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Ernesto Noboa Bejarano dirigió a la Junta de Beneficencia de Guayaquil en uno de sus periodos más críticos.Christian Vinueza

“Por primera vez en 132 años salimos a pedir ayuda”

Ernesto Noboa Bejarano dirigió la Junta de Beneficencia de Guayaquil durante seis años. Cuenta a EXPRESO los momentos más duros en la institución

En abril pasado, en uno de los momentos más críticos de la pandemia, la Junta de Beneficencia de Guayaquil tuvo que salir, por primera vez en sus 132 años de historia, a pedir ayuda pública. Lo hizo a través de las redes sociales, exhortando a la solidaridad de los ecuatorianos, pues las necesidades de atención en salud desbordaron su capacidad financiera. La COVID-19 estaba complicando aún más una situación que venía arrastrando la institución por el retraso en los pagos del Estado por las atenciones brindadas (que bordean los $ 100 millones). Ernesto Noboa Bejarano, quien dirigió la institución por seis años hasta finales de julio pasado, cuenta a EXPRESO lo que vivió en ese lapso: una derivación de pacientes que bajaba 50 % cada año desde 2015, el efecto de esta crisis que llevó a desvincular a 4.000 trabajadores de la Junta, los momentos en que llegaron a inhumar 135 cadáveres por día y el cierre de una unidad educativa.

Hace seis años, cuando asumió el cargo, ¿cuál fue el mayor reto que enfrentó?

El reto permanente a nivel de Junta desde el año 2008 ha sido cobrarle al Gobierno. Nosotros damos servicios y cumplimos nuestra parte del contrato, pero la contraparte no cumple con la suya que es pagar. Debo decir que, principalmente, la dificultad es con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). A partir de 2015 sentí un sesgo en contra de la Junta y dejaron de derivarnos pacientes de manera importante (en ese año eran cerca de 600.000; para el 2016 bajó a 300.000, el 2017 a 150.000, para el 2018 ya eran 70.000).

Esa fue la época en la que se dieron las mayores desvinculaciones de personal...

Una de las decisiones más difíciles que me tocó tomar fue la reestructuración porque la Junta se había dimensionado para atender una cantidad muy grande de pacientes derivados por el IESS y el Ministerio de Salud. Devino entonces lo que vamos a denominar en términos de una película: la tormenta perfecta. El IESS derivaba menos pacientes; de un año a otro baja 50 %. Además, empiezan a restringir los pagos. Teníamos nosotros entonces una infraestructura montada para atender la cantidad de pacientes tan grande que nos derivaban y si ya no tenías la masa crítica de antes, era necesario reducir tus estructuras. Esta fue una tarea dolorosísima porque significaba decirle a mucha gente: ya no puedo contar con ustedes porque no tenemos trabajo que darle.

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¿Cuánta gente tuvo que salir?

En ese momento salieron unas 2.500 personas. Cogí la Junta en 2014 con 9.000 personas y la entregué (el 28 de julio pasado) con 5.000.

¿Qué es lo que ocurre con el Seguro Social?

Es un organismo altamente politizado. Hay un nudo gordiano que le he pedido al presidente de la República que lo desate. Si no se arregla en estos meses, con quién vamos a arreglar. El ministerio de Salud Pública audita, hace sus pedidos de dinero al ministerio de Finanzas y Finanzas paga, pero lo hace cuando tiene plata. Ahora dice que no tienen plata, pero nunca tienen plata.

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El exdirector seguirá vinculado a la Junta como inspector de los hospitales Luis Vernaza y Alfredo G. Paulson.Christian Vinueza

¿Cómo hicieron para cubrir esta falta de pago o los retrasos?

Para cubrir esta falta de pago hemos tenido que recurrir a la banca del país, principalmente de Guayaquil. Pedimos préstamos que cuestan intereses y que el Estado no nos reembolsa. También hemos podido sobrevivir gracias a los proveedores con quienes hemos llegado a convenios de pago para que nos sigan entregando medicinas e insumos médicos y poder diferir esto a ciertos plazos. En esta situación actual, agravada por la pandemia, también hemos tenido que recurrir nuevamente a los proveedores.

