La mañana de este martes, la coronel Irany Ramírez se presentó en la Escuela Superior de Policía Alberto Enríquez Gallo, de Pusuquí.

En ese centro de formación de oficiales de la Policía, el pasado 11 de septiembre, se perdió el rastro de la abogada María Belén Bernal, esposa del teniente e instructor de cadetes Germán Cáceres. Ella sigue desaparecida y él prófugo con 20.000 dólares de recompensa por pistas de su paradero.

“Estoy recibiendo la dirección en su parte administrativa, académica y de instrucción”, señaló Ramírez a EXPRESO. La oficial, quien lleva ya casi 30 años en las filas, que tiene experiencia y formación en educación, reconoce que el reto es enorme. Pero “lo asumo con mucha responsabilidad y a la vez humildad”, dijo.

Su tarea no será nada fácil porque “el problema de la Escuela Superior de Policía Alberto Enríquez Gallo no es de género, es de estructura”, señala el general (sp) Fabián Solano de la Sala, quien fue inspector general de la institución.

Ramírez no es la primera directora de ese centro. Antes estuvieron otras tres oficiales superiores. “He sido designada por la superioridad para venir a fortalecer el proceso de orientación de formación de oficiales”, afirma. El general Solano agrega que el problema también pasa por la dirección del sistema educativo y opina que “los oficiales escogidos deben tener un perfil de excelencia”. Ellos, en 32 años, serán los nuevos generales.

Aún ni se ha solucionado el caso de María Belén Bernal y a la Policía le tocó salir a reconocer que otro de sus miembros se había visto inmerso en otro caso. Esta vez en Vinces, provincia de Los Ríos, en donde un agente en aparente estado de embriaguez agredió a su pareja.

Desde fuera, la penalista Paulina Araujo tiene su apreciación sobre la designación de una mujer al frente de la Escuela en la que presuntamente se pudo haber concretado un posible femicidio.

Ella reivindica ese hecho. “Sí me alivia saber que hay una mujer a cargo no solo en la Escuela de Policía sino en la Educación, soy mujer docente, somos más responsables, más humanas y estrictas, nos gusta que se mantenga la disciplina y enseñamos el respeto a los demás”, señala.

Considera que ese aspecto puede darle un giro interesante porque va a romper el estigma que las mujeres no pueden liderar instituciones.

Sin conocer en profundidad cómo ha sido el desempeño de Ramírez en sus funciones como oficial, Araujo opina que “a ella le están entregando una bomba, la están lanzando a solucionar el problema”.

Para la jurista, es clarísimo que en el caso hay un delito por omisión de denuncia tipificado en el artículo 276 del Código Orgánico Integral Penal (COIP). Explica la razón. Si es que las versiones recibidas en el caso son ciertas y la madrugada del 11 de septiembre han escuchado gritos y golpes, alguien tenía que poner en conocimiento de la Fiscalía, no del coronel. Araujo cree que a la nueva directora le va a tocar preguntar primero ¿qué pasó? y luego constatar, investigar todo lo ocurrido y poner orden.

La abogada recuerda que la legítima defensa le asiste a cualquier ciudadano en el caso de presenciar agresiones, pero “hay un órgano en el Estado que tiene el deber de socorro y ese es la Policía, si es que ella llega a saber que esta gente oía que gritaban que pedían socorro y no hizo nada, ahí hay omisiones que son punibles”.

Aunque Araujo también reconoce que el mero hecho que sea mujer tampoco es garantía de que haga un buen rol porque mujeres malas también hay, porque la maldad, las ideas de jerarquización no son propias del género masculino.

El ministro del Interior, Patricio Carrillo, está consciente de que lo ocurrido con Germán Cáceres debe llevar a la institución a trabajar más en la salud mental porque ahí no debe vivirse violencia, ahí deben estar los mejores.

El funcionario admite que hay que hacer una reingeniería y eso es indiscutible. Mencionó que han iniciado cambios en la Policía, algunos no se perciben. Por ejemplo, citó que en el último llamamiento para policías se recibirá aspirantes de hasta 38 años que sean profesionales. Antes, la edad máxima era bachilleres de hasta 24 años. “El impacto va a ser fuerte porque es gente más madura, mejor formada”, dice.

El detalle

Cargo. Una de las asignaciones que cumplió la coronel Irany Ramírez fue como edecana de la exministra del Gobierno María Paula Romo.