El 1 de febrero de 2021, Pablo Santiana Alarcón, gerente de la Empresa de Servicios Exequiales del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), firmó un contrato para el alquiler de una carroza fúnebre.

En medio de la pandemia y las muertes por exceso, esta empresa cuyo capital es 99 % del IESS y 1 % del Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social buscaba ser más competitiva, mejorar los servicios funerarios con el alquiler de una furgoneta por la que pagó $ 4.000 al mes.

Hoy, un año después, el contrato es parte de los indicios que tiene la Fiscalía en un expediente por posible peculado. Óscar Montaño, abogado de la empresa, dice que hubo sobreprecio en el acuerdo firmado por la antigua administración.

En 2021, el vehículo estaba avaluado en el mercado en $ 14.000. “En lugar de comprarlo, que era lo mejor para la compañía, el entonces gerente pagó por su alquiler 28.000 dólares en seis meses. Pero no es todo, después de que finalizó el contrato decidió por fin comprarlo, pero a un valor de 18.000 dólares”.

Este Diario se contactó con Santiana, quien aseguró que el caso ya está en conocimiento de la Fiscalía y que él no tiene nada de qué hablar.

Para Montaño y la actual gerencia, este contrato es solo una muestra de una serie de inconsistencias que salieron a la luz gracias a una auditoría interna, que comenzó en junio de 2021. A partir de sus hallazgos, la Contraloría también abrió un examen especial a los recursos públicos.

El hallazgo principal es que las cuentas de gerencia no cuadran. Pese a que las empresas funerarias del país registraron un incremento de sus ingresos a raíz del coronavirus, la Empresa de Servicios Exequiales del IESS arrastra pérdidas desde 2015. Ni siquiera logró recuperarse entre 2020 y 2021, en el que hubo 57.425 muertes en exceso, según el Registro Civil. Hasta 2021 sumó aproximadamente medio millón de dólares de pérdidas acumuladas.

En la contabilidad no se explica cómo ante la creciente necesidad de servicios funerarios en el mercado, la empresa del IESS presenta siempre pérdidas. Sin embargo, aparecen pistas de las irregularidades.

Entre abril y junio de 2021, por ejemplo, Servicios Exequiales hizo transferencias bancarias por $ 19.300 a la cuenta personal de Santiana. El concepto o razón del pago era “anticipo del chofer contratado” para que manejara la carroza.

“¿Por qué la empresa no pagó directamente a la cuenta del proveedor, por qué se trianguló a través de Santiana? ¿Qué relación hay entre estas personas?”, cuestiona el abogado.

Otros dos pagos por $ 4.000 se consignaron a través de cheques a nombre del proveedor y por concepto “anticipo”. Sin embargo, lo extraño es que fueron endosados y cobrados por el gerente de operaciones de ese entonces, Óscar Rubio Aguilar. Exactamente, el mismo proceso se hizo con un tercer cheque del 30 de agosto de 2021 y cuyo concepto era “anticipo proveedores”, pero que fue cobrado por el gerente financiero de ese tiempo, Álex Onofa. Su valor era de $ 2.000.

Ambos ya salieron de la institución. Este Diario los contactó a través de correos electrónicos que no respondieron.

“Todavía no podemos establecer un monto de lo que se perjudicó a la compañía, porque hay cosas que están saliendo y que están en conocimiento de la Contraloría y de la Fiscalía. Lo que sí está claro es que estos pagos sospechosos no pudieron darse sin el apoyo de personas en puestos claves”, indica el abogado Montaño.

En el informe de auditoría hay otro hecho que también fue denunciado a la Fiscalía como una posible usura. Y es que, según la nueva administración, el antiguo gerente hizo préstamos a la Empresa de Servicios Exequiales del IESS a título personal.

El 21 de septiembre de 2020, Santiana autorizó un “aumento en el capital de operaciones”. Al tratarse de una empresa cuyo principal accionista es el IESS, esta entidad debía ser la que apruebe. En este caso Santiana autorizó el aumento del capital y el préstamo lo otorgó él de su bolsillo.

En total, Santiana prestó a la empresa $ 67.580 a una tasa de rendimiento 19,3 %, por sobre el interés determinado en el sistema financiero.

Entre septiembre de 2020 y junio de 2021, el entonces gerente cobró $ 33.850 por la tasa de rendimiento financiero.

Por este hecho también hay un expediente en la Fiscalía, y por el que ya se llamó a declarar al exfuncionario.

Si bien el caso es reservado, hay detalles que constan en la auditoría y que evidencian cómo se camufló este préstamo en los balances generales.

Uno de los desembolsos, por $ 4.160, se registró como “pago de servicios profesionales”. “Es necesario indicar que el único servicio profesional por el cual fue nombrado el Sr. Pablo Santiana fue el de gerente general de la empresa, razón por la cual no existe otro servicio por el cual debió facturar”, dice el documento.

Otros pagos sospechosos son por la remodelación de un local que serviría para sala de velaciones. El proceso es el mismo: más de $ 6.000 fueron transferidos a la cuenta del director financiero en lugar del proveedor. El caso ahora está en manos de la Fiscalía.