¿Cómo vivió la Junta los tiempos más duros de la pandemia?

El Vernaza se convirtió en hospital COVID en sus terapias intensivas. Vio cerca de 3.000 pacientes durante la pandemia. Destaco el papel del personal de salud y de la Junta que, sin recursos, no tuvimos empacho en salir al público y decir que necesitábamos ayuda y donaciones. La gente donó. Tuvimos una gran respuesta de la banca, de las diversas organizaciones que se montaron de manera privada en Guayaquil y Quito para ayudar. Gracias a las donaciones pudimos capear este temporal terrible.

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Noboa asegura que tuvo sesiones muy duras con el IESS para tratar sobre el pago de la deuda.Christian Vinueza

Y fue un momento que los llevó también a cerrar una de sus unidades educativas, el Santa Luisa de Marillac...

El año anterior, en las dos unidades educativas (Santa Luisa de Marillac y José Domingo de Santistevan) teníamos 2.200 estudiantes. Al momento de tomar la decisión de unificar las unidades educativas, en el Santa Luisa Marillac solo se habían matriculado 170 alumnos de un total de 1.066 que hubo el año anterior. Dadas las consecuencias de la pandemia, era muy probable que los padres no pudieran oportunamente pagar pensiones. En base a los análisis realizados, se estimó que en el mejor de los casos el Santa Luisa Marillac tendría unos 500 estudiantes, por lo que hace inviable mantenerlo.

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¿Cuál fue el resultado?

Se comunicó a los padres de familia que sus hijos podrían continuar sus estudios en nuestra otra unidad educativa, el José Domingo de Santistevan, con los mismos altos niveles de educación y manteniendo el valor de matrícula y pensiones del Santa Luisa de Marillac. Las dos unidades en esta época hubiesen sido muy deficitarias. Al fusionarlas, las hacemos más eficientes y vamos a tener una pérdida mucho menor de la que hubiéramos tenido con las dos abiertas.

En cuanto a los cementerios, ¿cómo enfrentaron los momentos en que las muertes por COVID estaban en su pico más alto?

El desborde fue porque la disposición del COE era cremar todos los cadáveres por COVID, pero no había capacidad para hacerlo. La capacidad era muy limitada en relación a la cantidad de muertes que había en aquellos días. Llegamos a tener 455 muertes diarias. Toda esta situación terrible que vivió Guayaquil era porque había un cuello de botella entre las muertes y el entierro que era la cremación. Tan pronto se dieron cuenta de que era una barbaridad, eliminaron la cremación y se empezó a inhumar de manera importantísima. Nosotros llegamos a inhumar 155 cadáveres diarios.

Ahora que deja la dirección, ¿cuál será el próximo reto?

El director me pidió que me quede como inspector del hospital Luis Vernaza y del Alfredo G. Paulson. Soy uno de los cuatro inspectores de los hospitales. Esa tarea me encanta. Hay mucho por hacer.

Sergio Murillo

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  • La Historia

La Junta de Beneficencia de Guayaquil, una de las instituciones más antiguas de Latinoamérica, pasa por una de sus mayores crisis. Regenta cuatro hospitales, dos cementerios, una unidad educativa, dos casas hogar, dos asilos, además de estar a cargo de la Lotería Nacional.

  • En frases

"La deuda neta que tiene el IESS con nosotros es de 53 millones de dólares y del Ministerio de Salud es de 48 millones. Mantenemos permanentemente mesas de trabajo".

Hemos tenido que coger algo de bonos muy castigados en el mercado, pero cuando estás desesperado tienes que coger algo de bonos para seguir.

Me tocó enfrentar seis años terribles coronados por la pandemia. Creo que uno de los logros más importantes en este tiempo es nuestra transformación tecnológica.