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ASHKELON. Técnicos de la firma israelí Kando extraen muestras de aguas residuales de una boca de inspección cerca de la playa de esta ciudad balnerario.MENAHEM KAHANA / AFP

Coronavirus: Israel ha trasladado su guerra contra la pandemia hasta las alcantarillas

Estudios científicos determinan la presencia del virus en las aguas residuales. En París, Tokio, Ámsterdam y Melbourne estas se analizan

En la ciudad de Ascalón la batalla contra la pandemia de la COVID-19 no tiene fronteras, es por eso que ha puesto en práctica una tecnología que analiza las aguas servidas para  rastrear al virus y prevenir la aparición de nuevos focos infecciosos.

"Cuando la pandemia de COVID-19 apareció quedó claro que podíamos utilizar este sistema (de testeo de aguas residuales) para comprender mejor qué estaba ocurriendo", dice Ari Goldfarb.

Desde muy joven, este surfista ha estado siempre inquieto por el vertido de aguas servidas en el Mediterráneo. De adulto, creó la empresa Kando, la cual ha desarrollado una tecnología para detección de desechos industriales en las alcantarillas de la ciudad costera.

En Ecuador, hasta el momento, se han tomado 135.845 muestras para COVID-19, entre PCR y pruebas rápidas.

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En el marco de un proyecto piloto, su sociedad ha desplegado una red de sensores y reóstatos en los conductos del alcantarillado de Ascalón, ciudad con 130.000 habitantes, ubicada entre Tel Aviv y la Franja de Gaza. El objetivo del vasto operativo es detectar al coronavirus.

Israel, con unos nueve millones de habitantes, ha constatado oficialmente más de 19.100 infectados y 302 fallecidos, una baja tasa de mortalidad en comparación con países de Europa y América.

Pero en los últimos días, tras el desconfinamiento, más de un centenar de escuelas tuvieron que cerrar después de que alumnos y maestros dieran positivo por el coronavirus, lo que hace temer se produzca una "segunda oleada".

BOCAS DE TORMENTA

Desde la aparición de la enfermedad en China, varios estudios científicos han determinado la presencia del virus en las heces, de ahí nació el interés por estudiar las aguas residuales. En París, Tokio, Ámsterdam y Melbourne ya han sido analizadas. Pero, "somos los únicos en poder decir dónde se encuentra (el foco de) la epidemia y su amplitud en la ciudad", afirma Goldfarb.

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BEERSHEBA. La investigadora Karin Yaniv observa los resultados de varias muestras en el departamento de ingeniería biotecnológica de la universidad Ben Gurion.MENAHEM KAHANA / AFP

Los sensores de Kando miden el flujo de aguas servidas, así como la distancia recorrida a través del drenaje, y utilizan algoritmos para decidir cuál es el mejor momento para tomar muestras. Después, se analizan en laboratorios encargados de detectar cualquier rastro del coronavirus, explica el empresario.

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Los resultados del estudio piloto concuerdan con los datos manejados por el ministerio de Salud, añade. Demostraron la amplitud de la circulación del virus e identificaron los focos precisos, como en un hotel urbano en el cual el gobierno había aislado a pacientes afectados por la covid-19.

Los sensores permiten determinar la dirección a seguir en el laberinto de conductos subterráneos para rastrear el foco del virus, prosigue este ingeniero. Y, gracias a casos leves o asintomáticos, la presencia del coronavirus puede ser detectada antes que los primeros casos clínicos confirmados. Este sistema ya fue utilizado con otros virus, como en 2013 para contener una leve epidemia de polio en una ciudad del sur de Israel.

MEJOR GESTIONADO

"Si dispone de un sistema para detectar virus, como el de la COVID-19, puede utilizarse para otros", señala Karin Yaniv, doctora en el Departamento de Ingeniería Biotecnológica de la Universidad Ben Gurion, en Bersheva (sur). En su laboratorio, la investigadora introduce las muestras de aguas residuales en una máquina. La pantalla del ordenador conectado a ésta se ilumina de inmediato, indicando la presencia del coronavirus.

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ASHKELON. Ari Goldfarb, fundador de la firma israelí Kando, posa junto a una boca de inspección utilizada para analizar muestras de aguas residuales.MENAHEM KAHANA / AFP

Pese a la presencia de otras sustancias que complican el trabajo, considera que se trata de la mejor manera de prevenir una epidemia. Más práctica y fácil que testear regularmente a toda la población.

Tras la experiencia de Ascalón, otras ciudades israelíes han manifestado su interés por los servicios de Kando.

Goldfarb espera que su empresa logre impedir una segunda oleada de COVID-19, puesto que las autoridades pueden gestionar la epidemia a nivel local sin tomar medidas drásticas, que provocan grandes pérdidas económicas. "Esto significa que la gente no perderá su empleo, que tendrá un mejor porvenir (...) y que el próximo acceso de contaminación será mejor gestionado", concluyó.