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La independencia, el deseo del nacionalismo escocés

El Ejecutivo regional trabaja para convocar una nueva consulta en 2023, a pesar de que ni Londres ni los sondeos son favorables a esa votación

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Posturas. El año pasado se realizó una manifestación a favor de la independencia. En 2014 ya hubo una consulta en la que ganó el No.EFE

“Prometimos un referendo y lo intentaremos hacer”, aseguró Patrick Harvie, del Partido Verde y responsable de Ecología en el Gobierno autonómico escocés.

Harvie afirma que el Ejecutivo regional, de cooperación entre independentistas y ecologistas, trabaja para convocar una nueva consulta en 2023, a pesar de que ni Londres ni los sondeos son favorables a esa votación.

El Partido Nacional Escocés (SNP), liderado por Nicola Sturgeon, y los Verdes comparten la visión de una Escocia emancipada del Reino Unido y por ello quieren ofrecer a los ciudadanos “la posibilidad de elegir su futuro” el año próximo, dice el colíder de su formación y ministro autonómico de Carbón Cero.

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“Ese es el compromiso que adquirimos los Verdes y el SNP” en las elecciones autonómicas del pasado mayo, señala el representante ecológico, cuyo partido fue clave para el acuerdo de Gobierno alcanzado el pasado verano que busca “ese referéndum en 2023”.

El Brexit o salida británica de la Unión Europea (UE) lo cambió todo, subraya.

Escocia, dice, tiene derecho a repetir la consulta hecha en 2014 porque ha tenido que salir de la UE en contra de la voluntad de la mayoría de sus ciudadanos, que apoyaron la permanencia en el bloque en el plebiscito británico de 2016, y eso ya “no es posible”.

Tanto los Verdes como el mayoritario SNP proponen un referéndum de independencia como vía para volver a Europa, señala.

Si los escoceses decidieran desligarse del Reino Unido, al que se unieron mediante un acuerdo político en 1707, el proceso para reingresar en la UE podría tardar “unos 5 años”, declara el economista y exdiputado escocés Andrew Wilson, autor del plan financiero para una hipotética Escocia emancipada.

La celebración del referendo depende en última instancia del Gobierno británico, cuyo primer ministro actual, Boris Johnson, ha reiterado que no dará su visto bueno.

“Este no es el momento para celebrar otro referéndum”, expresó tajante Johnson en su última visita a Escocia por el congreso del Partido Conservador escocés en marzo.

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El líder ‘tory’ esgrimió el conflicto en Ucrania y la situación de “los servicios públicos y la economía que se recuperan de la pandemia” para evitar entrar en ese debate político.

En opinión de Harvie, sin embargo, “una Escocia independiente podría hacer las cosas de manera diferente”, y aduce que la invasión rusa no ha de impedir cumplir las promesas electorales de quienes gobiernan en Escocia.

Con el marco legislativo preparado, solo faltaría impulsar la ley que “en sí misma fijará el día para el referéndum”, explica el ministro autonómico.

Harvie reconoce que, si siguen adelante con su proyecto de referéndum ante el no de Londres, existe la “posibilidad” de “terminar en los tribunales”. “Creemos que tenemos buenos argumentos para conseguir plantear la pregunta a la sociedad”, mantiene.

Solo el 36 % de la población apoya en estos momentos un referéndum en 2023, según un sondeo reciente de la firma YouGov.

Rebecca Rodgers, una gestora de proyectos, señala que el Gobierno debe “tratar de entender lo que desea la sociedad” y ver si la consulta “ha de ser una prioridad”. “Es muy pronto”, opina el joyero Douglas Hughes, que dice que él esperaría “otro par de años”. “La última vez estaba más a favor de la independencia, ahora estoy abierto a escuchar” a ambos bandos, declara en Edimburgo.

En el referéndum del 18 de septiembre de 2014, Escocia votó No a la independencia en un 55,3 %, frente al 44,7 % que la apoyó.

Según el sondeo de YouGov, un 53 frente a un 47 % de los escoceses apoya actualmente seguir en el Reino Unido, y un 70 % dice desconocer las políticas independentistas propuestas por los Verdes y el SNP, por ejemplo sobre moneda, pensiones o fronteras.

Wilson, del campo proindependencia, dice que esto es porque “el Gobierno ha estado centrado en la pandemia” y “nadie ha abogado a diario por la independencia”.

El economista ve necesaria “una clara explicación” del proyecto, plantearlo como una “antítesis del Brexit”, con “detalles específicos”, algo en lo que, según él, “el Ejecutivo ya está trabajando”.

En su plan financiero para la independencia, él propuso crear un Banco Central “rápidamente”, liderado por “una persona con reputación”, y “mantener la libra esterlina” mientras se prueba otra divisa.

“Hay un duro trabajo por delante pero valdrá la pena”, dice Wilson, que incide en que “el objetivo es volver a la UE”.

El economista recuerda además que el Gobierno escocés aboga por un proceso de independencia que sea “legítimo y democrático a los ojos del mundo”, lo que significa que su puesta en marcha es un interrogante, dada la oposición del Gobierno británico.