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Los ‘mensajeros del inca’ llevan el saber

El proyecto “Chasqui Libro” consiste en entregar los textos a los pequeños en sus casas, en el Cusco peruano.

LIBROS
Los niños reciben los textos de los mensajeros que son personas entrenadas para ese oficio. / EFEEFE

Los chasquis, los legendarios mensajeros que recorrían los caminos del Imperio de los incas, han vuelto a transitar por las alturas andinas del Cusco, aunque esta vez para llevar libros a los niños mediante un novedoso servicio de entrega a domicilio implementado en plena pandemia de la COVID-19.

El proyecto ‘Chasqui Libro’ fue lanzado por la municipalidad de Poroy, un distrito ubicado a 13 kilómetros de la ciudad sur andina peruana del Cusco, con tal éxito que ya recibió el reconocimiento de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP).

Fueron los propios niños y jóvenes de esta localidad, que suma unos 1.200 estudiantes de primaria y secundaria, así como 300 del nivel técnico y superior, los que pidieron recibir los libros en sus casas, mientras cumplían las severas restricciones que se ordenaron en Perú para enfrentar la pandemia.

“Son generalmente niños y jóvenes de una situación económica muy precaria, por lo que haciendo eco y analizando nuestra realidad hemos puesto a su disposición estos libros, pero en forma de delivery, es decir nos los solicitan con una llamada telefónica o con un mensaje por WhatsApp”, detalló el alcalde de Poroy, Francisco Toccas.

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Mientras que los antiguos chasquis llevaban las comunicaciones o las encomiendas del inca por todo el vasto imperio prehispánico, los integrantes de este proyecto sienten que son “los mensajeros que llevan el conocimiento, la sabiduría, el saber a los niños”, comentó el jefe de esta iniciativa educativa, Óscar Cáceres Quispe.

“Por esa razón lo hemos denominado Chasqui Libro: el mensajero del conocimiento; y también porque, casualmente, uno de los caminos reales, el camino Inca al Chinchaysuyo (una de las regiones del Imperio Inca) pasa por la mitad del distrito de Poroy”, detalló.

Para cumplir con su misión, las solicitudes de los estudiantes son atendidas por trabajadores y profesores que los colocan en una mochila similar a las del reparto a domicilio por ‘delivery’ antes de emprender su camino a pie, en bicicleta o en moto, de acuerdo a la distancia en que se encuentre el solicitante.

“Hay otra cosa muy interesante, nuestros chasquis son docentes, son profesores de especialidad y reciben una capacitación constante dentro de nuestra biblioteca”, acotó Cáceres.

Esta experiencia ha tenido tanto éxito que la Biblioteca Nacional le otorgó el premio ‘Jorge Basadre Grohmann’, que reconoce las Buenas Prácticas Bibliotecarias y comprende la donación de 200 libros con un costo aproximado de 10.000 soles (unos 2.400 dólares).

Un reconocimiento de este tipo “despierta el entusiasmo”, aseguró el alcalde Toccas, ya que su municipalidad también pudo ver “una oportunidad” en los duros tiempos de la pandemia para hacer que sus niños y jóvenes “continúen con sus estudios”. Ahora, además de la satisfacción por el reconocimiento, afrontan “un compromiso, un reto, para seguir adelante” e incrementar los beneficios educativos y culturales para los jóvenes de su distrito.

A pesar de que Poroy se encuentra tan solo a 13 kilómetros de la ciudad del Cusco, una de las más importantes del sur peruano, también ha debido lidiar con las limitaciones económicas y las carencias tecnológicas y de conectividad que afectan a muchas de las localidades de Perú.

En este distrito también hay cinco comunidades campesinas que han sido afectadas por la migración desde las ciudades hacia el campo que se originó con la pandemia, lo que ha generado problemas de saneamiento, sanidad e internet.

Sin embargo, y a pesar de su “exigua economía de presupuesto”, remarcó Toccas, la municipalidad destinó desde 2019 un presupuesto para adquirir libros e instrumentos musicales, instalar el servicio de internet en puntos de acceso público y adquirir tabletas para que las usen los niños más pobres.

l objetivEo siempre fue que los menores descubran “sus propias habilidades, destrezas, inclinaciones, a la música, al arte, a la pintura” y ahora se espera, además de mantener esa propuesta, dar el salto a la implementación de una biblioteca digital y la construcción de otro local para su biblioteca central “con todas las instalaciones y adecuaciones del caso”.

El plan es pequeño, pero muy satisfactorio

El jefe de esta iniciativa educativa, Óscar Cáceres Quispe, dice que quisieran tener un mayor presupuesto para poder llevar más libros a los niños que menos posibilidades tienen para poder educarse. El proyecto es pequeño, pero de una satisfacción muy considerable, el significado es lo más importante. “Nosotros quisiéramos recibir donaciones para este plan y un apoyo que sería bienvenido”, refiere el alcalde de Poroy, Francisco Toccas. Como el proyecto ha sido bien acogido esperan tener respuesta de instituciones y otras entidades que se sumen al aprendizaje de los pequeños en la altura de los Andes.

Buscan tener ocupada la mente de los chicos

El alcalde Toccas consideró que las autoridades nacionales deberían preocuparse por atender “la salud mental” de los menores, afectada por el “enclaustramiento y el estrés” causados por la emergencia sanitaria y que en su distrito se ha intentado afrontar con libros, música y el rescate del fuerte vínculo histórico con los mensajeros que recorrían los caminos del antiguo Perú. Para el funcionario esta es una de las formas de poder despejar un poco la mente de los chicos y mantenerlos no solo ocupados en algo productivo, sino forjándose un futuro con la lectura.