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Instantáneas coronavíricas: Cuánto dolor cabe en una sesión

Los legisladores con carné de discapacidad exhibieron sin pudor todas sus dolencias. La Comisión de Salud de la Asamblea Nacional los investiga. 

Fabricio Villamar habla ante la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional
Comparecencia. Fabricio Villamar dice a la Comisión que no dirá nada.EXPRESO

Desfile de legisladores discapacitados en la Comisión de Salud de la Asamblea. Se los ha llamado para que expliquen ante sus pares de qué manera obtuvieron su carné del Conadis y cómo lo justifican, delicado asunto que transita al borde de la violación del derecho a la intimidad. ¿Hay que pedirles que ventilen los detalles de su condición médica? ¿Cuál es el límite del interés público en este caso? William Garzón, presidente de la Comisión, se maneja con pinzas. Desde el principio deja claro que a nadie se le pide compartir información privada. Los implicados, sin embargo...

Los implicados han llegado con un espíritu exhibicionista digno de ‘reality show’. No hace falta que se les pregunte nada para que ellos expongan sin rubor sus intimidades, despachen sus fichas médicas con pelos y señales y hasta lleguen a proyectar, como hizo Marcia Arregui, la imagen radiológica de sus vísceras a plena pantalla. Israel Cruz habla de la evolución de su cáncer, de las distintas operaciones a las que se sometió y de las secuelas que dejaron en su cuerpo. Arregui pone a rodar el video de su corazón latiente (que ella clasifica como “un miembro del cuerpo”) y no tiene empacho en hacer pública una conversación grabada de sus médicos, que lamentan el empeoramiento de su condición por falta de cuidado. “Ella fumaba, ella tomaba”, dice uno de ellos. “Bueno, está viva entonces de suerte”, concluye el otro. Poco a poco la sesión se convierte, sin el menor sentido del pudor por parte de sus protagonistas, en una gran feria del dolor humano.

Asambleísta Fabricio Villamar

Fabricio Villamar no respondió sobre el carné de discapacidad

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Tampoco Javier Vaca, esposo de Elizabeth Cabezas, escatima detalles truculentos (y no solicitados) sobre el accidente que sufrió hace más de 30 años y los traumas físicos que le produjo. Cuenta cómo le quedaron la rodilla, el tobillo, el músculo tal, el nervio cual… Pero en cuanto a los dos carros de lujo que se le acusa haber importado con los beneficios del carné (uno de ellos, un Mercedes Benz 4x4), de eso no dijo nada. ¿Tienen esos vehículos adaptaciones especiales para su condición médica? Silencio. Ni una palabra. Prefiere hablar de los periodistas que lo descubrieron, esos malditos. Y exige reparación.

Sólo Fabricio Villamar se comporta de manera discreta en este mercado. Ha decidido hacer uso de su derecho de responder por escrito a las inquietudes de la Comisión y asiste a la sesión nomás que para decir eso. Por no hablar, ni siquiera se decide a echar un ojo a su carné para contarles la fecha de emisión. El presidente Garzón lo acusa de falta de colaboración.

Villamar aparte, la comparecencia de los asambleístas parece un concurso de a-quién-le-duele-más. En medio del despliegue de síntomas y dolencias resulta extraño que no se mencione siquiera el tema de los porcentajes de discapacidad asignados a las víctimas. Arregui tiene el 56 por ciento; Villamar, el 51; Vaca, el 55; Cruz, el 64. Un púdico velo de silencio tiende la Comisión de Salud sobre esas cifras. Es la única muestra de pudor de una sesión, por lo demás, casi obscena.

“Es uno de los peores diagnósticos de salud que puede tener un ser humano”, exagera Arregui con voz temblorosa, hablando de su dolencia cardíaca bastante más leve que un infarto. Y Cruz se jacta de haber trabajado incansablemente por su provincia pese a estar así de enfermo: “El declarar la fiesta intangible del 6 de enero, Rey de Reyes; el declarar la medalla de oro de Pedro Vicente Maldonado; el declarar el club más antiguo del Ecuador al Olmedo de Riobamba…”. Su enumeración de logros es envidiable.

Al presidente Garzón todo esto le conmueve. Se solidariza con sus compañeros del carné y dice entender “la agresión de que hemos sido objeto”. Dice “mala intención”. Dice “solidaridad”. Los demás asienten en silencio. Así se autodepura la Asamblea Nacional.

Andrea Samaniego, de Teleamazonas, entrevista a Fabricio Villamar

Instantáneas coronavíricas: No es discapacidad, es angurria

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