Apenas vio las llamas que salían de la vivienda, una de las hijas de José Diego Tisalema alertó a habitantes cercanos. La gente acudió con baldes, mangueras y lo que pudieron para tratar de apagar el fuego, hasta que llegaran los bomberos hasta una de las zonas rurales del cantón Tisaleo (provincia de Tungurahua), donde se suscitó el incendio.

Luego de ocurrido el incidente, los vecinos se lamentaban el no haber podido ayudar como se debía a José, de 93 años, uno de los fundadores del caserío Unión y Progreso, parroquia Santa Lucía.

A las 06:30 del miércoles 30 de noviembre de 2022, la casa del adulto mayor se incendió y él falleció dentro de ella.

“Quedó una lástima. Nada se reconoce, hasta el dinerito que vendía sus animales se quemó con él”, expresa Dolores Heredia, quien lo conocía desde la juventud, ya que iba a cortarse el cabello en la peluquería de su esposo, que queda en esta parroquia rural.

José Diego habitaba solo en su casa desde hace unos 14 años, cuando quedó viudo.

Carlos Tisalema, uno de sus ocho hijos de la víctima, asegura que no se enseñaba a estar fuera del lugar donde habitaba, por eso decidió quedarse en la casa de toda su vida, hasta donde le llevaban la comida todos los días.

El bombero de Tisaleo, Jhoel Heredia, mencionó que la estructura de madera ayudó a que el fuego se expanda de inmediato. Cuando ellos acudieron, apagaron por completo el fuego y cuando revisaron la vivienda encontraron dentro de su habitación al adulto mayor, totalmente carbonizado.

Por su parte, el sargento Hólguer Chicaiza, confirmó que el cadáver estaba calcinado y desconocían las causas que provocaron el incendio. Presumen que fue un cortocircuito.

Los familiares y amigos se quedaron en la minga para limpiar la casa y el patio, y mientras retiraban los escombros también recogían restos de dinero que creen que el adulto mayor guardaba en su dormitorio.