Arte. Héctor Ramírez cuenta con una trayectoria de más de 40 años. La muestra recoge obras de varias épocas.

Hector Ramirez, un abstraccionista puro

Historia. Ramírez nació en 1953. Durante catorce años residió y pintó en Bogotá, Colombia. Luego se trasladó a Barcelona, España. Regresó al país definitivamente en 1992.

Tres años después de su última exposición en el Puerto Principal, el pintor Héctor Ramírez regresa a la urbe con ‘Distinción’, una muestra que, a manera de recopilación, recoge varias épocas de la trayectoria del creador.

En su casa taller, un espacio lleno de acogedores muebles de madera y libros, con un cálido olor a café, el maestro, que se radicó en Playas hace más de veinte años, habló con este Diario acerca de la muestra y sobre su determinación por continuar dominando la técnica de la abstracción, en la que ha concentrado sus esfuerzos.

“Esta exposición tiene pequeñas épocas, y también hay obras figurativas, bodegones, etc. y variantes de la temática abstracta. Como todo joven, empecé en lo figurativo, y eso también lo resalto, pero soy sobre todo un abstractista”.

Ramírez indicó que una de las principales dificultades de esta técnica es “no repetirse” y para ello planifica sus obras durante varias semanas. “La gente suele creer que el arte abstracto es cuestión de poner un par de colores y listo, pero es necesario ser cuidadoso con el color, con el espacio. Yo trabajo desde las emociones y las gestualidades, nunca son iguales unas a otras”, explicó.

Sin embargo, exponer en el Puerto Principal es para el artista una experiencia agridulce, pues si bien le permite reconectarse con amigos y amantes del arte, también le deja claro las falencias de la ciudad hacia los creadores.

“Guayaquil es una ciudad que se ha quedado sin galerías... donde no se educa a sus habitantes para apreciar el arte. La diferencia es abismal con otras ciudades del mundo que tienen la misma cantidad de habitantes”, comentó molesto.

Añadió que para revitalizar este sector se necesitan apoyos e incentivos estatales, que, considera, fueron mínimos durante el último gobierno. “Un pintor debe poder vivir de su pintura”, sentenció.