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Efrat (Cisjordania). La ultraderecha logró un histórico triunfo en las urnas.EFE

Ultraderecha y colonos israelíes, romance por conveniencia

La región de Cisjordania vive su año más sangriento desde 2006

El histórico triunfo de la ultraderecha en las elecciones de este mes en Israel fue apuntalado por los habitantes de colonias en Cisjordania ocupada, donde la coalición Sionismo Religioso triunfó con base en promesas de expansión territorial y mano dura contra los palestinos.

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En las calles del asentamiento judío de Efrat, en sus paradas de autobús, en sus vehículos y hasta en el teléfono móvil de algún joven, hay un rostro que se repite. Una sonrisa a medias, la mirada amenazante detrás de sus características gafas y la infaltable kipá blanca sobre su cabeza, junto a un mensaje corto y conciso: “Llegó la hora de Ben Gvir”.

Se trata del número dos y cara visible de Sionismo Religioso (SR), una coalición de partidos pertenecientes a la derecha más radical de Israel, abiertamente racista y homófoba y que, tras ser marginada durante años, se convirtió este mes en tercera fuerza política y potencial pilar del próximo gobierno.

Aquí en Efrat, ubicada a menos de 10 kilómetros de la ciudad palestina de Belén, esta formación obtuvo el 48 % de los votos, casi duplicando los que obtuvo en las elecciones del año pasado y aplastando al partido del ex primer ministro Benjamín Netanyahu, que no llegó al 20 %.

Esta tendencia se replica en la mayoría de los asentamientos israelíes en territorio cisjordano, considerados ilegales por la comunidad internacional y cuya población de más de medio millón de personas incluye a buena parte de los parlamentarios del Sionismo Religioso.

“Nosotros sabemos bien que él es como nosotros, vive en el asentamiento de Kiryat Arba, nosotros en Efrat, y creemos en lo que dice y hace, a diferencia de los políticos que tuvimos hasta ahora”, explica a EFE Nisim Haynam sobre Itamar Ben Gvir mientras atiende a su clientela en una tienda de reparación de móviles. “Creo que es gente que se va a ocupar de nosotros”, agrega, en referencia a las necesidades del movimiento colono, enfocado sobre todo en la construcción (de carreteras y más asentamientos) y en la seguridad frente a ataques de palestinos.

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De hecho, Sionismo Religioso acordó esta semana con Netanyahu que lo apoyaría en la formación de un gobierno a cambio, entre otras cosas, de la regularización de decenas de asentamientos considerados ilegales incluso por la ley israelí y la ampliación de la Ruta 60, principal carretera que cruza Cisjordania de norte a sur.

Si bien aún no han trascendido acuerdos específicos en materia de seguridad, Bezalel Smotrich y Ben Gvir (números uno y dos de SR) han exigido las carteras de Defensa y Seguridad Interior respectivamente en el Ejecutivo que Netanyahu busca formar junto a ellos y los partidos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá. “El principal problema acá son los árabes y su violencia”, señala a Efe Yaakov Ben Shoshán, soldado de 21 años que, al igual que el 90 % de los habitantes de Efrat, es judío religioso.

La solución, considera, es simple: “Una bala en la cabeza de cada árabe violento”.

Por eso apoya las políticas de mano dura que propone Sionismo Religioso y cree que la coalición será clave para devolver la calma a una región que vive su año más sangriento desde 2006, con múltiples ataques en colonias e incontables redadas militares, con un saldo trágico de 146 palestinos muertos y 27 del lado israelí.