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María Mercedes Cuesta: “Me he jugado mi capital político”

La legisladora dialogó con EXPRESO vía telefónica sobre su ausencia en la votación por la despenalización del aborto por violación.

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Con 65 votos a favor y 59 en contra, no se aprobó la reforma. Hacían falta 70 votos para que esta pase.Archivo / EXPRESO

La ausencia de la asambleísta María Mercedes Cuesta en la votación sobre la despenalización del aborto en casos de violación —realizada en la Asamblea Nacional el 17 de septiembre— la convirtió en tendencia en las redes sociales. Al día siguiente, su apellido fue uno de los trending topics en Twitter.

Muchos criticaron lo sucedido e incluso pidieron a la legisladora que renuncie. Cuesta colgó un comunicado en el que alegó que no estuvo debido a problemas de salud, que está tratando fuera del país. Pero eso no frenó los comentarios. “Fue totalmente irresponsable y faltaron muy pocos votos. Decepcionaste a tus mandantes”, escribió una usuaria.

Desde Miami (EE. UU.), la legisladora conversó con EXPRESO al respecto y aseguró que seguirá luchando por la causa.

¿Seguirá promoviendo la despenalización en casos de violación?

Por supuesto. Las guerras se ganan a punta de batallas y algunas se pierden, otras se ganan. Pero no se puede dejar abandonadas a las niñas y a las mujeres violadas. Esto no se va a terminar aquí. Esta no es solo mi lucha, es la lucha de ellas. No se trata de la despenalización del aborto, se trata de que las mujeres y las niñas que han sido violadas no vayan presas. Yo soy madre y mi primera hija fue mi decisión y no puedo estar favor del aborto de ninguna manera, pero creo también que se puede trabajar en un proyecto integral más adelante y se tiene que trabajar en la despenalización del aborto en casos de violación.

Esta no era su lucha inicialmente, tenía otra visión.

Totalmente, estaba ciega, era un tema tan sensible para mí. He evolucionado mucho desde que entré a la Asamblea. Esto me ha permitido ver, analizar y madurar. Me di cuenta de que no puedo legislar desde mi moral, porque la ética y la religión son algo personal. Este es un país laico y mi ética no es igual a la suya, ni a la del resto. Lo que tengo que hacer es legislar de acuerdo al bien común.

¿Valió la pena este proceso aunque no haya estado presente en el día clave?

Valió la pena. Hubo una visibilización y una sensibilización importantes. Muchas personas cambiaron de perspectiva. Yo no estuve no porque no quise, sino porque lamentablemente se dieron las cosas de esa manera. Tenía este viaje planificado desde hace más de cinco meses, mi boleto lo compré en marzo, y lo sabían los operadores políticos y todas las personas que estábamos conversando, teníamos un chat. Habíamos hablado de las fechas para tratar de coincidir. La votación se iba a dar el 24, pero luego cambió al 18. Éramos varios asambleístas y muchos de los que dieron su palabra, que estaban comprometidos con la causa, se echaron para atrás. Yo no me he echado para atrás, voy a seguir. Esto es una batalla perdida, pero no se ha perdido la guerra. Voy a seguir trabajando en la protección de las niñas y las mujeres violadas, porque desde que yo abrí mi corazón no hay marcha atrás. Ahora es un compromiso personal.

Su discurso se volvió fundamental e incluso inspirador para muchos. Haber hablado de su experiencia personal en la Asamblea y de su cambio de perspectiva fue un punto clave en el debate. ¿No siente que, aunque no se eche para atrás, esto podría significar una derrota personal?

