CUENCA
En los portones de la iglesia de las Conceptas, se destaca el milagro de la Porciúncula. / Jaime MarínJaime Marín

Las tallas que enmarcan la religiosidad de los azuayos

Los portones de iglesias en la zona patrimonial de Cuenca conservan el trabajo de artistas de la Colonia.  

Las puertas labradas en madera, de las iglesias de Cuenca, no son solo el reflejo de la habilidad y destreza de los talladores de la época de la Colonia. Es también el significado espiritual y religioso, formado con cada figura y adorno, que invita a cruzar las puertas hacia el interior de los centros de oración. “También lo son para el perdón de los pecados y el acercamiento a Dios a través del rezo”, opina el investigador y escritor cuencano Antonio Gómez.

Lo espiritual y lo religioso se expresan con lo artístico, elemento importante que en 1999, junto a otras consideraciones, llevó a Cuenca a obtener la declaratoria de patrimonio cultural de la humanidad, otorgada por la Unesco, anota Gómez.

Los portones son una carta de presentación de las iglesias, y “constituyen para los fieles un paso previo para la preparación espiritual”, señala Sergio Ramírez González, profesor de Historia del Arte, Historia, Filosofía y Letras, de la Universidad de Málaga, España, en la obra ‘Iconografía y práctica artesana-Las puertas de las iglesias de Cuenca (Ecuador)’.

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Este investigador español reseña que las figuras talladas son emblemáticas y conjugan lo religioso y lo político, “con una noble originalidad”.

Son figuras realizadas en relieves de varios grosores, con decoración plana, incisiones e incluso calados, donde prevalece el color que se ha dado a la madera, arte que incursionó en los siglos XVI, XVII y XVIII.

Fueron las manos de carpinteros españoles llegados a Cuenca, que recurrieron a artesanos de Gualaceo, quienes elaboraron los trabajos, aclara Ramírez.

Entre esos trabajos se hallan los portones de la Catedral Vieja, hoy Museo de Arte Religioso. Se las denomina “las puertas del cielo”. Se observan el símbolo del obispado (mitra, báculo y cruz) y en la otra el símbolo del Vaticano (tiara papal de tres niveles con las llaves de San Pedro), las dos presentan detalles florales, racimos de uvas y querubines.

En los tallados está también presente el ingenio y sapiencia del alemán redentorista Juan Bautista Stiehle, con conocimientos de arquitectura y carpintería, y a quien se le atribuye la dirección para la construcción de la Catedral de la Inmaculada Concepción (Catedral Nueva), iglesia del Perpetuo Socorro o San Alfonso y la del Cenáculo.

Las puertas de San Alfonso, Santo Cenáculo, Santo Domingo y la principal de Todos Santos presentan una talla plana, con diseños geométricos y raíces indígenas. La de la iglesia de la Merced es una de las más destacadas. Está tallada la imagen de la Virgen de la Merced con el manto extendido que ampara a dos cautivos encadenados: uno moro y otro cristiano.

Algunos de los portones de 12 iglesias de las 15 que están ubicadas en el centro histórico, fueron reparados, restaurados y repintados, pero mantienen el diseño histórico y ancestral que marca la cultura no solo religiosa de la Cuenca, sino la sapiencia también de los artesanos en la talla de la madera, entre los que se citan a Luis Parra en la época de la colonia y Daniel Elías Palacios en los años de 1960-1970.