Separados y resignados. Así pasan la Navidad las familias divididas por la migración irregular hacia Estados Unidos. En lo que va de 2021, se estima que arribaron por medio del coyoterismo más de 50.000 ecuatorianos, según la organización 1800 Migrante, que asiste a personas indocumentadas en dicha nación.

Vladimir Llancha tiene 29 años y llegó hace 9 meses desde la provincia de Chimborazo; consiguió trabajo al tercer día de pisar suelo norteamericano,    sin embargo, sus ganas de estar en Ecuador junto a su familia están intactas.

“Lo que más me ata son mis padres, ya son mayores, apenas pueda les hago los papeles para traerlos de forma legal, no vale la pena hacer un viaje así, yo deseo que mi país esté bien para poder regresar”, lamenta.

Para hoy tiene planificado hacer una videollamada más larga de la que acostumbra hacer todos los días, también espera que le lleguen unos “regalos especiales” que les compró hace días atrás.

No obstante, a los migrantes la sensación de culpa por la división familiar dura alrededor de 3 años, enfatiza    William Murillo, director de 1800 Migrante, quien identifica que es la característica principal que se repite en los viajeros recién llegados, más aún, en sus primeras celebraciones de Navidad y fin de año; las califican como “las peores” fiestas.

Esto se debe a las deudas bancarias que obtuvieron para pagarle al coyotero, en segundo lugar al proceso de estabilización en Estados Unidos y tercero la necesidad de ayudar económicamente a su familia en Ecuador apenas llegan al destino.

Llancha sostiene que desde que está en EE.UU. aporta más en su casa que cuando estaba en Ecuador. “Lo poco que ganaba se iba en cubrir los gastos del hogar y nada más, desde acá puedo darle al menos algo a mi mamá, he podido enviar hasta $ 4.400 por mes, cosa que no conseguía en Ecuador de ninguna forma”.

De acuerdo al Banco Central del Ecuador, tan solo en el primer semestre de 2021, el país recibió más de $ 2.008 millones de remesas, de este total, $ 1.242 millones corresponden a los envíos realizados desde Estados Unidos, abarcando el 61,8 %. Una cifra que supera en gran manera al 2020, que a pesar de tener una pandemia encima, Ecuador registró la llegada de $ 1.398 millones y asimismo la mayor proporción de rubros descendía de EE.UU. con $ 844.48 millones, ocupando el 47 % de la cifra.

Sin embargo, no todos los que migran corren con la misma suerte que Llancha; Marcia Andrade perdió a su hijo de 20 años en el trayecto hacia Estados Unidos, señala que partió en septiembre de 2018, la llamó a decir que ya iba a cruzar el desierto y que en tres días le volvería a llamar, cuando ya esté en Estados Unidos, pero esa llamada nunca se dio.

“Dos meses sin respuesta y yo puse la denuncia en la Fiscalía, lo buscamos por todo lado y fue en marzo que encontraron los documentos, la ropa de él, junto a su cráneo otros huesos, de ahí vino la prueba de ADN y fue una tortura porque hice todo por mi cuenta y cuando lo quise traer, Cancillería no permitía porque esos trámites tenían que hacerlo ellos y ahí se demoró más de 2 años para repatriar lo que quedó de su cuerpo”.

Andrade dice que recién para esta Navidad tendrá una tumba que visitar porque al fin los restos de su hijo están en el país. Ella es madre soltera y tiene otra hija de 10 años con quien pasará la festividad.

“Mi dolor se multiplica porque no sé cómo murió y cuánto debió sufrir antes de fallecer, nunca será una fiesta igual porque nada me devolverá a mi hijo”, lamenta Andrade.

Irene Ferruzola, experta en Derechos Humanos, señala que la migración irregular vulnera constantemente los derechos de las personas a pesar de que pueda existir una aparente estabilidad económica. Agrega que la vivencia de estas festividades puede incidir en la salud mental de las personas que tienen allegados en otro país.

“Dentro de las consecuencias está el desmembramiento del núcleo familiar que altera el comportamiento de las personas y esto conlleva a problemas sociales y mentales que si no son atendidos se van desarrollando en las personas, por ejemplo la depresión. Si no recibe un adecuado tratamiento puede llevarlo a perder la vida; el bien principal y lo más importante que tenemos”.

Ferruzola espera que en 2022 el Estado preste ayuda oportuna a las poblaciones de las provincias que tradicionalmente registran altos índices de migración para así evitar su salida y que se genere ingresos en el territorio. “Que en la cooperación con Estados Unidos se incluya acciones contundentes”.

Tan solo entre enero y mayo de 2021 no retornaron 31.002 ecuatorianos de su supuesto viaje de vacaciones a México de las 58.538 salidas registradas en forma aérea.