En la Revolución Ciudadana todavía no hay claridad sobre el rol y la conveniencia de que el exvicepresidente Jorge Glas, recién liberado por un habeas corpus, se convierta en uno de sus puntales para las elecciones seccionales de febrero de 2023.

No todos los militantes quieren hablar del tema. Prefieren esperar la evolución de la salud del exfuncionario, la decisión que tome sobre su futuro político, pero también la reacción en el mediano plazo de los ciudadanos respecto a la liberación, que no ha estado exenta de polémica y reclamos desde diferentes sectores.

La primera aparición de Glas, el 10 de abril pasado, luego de salir de la cárcel Regional de Cotopaxi, sí tuvo algunos tintes proselitistas. En la noche llegó al Coliseo River Oeste de Guayaquil y habló por algo más de quince minutos. Sin embargo, la convocatoria no fue masiva como las que antaño acostumbraba el correísmo.

Ahí dio algunas pistas sobre su futuro en la política. Por ejemplo, dijo que su madre le ha reclamado que la política le robó cuatro años y medio de su vida (tiempo que permaneció en prisión), pero que él le ha respondido que en realidad ha regalado cuatro años de vida a esa causa.

La presidenta del partido, Marcela Aguiñaga, le dijo a EXPRESO que ahora mismo la prioridad de Glas es poder acceder a servicios de salud de los que habría sido privado durante estos años, así como recomponer sus lazos familiares.

“Nosotros como Revolución Ciudadana estaremos esperando su pronta reintegración y participación, sus comentarios y aportes son valiosos para nuestra organización y llenan de esperanza a nuestros militantes que nos han acompañado durante este proceso de judicialización de la política que aún no cesa”, agregó Aguiñaga.

Glas también señaló en el Puerto Principal que este es el momento de la militancia y que pronto estará caminando junto a ella, dejando abierta la posibilidad de una participación activa en los comicios que se avecinan.

Uno de los que apareció junto al exvicepresidente tras su salida de la cárcel fue el prefecto de Manabí, Leonardo Orlando, que buscaría la reelección en esa provincia. Un poco más cauta, al menos en las redes sociales, se mostró la prefecta Paola Pabón, que sería la carta del correísmo para repetir en Pichincha.

Una militante que pidió no ser mencionada dijo que si bien para la Revolución Ciudadana es un triunfo la salida de Glas, sí se deberá analizar la conveniencia y el grado de participación que debería tener el exvicepresidente para evitar efectos adversos, como sucedió en 2014 cuando en su afán de impulsar la candidatura a la alcaldía de Quito de Augusto Barrera, el entonces presidente Rafael Correa, para muchos, terminó perjudicándolo.

La exasambleísta y actual integrante de la directiva de esta organización política, Liliana Durán, considera que es muy temprano para hablar del papel que jugará en el futuro político del país.

“El martes pude conversar con él y entiendo que ahora su prioridad es atender su salud y para eso se ha sometido a varios exámenes y chequeos médicos. Luego el tiempo ya lo dirá, pero por ahora el ingeniero tiene otras prioridades”, le dijo a este Diario.

Dignidades

Según la página web de Revolución Ciudadana, el partido tiene actualmente dos prefectos (Orlando y Pabón), 64 concejales y 48 vocales de juntas parroquiales. El objetivo de la organización política es alcanzar alcaldías e incrementar su presencia a nivel de las concejalías y prefecturas.

Imposibilidad

Aunque sus seguidores mostraron carteles con el texto “Glas presidente”, lo cierto es que las dos sentencias en su contra lo inhabilitan de por vida para ocupar un cargo de elección popular. La Constitución lo prohíbe en casos de peculado, enriquecimiento ilícito, concusión, cohecho, entre otros.