Quizás. Es doloroso que se me crucifique de esa manera, pero es parte de la política y lo asumo. No podía postergar una cita médica porque tengo un problema que se está haciendo recurrente. ¿Cómo puedo seguir luchando si no estoy bien físicamente? Desde hace algún tiempo estoy con la presión alta, tengo el colesterol muy alto y una acumulación de ácido úrico que muchas veces no me permite levantarme de la cama. Tuve dos episodios de la rodilla derecha, a los que ahora se sumaron el codo y la muñeca. Son episodios demasiado dolorosos. Mi reumatólogo me dijo que venga (a Miami) a hacerme exámenes. Gracias al cielo tengo seguro. Y voy a tener que regresar en algún momento para un diagnóstico, que espero poder tener lo más pronto posible, porque los exámenes salieron mal. He tenido dos días y medio de exámenes totales y no podía perder la cita.

Ha recibido muchas críticas en redes sociales.

Soy firme en mis convicciones. Me importa la gente y duele, pero tengo mi conciencia tranquila. Mi familia me apoya, hay mandantes que me apoyan cien por ciento. Creo que cometí una novatada de una principiante en política. No soy falsa, no tengo doble discurso, no soy hipócrita, no soy una politiquera. Hay cosas que uno a veces no mide por eso. No tengo estrategias. Mi salud, que se ha deteriorado bastante en los últimos dos años, es importante para mí. Yo soy sola, no tengo partido; y no tengo esa malicia que tienen otros. No vi venir este tsunami. Para mí ya fue demasiado fuerte abrir mi corazón. Estoy devastada. Desde que abrí mi corazón estoy en tratamiento con mi psicóloga. Ayer tuve terapia con ella por FaceTime, ella ha sido mi pilar.

¿Además del apoyo psicológico, está recibiendo asesoría política para manejar la crisis?

No, porque para eso hay que tener plata y yo vivo de mi sueldo. No tengo partido. Los grandes partidos por lo regular tienen community managers, asesores en manejo de crisis. Pero todas estas cosas hay que analizarlas, hay que prepararse mucho más. De estas cosas uno aprende.

Usted ha dicho que no ha actuado frente a una presión política, pero ¿la recibió en algún momento?

Nunca. Los que sí me presionaron fueron los provida. En las últimas semanas viví una invasión a mi privacidad: me escribieron de números desconocidos a mi celular personal. Me han dicho criminal, me han dicho que recibo dinero de Planned Parenthood. Son calumnias, porque eso tienen que probarlo. Yo podría demandarlos y ganar. Pero confío en que todo cae por su propio peso. Ayer leí un mensaje que decía “ojalá te violen otra vez”. Dios los perdone. No voy a leer más redes sociales, lo único que he hecho es luchar por esto. Si mi voto hubiera sido decisivo, iría a pedir perdón de rodillas. Pero no fui yo, otros asambleístas sí con cálculos políticos, no votaron estando convencidos de que era lo justo. Porque no querían recibir el rechazo de su gente. Yo no. Yo me he jugado mi capital político.

¿Por qué no envió a su alterno?

No tengo ningún tipo de comunicación con mi alterno. Mi alterno fue la persona que se unió con los correístas para dizque luchar por la justicia y sacar a Ana Galarza, se reunió con Rhonny Aleaga. Yo no puedo confiar en mi alterno. Lo conozco de hola y chao. Después de haberlo visto reunido con este señor, ¿qué tipo de confianza puedo llegar a tener yo con él para decirle y asegurarme de que él va a votar favor de las niñas y de las mujeres violadas? ¿Y si votaba en contra? Ahí no podía responder. Yo respondo por mí y si fue un error, pido perdón al Ecuador entero. No sabía que la votación se iba a dar el 18, lo supe unos días antes.

¿Cree ahora que debió comunicarlo antes de la votación?

Con el grupo que teníamos hicimos un mapeo y teníamos 73 votos, de los cuales algunos se cayeron ese día. Estábamos prácticamente convencidos. La votación debió darse antes de la vacancia legislativa. Pero no puedo culpar a nadie, yo respondo por mis actos y no hay que llorar sobre la leche derramada, hay que seguir trabajando. Si tengo que pedir perdón, lo pido. No soy una mujer soberbia.