La esperanza de encontrar justicia se disipa en medio de la espera. El caso de Brenda (nombre protegido) ha emprendido varias instancias legales desde 2018, cuando denunció ante la Corte Provincial de Manabí que Darwin José Cedeño Saltos, Rolando Fabricio Zambrano Torres y Ronald Leonardo Ramírez Demera abusaron física y sexualmente de ella en una reunión en la que, según su testimonio, fue drogada.

La última acción emprendida por Brenda y su defensa fue llevar su caso hasta la Corte Nacional de Justicia con un recurso de casación, para pedir que se evalúe la sentencia dictada por un tribunal de justicia de Manabí que revocó la condena de 29 años de prisión por el delito de violación con agravantes que se otorgó, en primera instancia, a los tres acusados.

Sin embargo, sus intentos por encontrar una respuesta se han tropezado en varias ocasiones con las vicisitudes de uno de los acusados, los abogados defensores y uno de los juristas del tribunal. Al punto de cancelar la audiencia de casación en tres ocasiones distintas. Incluso, cuando se logró instalar en un cuarto intento la audiencia, el pasado 2 de marzo de 2022, su dictamen quedó suspendido por la calamidad de uno de los jueces del tribunal.

Es decir, ni el cuarto intento de una audiencia ha logrado dar una respuesta a Brenda y a su larga lucha por encontrar justicia.

Ante esto, la asambleísta y miembro de la Comisión de Justicia y Estructura del Estado, Sofía Espín Reyes, asegura que se ha solicitado un informe de estos retrasos “excesivos” y “extraños” al presidente del Consejo Nacional de la Judicatura para evaluar el proceso del recurso de casación impuesto por Brenda.

Espín sostiene que “no es posible que esto suceda pese a que existen todas las pruebas que evidencia que sí existió el abuso”.

Para la presidenta de la fundación Desafíos y promotora de los derechos humanos, Virginia Gómez de la Torre, el sistema judicial del país está diseñado para la “impunidad” y la "revictimización" de quienes denuncian abuso sexual. “El sistema está diseñado para que la víctima demuestre que es verdad lo que dice, y no para que el acusado de violación sea investigado y castigado. Aquí el que tiene más dinero para pagar la impunidad, gana”.

Mientras el magistrado se recupera de la calamidad reportada hace más de un mes, Brenda sigue a la espera de que el tribunal que él integra evalúe su caso y determine si la sentencia que declaró inocente a los procesados estuvo o no errada, o si se cometió alguna falta dentro del proceso. Paralelo a esto, Brenda vive día a día intentando retomar su vida. Aunque, según las declaraciones de su mejor amiga, Jamile, es una tarea compleja debido a las constantes crisis de depresión que sufre.