Retorno. El operativo de repatriación de los ecuatorianos de Ucrania es todo un éxito. El segundo avión llegó ayer sábado. Son 449 que están ya en el país.
Retorno. El operativo de repatriación de los ecuatorianos de Ucrania es todo un éxito. El segundo avión llegó ayer sábado. Son 449 que están ya en el país.Gustavo Guamán

No hay tragedia sin campaña sucia

Desde el primer momento, el correísmo apostó por el fracaso del plan de repatriación de ecuatorianos desde Ucrania

Nada que hacer: se coló. En el aeropuerto Mariscal Sucre de Quito, entre los familiares de los 248 ecuatorianos residentes en Ucrania que se embarcaron en el primer vuelo de evacuación organizado por el gobierno, la correísta Esther Cuesta, asambleísta por Europa, busca protagonismo a toda costa. 

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Hasta el canciller Juan Carlos Holguín, que se ha partido el lomo desde el primer día para traer a los compatriotas de vuelta y bien podría, con justo derecho, presentarse ahí para darles la bienvenida, subir a la tarima y pronunciar un discurso, sacar pechito y recibir el crédito que le corresponde, hasta él tuvo la delicadeza de dejar solos a los padres con sus hijos. Al fin y al cabo, esto es una tragedia y sería una ruindad sacar provecho político de ella.

Cuesta, en cambio, con la anestesia moral propia de su partido, se hace notar entre los padres y hermanos de los repatriados, filma un video para brillar en redes sociales, denuncia, se indigna, se declara vigilante. “¡Sabemos que se quedaron 85 compatriotas en el aeropuerto de Varsovia que no-pu-die-ron-em-bar-car!”, martillea cada sílaba como para subrayar lo inconcebible. Y concluye: “esto no termina aquí, esto es solamente el inicio, cuenten con la bancada UNES, seguiremos haciendo la fiscalización y el control político de lo que sucede en esta crisis humanitaria”.

Es la nueva calentura que recorre las filas del correísmo y sus aliados, a punto de tomar por asalto el control de la Asamblea Nacional: amenazar con juicio político al funcionario quizá más eficiente del gobierno. 

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Primero como embajador itinerante a cargo de la negociación internacional de las vacunas contra la COVID-19 y ahora como canciller empeñado en la repatriación de 800 ecuatorianos desde un país en guerra, Juan Carlos Holguín ha demostrado una responsabilidad pública que la bancada correísta es incapaz de valorar porque simplemente no la conoce. 

Si algo se le puede reprochar es no haber anticipado los hechos y preparado el protocolo de evacuación antes de que arrancara la invasión rusa de Ucrania, cuando los primeros diplomáticos empezaron a abandonar Kiev

Sin embargo, Holguín suplió esa falta de previsión con trabajo duro y recuperó el tiempo perdido: en el día sexto de la invasión, pudo anunciar que casi 700 de esos 800 ecuatorianos se encontraban ya fuera de Ucrania. Hasta ayer, sábado, 449 de ellos habrán llegado al Ecuador.

Este éxito desmintió de manera contundente la campaña sucia del correísmo, que empezó temprano (el segundo día de la invasión), movilizó a sus militantes en Europa e involucró al más aborrecible de sus trolls, la señora Ebi Camacho, en lo que pareció ser un abierto y sostenido intento de boicotear el operativo de evacuación organizado por el gobierno.

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Camacho bombardeó a los estudiantes ecuatorianos en Ucrania con mensajes diseñados para hacerles dudar de la conveniencia de abandonar sus universidades: una actividad de la que el correísmo, a través de alguno de sus periodistas asalariados, quiso tomar distancia, pero que no se explica sin la logística que sólo una organización extraterritorial como la suya puede proporcionar. Camacho no actuó por cuenta propia y su boicot a los planes de evacuación es el rostro más canalla de esta crisis.

El primer video de la campaña sucia lo difundió, el 26 de febrero, el medio digital correísta Kolectivoz: en él, dos supuestas estudiantes ecuatorianas en Ucrania cuentan su experiencia, cargando sospechosamente las tintas no en la guerra que las rodea, de la que no dicen media palabra, sino en el abandono de un gobierno del que parecen esperarlo todo: “Queremos informarles ahí en Ecuador de que dejen de estar pensando de que nos van a ayudar, no se mueven en nada, ninguna Cancillería”.

 Con ese video de fondo escribió Rafael Correa su tuit famoso por lo desubicado, en el que se siente autorizado a impartir órdenes al canciller como si estuviera en los tiempos de Ruga la tortuga: tome el avión presidencial y vaya a hacer centro de operaciones en Varsovia, le dice. “Pero... ¡Muévase!”. La respuesta de Holguín fue lo que en España se llama ‘zasca’ y en Ecuador, ‘tapabocas’: el vicecanciller ya está allá, le dijo; viajó en vuelo comercial.

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El último video muestra a un estudiante pontificando furioso en un aeropuerto europeo, se entiende que el de Varsovia. Parece ser uno de los 85 que la Cancillería decidió dejar 24 horas más en esa ciudad para repatriar al día siguiente, en el segundo avión en lugar de en el primero. 

El joven habla como si no hubiera una guerra en curso, o peor: como si la hubiera y todo el mundo (incluyendo el Estado ecuatoriano, al que no está dispuesto a perdonar el menor inconveniente) tuviera que sacrificar algo menos él. 

Para empezar, el gobierno está en la obligación de garantizarle un viaje cómodo y fluido. Y como la cosa ha estado más bien accidentada, como suele suceder en las guerras, protesta a gritos. Muy funcional para los planes correístas.

 “La inoperancia de la Cancillería supera todo límite”, tuiteó con el video respectivo el asambleísta Gustavo Mateus. “¡Por esto y muchas cosas más ya amerita juicio político al canciller!”, reclamó el exlegislador y chulquero confeso Mario Melo. Y Esther Cuesta puso el grito en el cielo lamentando la suerte de los 85 ecuatorianos que “no-pu-die-ron-em-bar-car”. El propio canciller había grabado un video para explicar la decisión de dejarlos pero los correístas siguieron, durante dos días, atribuyéndolo a errores y mala organización.

 Alharacas, aspavientos, deshonestidad intelectual. Intentos de boicot que deberían ser investigados. Oportunismo puro y duro. Obsceno aprovechamiento político de una tragedia como no se ha visto en el Ecuador desde... Bueno, desde hace un mes, cuando los mismos personajes se dejaron ver por el aluvión de La Gasca y La Comuna.