Tras el fallecimiento de la reina británica Isabel II el pasado 8 de septiembre (a los 96 años, tras siete décadas en el trono), se prevé que cerca de 2.000 invitados asistan al servicio religioso que comenzará a las 05:00 del lunes (hora ecuatoriana) y posteriormente al sepelio, que ha causado conmoción a nivel mundial.

Las naciones invitadas que llegarán a este evento histórico (fuera han quedado Siria, Venezuela, Afganistán, Rusia, Bielorrusia y Birmania) se concentrarán en la abadía de Westminster, junto con miembros del Gobierno británico, parlamentarios, altos funcionarios, personal de la judicatura y representantes de las instituciones públicas más relevantes del país, como el venerado Servicio Nacional de Salud.

Desde el primer minuto, el Ministerio de Exteriores británico impuso un límite en el número de asistentes a la ceremonia por cada delegación y dejó claro que no había hueco para las parejas. “Lamentamos informar que dado el limitado espacio en el funeral y en eventos asociados, ningún miembro de la familia del invitado principal, así como de su entorno de asistentes, será admitido”, advertía en la nota enviada a todas las embajadas a principios de esta semana.

Diez mil policías se han incorporado al despliegue de seguridad por toda la ciudad, junto a unos 1.500 militares. Cientos de voluntarios desplegados por Londres ofrecen su ayuda a los visitantes. Se calcula en cerca de un millón la cantidad de personas que han viajado hasta la capital británica.

Por otra parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la primera dama, Jill Biden, volaron ayer hacia Londres para estar el lunes en el funeral de la reina Isabel II, donde coincidirán con decenas de mandatarios internacionales. Los Biden están acompañados en el viaje por el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan.

La Casa Blanca reiteró que Biden no mantendrá una reunión bilateral este fin de semana con la primera ministra británica, Liz Truss, un encuentro que queda pospuesto hasta el próximo miércoles, cuando se verán en Nueva York durante la Asamblea General de Naciones Unidas.

Debido al funeral de Isabel II, Biden ha tenido que posponer su intervención en la jornada inaugural de la Asamblea General de la ONU del próximo martes, y hablará en su lugar el miércoles. El día en que murió la monarca, el presidente estadounidense acudió a la Embajada del Reino Unido en Washington para firmar el libro de condolencias en honor a Isabel II, a quien recordó como alguien que “definió una era”.

En total, se prevé que asistan más de 500 jefes y exjefes de Gobierno de varios países del mundo. Se trata del mayor evento con mandatarios extranjeros que ha coordinado el Ministerio de Exteriores británico en tiempos modernos, para el cual se ha desplegado un dispositivo de seguridad comparable al de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012.

Es el primer funeral de Estado que se oficia en el siglo XXI en el Reino Unido, que no ha vivido ceremonias similares desde la muerte de Jorge VI, en 1952, y la del primer ministro Winston Churchill, en 1965.

Se habilitarán espacios temporales para que los dignatarios internacionales que lo deseen puedan pasar por Westminster Hall, el majestuoso vestíbulo donde permanecerá el féretro de Isabel II hasta las primeras horas del lunes.