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Panorama. En Guayaquil, decenas de personas buscan medicinas que no encuentran en los hospitales.JUAN FAUSTOS

“He gastado más de 10.000 dólares por comprarle medicinas a revendedores”

Familiares de pacientes viven todos los días un calvario para conseguir medicamentos que no hay en los hospitales de distintas ciudades del país

Dolor, desesperación e impotencia es lo que sienten familiares de pacientes que están o han estado internados en distintos hospitales del país y que en las últimas semanas han tenido que salir a buscar urgentemente medicinas para tratar la COVID-19 porque no hay en las casas de salud.

Ese sentimiento se agudiza cuando en las distribuidoras y farmacias a las que los envían tampoco hay los medicamentos que necesitan y deben acudir, tal como lo contó ayer EXPRESO, a revendedores que les duplican y hasta triplican el precio.

Ese es el caso de Ramón Macías, manabita que reside por trabajo en Guayaquil, quien tuvo que ver morir a su madre hace una semana tras pasar casi tres días buscando ampollas de Actemra en Manabí, Guayas y Pichincha. Y cuando consiguió adquirir cuatro de ellas, en el hospital de Manta, donde ella estaba internada, le dijeron que la situación había empeorado y que ya no podían administrarle el medicamento.

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“Entre tantos contactos conseguí a una chica en Quito. Me las vendieron en 480 cada una, igual estaba con sobreprecio, pero no como lo vendían en otros lados. Nos dieron las 4 ampollas en una hielera, les dije que me las entregaran rápido porque ella estaba empeorando. Transferí 1.800 dólares y cuando llegaron las ampollas a Manta a las 2 de la tarde (del sábado) ya no se las pude poner a mi mamá porque era muy tarde”, cuenta en una entrevista con este Diario. El domingo en la madrugada su madre falleció en el hospital.

Pero hay más. Lo que a Ramón más le pesa es que cuando quiso vender las ampollas, tras la muerte de su madre, se dio cuenta que no le habían vendido las dosis de 200 ml que había pedido, sino que le habían dado unas de 80 ml. “Imagínense donde mamá sí hubiera podido ponerse la ampolla, ¿qué hubiera pasado? Yo no sé qué hubiera hecho”.

“Tengo un resentimiento hacia el sistema porque si se hubiera empezado a vacunar a nuestros abuelos hace un mes atrás, capaz que tendría aún a mi mamá”, lamenta.

En la familia de Carla de la Torre vivieron una situación parecida. La mamá de su cuñada falleció justo cuando, tras una semana de búsqueda, lograron conseguir las ampollas. Murió en el hospital Teodoro Maldonado Carbo del IESS, en Guayaquil, donde al principio se negaron a recibirla porque, según la enfermera que la atendió, "ya no tenía pulso".

“Conseguí el número del señor que me dijo que trabajaba en una farmacia, pero dudamos porque nos pidió los 2.000 dólares por cuatro ampollas de una sola. Teníamos miedo de que nos estafe. Al final lo depositamos y al siguiente día nos envió la medicina, pero ella no lo logró”, cuenta. Hace una semana se enfermó su tío y ahora le piden 950 dólares por dosis.

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Mario, otra de las personas que busca desesperadamente medicinas en redes sociales, asegura que desde que su madre está internada en un hospital del IESS de una provincia de la costa, hace un mes, ha gastado más de 10.000 dólares en medicamentos que ha comprado a revendedores. Aunque dice sentirse muy perjudicado pide que no se revele su nombre ni su ubicación por miedo a represalias contra su mamá que aún sigue luchando por su vida en esa casa de salud.

"Gracias a Dios el día que entró mi mamá, recién reventó la otra ola de infectados, con suerte conseguí las últimas cinco Actemra en farmacia en 310 dólares y luego ya nadie lo podía conseguir. Luego me han pedido Midazolam, unas 14, 16, 18 diarias; Fentanilo, 10, 12 diarias y Rocuronio", cuenta. La mayoría lo ha conseguido en el mercado negro, pese a las autoridades aseguran que los centros de salud están abastecidos.

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Mario asegura que ha hecho hasta bingos para recolectar el dinero que necesita para comprar las medicinas para su madre y que, como ni los doctores tienen idea de cuánto más puede estar internada, la próxima semana hará un préstamo a un banco para poder costear los productos. "Las personas han sido buenas con mi mamá, pero ya se nos acabó todo. Hasta los fondos de cesantía de mi padrastro hemos tenido que utilizar".

  • TAMPOCO HAY MEDICINAS PARA OTRAS ENFERMEDADES

La escasez de medicinas e insumos médicos en hospitales no se da solo cuando se trata de la COVID-19. Fabián Chiliquinga es diabético y hace un mes y medio fue por insulina a un hospital de la capital y le dijeron que no había, que debía comprar por su cuenta.

"Yo uso dos tipos de insulina la rápida que está a 18 dólares y la normal, que está a 17. El problema es que la insulina rápida no la conseguí enseguida, la encontré después de 15 días", relata. 

Chiliquinga señala que esa demora afecta a su salud pues con la glucosa alta "no se puede rendir al cien por ciento. Te da más sueño, sientes más cansancio, tienes pesadez". Dice que la escasez en hospitales se registra ya desde hace seis meses. "Antes entregaban hasta jeringuillas, ahora no, ahora tengo que comprarlas afuera".