Las deudas que tiene el Estado con Solca, los hospitales privados y de la Junta de Beneficencia de Guayaquil; el desabastecimiento de medicinas que ha generado una serie de quejas entre los pacientes por sentirse vulnerados y hasta burlados por el sistema de salud, y la escasez de especialistas en los centros hospitalarios públicos, ha obligado a las autoridades locales a proponer soluciones para evitar que el problema se propague.

En una entrevista con EXPRESO, el alcalde Jaime Nebot insta al actual Gobierno -que si bien heredó el problema, debe remediarlo, explica- a hacer un corte en el que de hoy en adelante el IESS y el Ministerio de Salud paguen por anticipado la atención de los enfermos que remiten. Lo que queda es el hueco hacia atrás, precisa. Y respecto a ello, el Estado debe crear un plan de pago respaldado con documentos que reciban los acreedores y puedan negociar en la banca nacional o extranjera.

Si la solución no es inmediata, la crisis se agudizará. Y más aún, previene el asambleísta socialcristiano Henry Cucalón, ni siquiera los pacientes de los hospitales afectados, como el Luis Vernaza y el León Becerra, que tiene hoy pagos pendientes de sueldos a 270 empleados y decenas de proveedores, podrán recibir atención.

Como medida preventiva o siendo más precisos, para evitar conflictos futuros o mayúsculos, Nebot ha presentado una ponencia al Concejo Cantonal que ha sido recogida, por unanimidad, pese a las diferencias ideológicas o políticas, como proyecto para que “ningún Gobierno vuelva a tocar a título alguno” el dinero de los asegurados y del Banco Central, que es “privado y de todos”.

“La situación se ha visto agravada por los miles de millones que se han tomado de allí, del IESS(...)”, dice Cucalón, quien considera, al igual que el legislador por CREO, Roberto Gómez, que ni el Gobierno, ni la ministra de Salud, Verónica Espinosa, le están dando la importancia que amerita al tema.

Por salir a la luz cada vez más falencias y “por el desfalco que ha significado la administración de los últimos 10 años, la era correísta”, dice el último, desde la Asamblea van a exigir al Gobierno concentrar su atención en la realidad y legitimar, desde su competencia, una ley que transparente las cifras del Seguro Social.

“Como las tienen escondidas, lamentablemente no se puede ver con claridad el alcance del apuro”. La ministra debe actuar, concuerdan. “Ella no ha generado el caos, pero si continúa su inacción tengan por seguro que será sujeto de control político”, advierte Cucalón.

Líderes del movimiento PAIS, como el también asambleísta Daniel Mendoza, precisan que el IESS asimismo debe atravesar por un tema de fiscalización profundo y serio, que incluso dé a conocer cuál es su capacidad de cobertura y pago con el resto de instancias que tiene obligaciones, incluidos los jubilados, hoy también afectados. “Hay denuncias, afirmaciones sin aclarar por parte de las autoridades implicadas que están en el limbo y necesitan ser aclaradas”, manifiesta.

Lídice Aldás, concejala de Guayaquil por PAIS que aprueba lo dicho por Nebot, solicita además revisar los convenios que existen entre el Estado y las clínicas privadas. “A veces los procesos son engorrosos, valdría la pena mejorar los mecanismos de auditoría para conocer a ciencia cierta el monto de la inversión”.

Competencia

El alcalde Jaime Nebot descarta pedir la competencia de Salud al Estado. El Cabildo no puede reemplezar las obligaciones que debe tener el IESS y el ministerio. Como ente local, ellos seguirán ayudando a través de las 36 clínicas móviles y 8 hospitales que administran.

Demanda

La concejala Lídice Aldás cree oportuno que Salud se preocupe también por potenciar el trato hacia el paciente. “Ahora que el Ecuador tiene un mejor ingreso por barril de petróleo, entonces tiene que haber presión social”. No hay que mermar en un tema tan delicado como la salud, matiza.

Municipio

Nebot no establece hasta cuándo esperará una reacción por parte del presidente de la República, “a cargo de darle solución al problema”. Asume que pronto lo hará. Estará atento. “No hay que precipitarse, pero tampoco demorarse”, advierte.