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El primer ministro Boris Johnson aseguró que lo principal ahora es aprender de los errores cometidos con la celebración de las fiestas. JESSICA TAYLOR /efe

La oposición estimula a los diputados conservadores a tumbar a Johnson

La Policía analiza más de 300 imágenes para buscar testigos del ‘Partygate'. El informe contiene  críticas a la cultura en la sede del primer ministro

El líder de la oposición en el Reino Unido, el laborista Keir Stamer, animó ayer a los diputados del Partido Conservador a que den pasos para destituir al primer ministro, el también ‘tory’ Boris Johnson, con una moción de confianza interna.

Los ciudadanos británicos “piensan que el primer ministro debería hacer lo más honrado y dimitir, pero no lo hará, porque es un hombre sin pudor”, dijo en la Cámara de los Comunes Starmer, quien recalcó que el informe sobre las fiestas en Downing Street confirma que el jefe de Gobierno está bajo “investigación criminal”.

“Las miradas de este país están sobre ellos”, dijo Stamer, en referencia a los diputados conservadores, que pueden convocar un voto de censura contra el liderazgo de Johnson si 54 miembros del grupo parlamentario lo piden por escrito.

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La bancada del Gobierno escuchó en silencio al líder de la oposición, sin los habituales gritos de desacuerdo, cuando les pidió que “libren al país de un primer ministro totalmente indigno de sus responsabilidades”. Poco después, el diputado ‘tory’ Andrew Mitchell se levantó del escaño para decir que si bien Johnson ha contado con su “total respaldo” durante los últimos 30 años, ha decidido retirarle su apoyo a la luz de las revelaciones sobre el escándalo de las fiestas en Downing Street durante la pandemia.

Otra correligionaria de Johnson, la exprimera ministra Theresa May, lanzó también duras críticas contra el jefe de Gobierno.

El informe publicado ayer por la alta funcionaria Sue Gray “muestra que en el número 10 de Downing Street no se cumplían las regulaciones que ellos mismos habían impuesto a los ciudadanos”, esgrimió May, que se preguntó si Johnson no comprendía la legislación o bien si intencionadamente decidió ignorarla.

En una sesión parlamentaria de alta tensión, el presidente de los Comunes, Lindsay Hoyle, expulsó al líder en Westminster del Partido Nacional Escocés (SNP), Ian Blackford, por reiterar en repetidas ocasiones que Jonhson ha mentido al Parlamento y negarse a retirar esa acusación.

“Está siendo investigado por la Policía, ha engañado a la Cámara y debe dimitir ahora”, dijo el nacionalista escocés.

El líder del Partido Liberal Demócrata, Ed Davey, censuró asimismo al mandatario conservador. “Muchos se vieron obligados a enterrar a sus hijos en soledad, muchos no pudieron estar con ellos en los últimos momentos. Entretanto, en el número 10 (de Downing Street) estaban de fiesta”, declaró. ¿Acaso el primer ministro comprende, o le importa, el enorme daño que sus acciones han provocado a las familias que atraviesan un duelo en nuestro país? ¿Aceptará finalmente que lo único decente que puede hacer ahora es dimitir?”, se preguntó Davey.

Mientras tanto, la Policía Metropolitana de Londres, Scotland Yard, examina “aceleradamente” más de 300 imágenes y 500 páginas de información para decidir a qué testigos de las fiestas que tuvieron lugar en Downing Street durante la pandemia (el llamado ‘Partygate’) interrogará para su investigación.

Scotland Yard confirmó ayer que recibió la documentación de la pesquisa que dirige la alta funcionaria Sue Gray el pasado 28 de enero y ahora procede a su evaluación para una investigación que podría acabar en multas si se demuestra que se violaron las reglas sociales contra la COVID-19.

Previamente se había difundido una versión del informe de Gray recortada a petición de la Policía para que no interfiera con su investigación. Pese a ser una versión censurada, el documento contiene duras críticas a la cultura imperante en la sede del primer ministro, Boris Johnson, y acusa a Downing Street de no haber cumplido las normas que exigía al resto de la ciudadanía.

primer ministro británico, Boris Johnson, anunció ayer ante el Parlamento que emprenderá cambios en el funcionamiento interno del Gobierno, porque “pedir perdón no es suficiente”, tras conocer el informe parcial de la alta funcionaria Sue Gray.