Un prototipo de avatar genérico por parte del programa Daz 3D.
El procedimiento para crear los avatares se basa en una combinación de software comercial o gratuito como Photoshop.canva

Sexo con avatares 3D, la nueva tendencia del porno

La realidad virtual ofrece nuevas posibilidades dentro de la pornografía

Una nueva tendencia ha incursionado en internet. Se trata de la creación de avatares de personas reales que cumplen deseos y fantasías sexuales a través de realidad virtual. Desde hace varios meses en distintos foros de animaciones gráficas, ha surgido una comunidad de aficionados del 3D que anuncian servicios de creación y ventas de estos personajes que pueden llegar a tener el rostro de personas famosas o de personas conocidas que los compradores deseen.

El procedimiento para crear los avatares se basa en una combinación de software comercial o gratuito como Photoshop y otros programas de escultura digital como Daz 3D o Foto2Vam, pero el requerimiento fundamental es una fotografía de la persona que se quiere recrear para poder conseguir el mayor parecido posible mediante algoritmos. Estas herramientas se llevan usando desde hace tiempo para crear videojuegos, efectos especiales en películas y otros contenidos no pornográficos. html

Como resultado a este proceso, se generan animaciones que consiguen colocarse en cualquier posición, modificarse, manipularse e interactuar de la manera que sus dueños deseen. Ombligos, vellos púbicos, senos y lenguas son algunos de los artículos que se comienzan a comercializar dentro de los foros de animación 3D para ajustar los avatares al gusto de los consumidores

Algunos programas que ya están disponibles en la red se encargan de gran parte del proceso de creación de estos avatares. Una recreación realista de un ser humano requiere de un proceso que históricamente solo ciertos artistas y estudios, con conocimientos técnicos y programas de efectos especiales podían conseguir.

Tradicionalmente, dichos estudios tenían que comprar los derechos para usar la imagen de alguien, pero parece ser que muchos de estos aficionados lo hacen con o sin su consentimiento.