Delincuencia-Guayaquil
Uno de los hechos más recientes tuvo lugar en la avenida Francisco de Orellana y Benjamín Carrión, norte de Guayaquil.Canva

Las medidas que han adoptado los ecuatorianos ante la delincuencia

El alto índice delincuencial en el país obligó a que los ciudadanos modifiquen su cotidianidad para evitar ser víctimas

La delincuencia no le da tregua a Guayaquil. No solo por el repunte significativo que refleja un incremento de más del 160 % en muertes violentas (según datos de la Policía Nacional), sino porque además obligó a los ciudadanos a modificar sus hábitos para no ser víctimas de esta ola de terror que vive la ciudad.

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"Prefiero pedir comida a domicilio a ir a un restaurante", dijo Pablo Xavier Ku en el #DebateExpreso realizado en Twitter este 30 de enero. El hombre, que incluso ha preferido no responder llamadas de números desconocidos, enfatiza en el temor que se ha generado en la ciudadanía. "La llegada y salida del garaje de casa y oficina se ha vuelto todo un operativo", añadió.

Por su parte, Luisa, otra lectora, detalló que antes solía caminar a las 05:00. Sin embargo, por su sector se han registrado varios asaltos a cargo de sujetos en moto y por esa razón ahora opta por salir más tare y ejercitarse menos tiempo.

Dentro de la jurisdicción de la Policía Nacional, la Zona 8, conformada por Guayaquil, Samborondón y Durán, es la que registra la mayor cantidad de asesinatos: 92 de 270 contabilizados hasta el 28 de enero.

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La mayoría de lectores coincidieron en el temor por salir a comer en restaurantes del Puerto Principal. Si bien va de la mano con los constantes asaltos registrados en cámaras de video, es preferible evitar pasar un mal rato y ser víctima colateral de algún hecho violento. 

Este factor incluso es reafirmado por le propio comercio nocturno de Guayaquil. Allan Sánchez, propietario de Carbón Uruguayo, es uno de los perjudicados. Reconoce que en estos meses el comercio siempre es lento, pero ante la consternación colectiva que existe en la ciudad por los robos y asesinatos, se ha complicado aún más el comercio nocturno. 

“Las ventas han bajado y no solo por las restricciones de la pandemia, sino porque el sector de La Garzota se ha vuelto un lugar oscuro e inseguro. Los clientes ya no quieren venir, y lo entiendo. Ahora te matan hasta por dejarte robar, así les des todo te disparan. ¡Es terrible!”, lamentó.