercial. Este año debería darse una visita oficial por parte del presidente Lenín Moreno y poner una agenda comercial, que se le olvidó al Gobierno anterior durante los 10 últimos años, porque solo era lo público y nada para el sector privado.

- ¿La llegada de compañías chinas ha sido positiva para el Ecuador?

- Toda inversión que trae un dinamismo comercial, formal, es positiva. Hay empresas que están haciendo las cosas bien y marcas con muchos consumidores. Hay compañías que están arriesgando capital, que están buscando proyectos.

- Sin embargo, también se presenta la situación de empresas estatales chinas, cuestionadas por la calidad de los trabajos en la obra pública, o por conflictos laborales o ambientales...

- Hay proyectos positivos y negativos y las autoridades tienen que hacer su trabajo en controlar que todo marche bien. Históricamente, los mayores litigios que ha tenido Ecuador no son con China.

- Pero esta situación involucra a empresas estatales de China. ¿Podría afectarse la relación comercial si llegan a darse sanciones para esas compañías?

- Si hay conflictos que resolver, hay que esperar que se resuelvan. Hay un hilo muy fino que separa y en el que se puede confundir relación bilateral con lo que está pasando en ciertos proyectos. Si llegamos a confundir eso, se pueden perder todas las oportunidades de esa alianza estratégica integral que ya tuvimos.

- En 2016, durante el Gobierno de Correa, el presidente de China visitó nuestro país. ¿Se sacó provecho de ese encuentro?

- Todo se enfocó en lo público. No se puso como prioridad la parte comercial para el sector privado. Ahora es el momento y hay que darle prioridad a ello. (Mario Avilés)